COR logo

Cordigital

Cordigital

Domingo, 18 Diciembre 2022 19:31

Ante la destitución de Pedro Castillo

Publicado el 11 de diciembre de 2022 en TRCI.

El miércoles 7 de diciembre, el Congreso de Perú destituyó a Pedro Castillo después de que ese mismo día por la mañana, en un discurso para la República, planteara disolver el Parlamento, llamar a nuevas elecciones constituyentes y el toque de queda. Con estas medidas definió que estaban en un estado de excepción por la situación política reinante. Luego de los anuncios, el Congreso desoyó las órdenes del ejecutivo y se reunió para intentar, por tercera vez, la destitución del presidente. Esta vez pudo juntar los votos necesarios, debido a que hasta los legisladores que respondían a Castillo votaron por su vacancia. Así, con 101 votos afirmativos, 6 negativos y 10 abstenciones, fue apartado de su cargo por “incapacidad moral” y por “golpista”.  Ese mismo Congreso definió como línea sucesoria a la vicepresidenta de Castillo, Dina Boluarte, quien asumió el cargo de presidenta.

Los días anteriores a estos hechos Pedro Castillo había buscado apoyo en la OEA, organismo que, se sabe, está al servicio del imperialismo norteamericano y que tiene una larga historia de intervención en la región, el ejemplo más reciente ha sido su rol desestabilizador en Bolivia. Este organismo planteó que, ante la situación de parálisis del gobierno y su enfrentamiento con la oposición burguesa, debían llegar a una tregua de 100 días para ordenar la situación política, es decir, permitir que hubiera una transición ordenada, ya que el gobierno de Castillo no tenía futuro. Y, de hecho, a los pocos días de que se retiraran los funcionarios de la OEA que habían ida a mediar, el presidente fue obligado a dejar su cargo.

Esta situación demuestra hasta dónde se había alejado Castillo de sus promesas electorales y cómo encontraba aliados en los restos del fujimorismo para que fueran parte de su gobierno, así como encaró un curso de mayor sumisión al imperialismo. Estaba completamente aislado, sin apoyo político de ningún sector, ni de las fuerzas armadas y menos de los sectores de la clase obrera y campesina que habían creído en su gobierno. Ese escenario de soledad se vio cuando, después de plantear la disolución del Congreso, pidió asilo político en la embajada de México, donde no pudo llegar porque fue arrestado y puesto en prisión por 7 días, hasta que definan su situación procesal.

En la noche del miércoles se produjeron algunas movilizaciones y otras más masivas al otro día, que fueron reprimidas. Éstas no fueron para apoyar a Castillo, sino más bien para defenderse del avance de las alas más reaccionarias de las fracciones burguesas y pequeñoburguesas que manejan el Congreso y responden en gran parte a la burguesía ligada a las mineras y al imperialismo.

Perú viene de una crisis política muy importante desde hace varios años, expresión de la crisis de los que se denominó el régimen “fujimorista”, instaurado por el Alberto Fujimori en el ’93. El bonapartismo pequeño burgués, característico de gran parte de las formas de dominación de las semicolonias, desarrolla regímenes inestables y esta inestabilidad se acelera aun más por la gran penetración imperialista, lo que descompone aún más las instituciones burguesas y el semi Estado.

Es muy importante tener en cuenta esta característica en su desarrollo histórico para entender la dinámica de clases en una semicolonia. La crisis histórica de una burguesía, que no puede ser independiente por su relación con el imperialismo y que, a la vez, debe lidiar con el proletariado y sectores de la pequeña burguesía democrática, le impide ya no solo realizar las tareas históricas de la burguesía, sino llevar adelante las tareas bonapartistas de supervivencia como clase amparadas en el semi Estado. El bonapartismo sui generis, que es la forma de dominación en las semicolonias, como una forma de poder estatal especial, en su descomposición, arrastra a las burguesías autóctonas o sub burguesías a una crisis política en su dominación y su relación con las masas.  

Cuando se desarrollen estas crisis, producto de diferencias en fracciones de clases enemigas y que utilizan las instituciones burguesas para dirimir sus conflictos de intereses, es central que los trabajadores actuemos de una forma independiente a estas manifestaciones de descomposición de los semi Estados.

Tenemos que intervenir con una política independiente para atacar las bases del régimen burgués, que está en la producción. El conflicto tiene que comenzar en las fábricas y después ir a las calles, debemos parar las grandes mineras y llamar a un paro general y así estaremos en condiciones de enfrentar y destruir el semi Estado peruano, que se asienta en la superexplotación de los recursos naturales y de nuestras vidas. Atacar a los grandes grupos mineros es atacar al imperialismo y, de esa forma, atacamos a sus agentes como son los legisladores del Congreso, la burocracia sindical y el empresariado local.

Debemos reunir nuestras fuerzas en la necesidad de formar una dirección revolucionaria organizada en partido. Nos solidarizamos con toda movilización que exprese el descontento a la situación actual, pero sin una dirección consciente a la cabeza esas movilizaciones terminarán, casi indefectiblemente, siendo cooptadas por el semi Estado y sus desvíos electorales o constituyentes, como ocurrió en Chile.

Los semi Estados en Latinoamérica no son Estados en formación, sino en descomposición, por eso el eterno llamado de las corrientes que se reivindican de izquierda, ante crisis políticas, a una Asamblea constituyente es una concesión a la pequeña burguesía democrática. No hace más generar confusión entre los trabajadores sobre cuáles son nuestras tareas, en la necesidad de que sea nuestra clase la que dirija a esos sectores de la pequeña burguesía.

Desde la TRCI somos conscientes de que no existe una salida “para Perú”, sino que el conjunto del proletariado latinoamericano debe unir sus fuerzas en la lucha para expulsar al imperialismo de la región y sus gobiernos títeres, por más que se disfracen de progres, e instaurar la Federación de Repúblicas Socialistas de América, en unidad con el proletariado de América del Norte.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

Miércoles, 07 Diciembre 2022 22:28

La sentencia a Cristina

El día 6 de diciembre por la tarde se conoció la sentencia de la causa Vialidad, por las obras públicas en la provincia de Santa Cruz en el período de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015). Cristina fue condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Lázaro Báez fue condenado a 6 años de prisión y Julio de Vido fue absuelto, entre otros imputados. La sentencia no es firme y las partes pueden apelar en distintas instancias, por lo que van a pasar varios años hasta que se efectivice o se modifique el fallo.

Después de que se hiciera púbico el fallo, Cristina salió a hablar y a denunciar a la Justicia y a la oposición burguesa. Planteó que son “una mafia y un Estado paralelo”. Mostró chats y audios entre funcionarios de Larreta, algunos funcionarios de Alberto, jueces nacionales, fiscales y ex SIDE. Todos ellos viajaron juntos a Lago Escondido, en Bariloche, invitados por los CEOs de Clarín. Así, intentó demostrar el funcionamiento de este supuesto Estado paralelo y la manera en que éste toma las decisiones y tratar de que se vea que no es solo ella la mala de la película. Además, anunció que no va a ser candidata en el 2023, abriendo un nuevo escenario político dentro del Frente de Todos en relación a los futuros candidatos. Aunque no podemos descartar que este renunciamiento sea otra puesta en escena para un eventual operativo clamor que pida por su candidatura.

Quiebre del Pacto de Olivos

El fallo y todo lo que mostró el juicio y el sinfín de operaciones de los servicios secretos, como esta última filtración del “viaje de egresados” de funcionarios y el grupo Clarín, profundiza la crisis política y demuestra el nivel de aceleración de la descomposición del semi Estado burgués, de sus instituciones, sus partidos y de la dirección política de las distintas fracciones burguesas y pequeño burguesas. Todo esto torna aún más inestable al régimen burgués en su relación con las masas y el imperialismo.

Es muy probable que estemos asistiendo al quiebre total del Pacto de Olivos y la Constitución de ‘94, ya que han fracasado en todos los intentos de reformar el semi Estado como forma de dominación a las masas. En el 2001, ese pacto se rompió en las calles y lograron recomponerlo parcialmente con la llegada al gobierno de los K, pero la crisis terminal del radicalismo y la descomposición histórica del peronismo han hecho que los actores que firmaron y garantizaron el pacto estén en una crisis terminal. Además, han aparecido nuevas fracciones políticas reaccionarias que buscan otro tipo de acuerdo o pacto para los tiempos de crisis que estamos atravesando.

Inestabilidad regional

Al momento de escribir esta nota el Congreso de Perú destituía a Pedro Castillo por ser incompatible con el cargo. En Brasil ganó Lula después de que la gran burguesía y el imperialismo lo rehabilitaran como candidato para ser contención de procesos más agudos de lucha de clases. Allí, con otros ritmo y tiempos, también asistimos a una crisis de lo que se denominó la Nueva República expresada en la reforma de la Constitución en el ‘88. Es decir, estamos en un escenario de crisis de los proyectos burgueses y de descomposición de los bonapartismos sui generis, en medio de una crisis mundial y una guerra.

Una posición de clase

Lo que debemos debatir al interior de nuestra clase es cuáles son las tareas que debemos tomar para enfrentar de forma revolucionaria esta crisis. En el caso del fallo a Cristina debemos ser claros en que se trata de una pelea entre distintas fracciones burguesas, que se dirime en la justicia burguesa, por lo que el resultado no nos interesa, ni nos incumbe. Solo nos importa denunciar cómo funcionan las instituciones de un Estado burgués y su contenido de clase.

La burocracia sindical, mientras se niega a pelear por el salario y las condiciones de trabajo y se dedica a entregarnos en los acuerdos paritarios, se volcó de lleno a participar en esta pelea de patrones. El caso más extremo son los alcahuetes de la conducción de ATE, tanto verde blancos como verdes, y las CTAs, que salieron a marchar por su jefa. En manos de estos rastreros, los sindicatos, en vez de  ser herramientas de lucha de los trabajadores, pasan a ser herramientas de políticos burgueses. No podemos permitir esto. Más que nunca hay que echarlos de nuestras organizaciones y recuperar los gremios para pelear por los verdaderos intereses de la clase obrera.

Un sector de la izquierda salió a defender el derecho democrático a que las masas puedan votar al candidato que quieran, defendiendo que Cristina pueda ser candidata, ya que el fallo la inhabilita (la sentencia no está firme, por lo que no está inhabilitada). También sostuvieron esta increíble posición en Brasil con Lula. La democracia burguesa está basada en la dominación de clase de la burguesía, por lo que el verso de que somos todos iguales y que incluso tenemos el mismo derecho a ser candidatos a cargos públicos, es solo una falacia que sostiene la desigualdad entre las clases poseedoras y la trabajadora. En un Estado burgués no existe el derecho democrático a que cualquiera se presente a elecciones. Es tan obvio lo que escribimos acá, que solo se explica esta posición por el nivel de adaptación a la democracia pequeñoburguesa semicolonial de estas corrientes. No es nuestro Estado y jamás los revolucionarios definimos que las relaciones de fuerza se expresan en las instituciones burguesas. Para nosotros las relaciones de fuerza se dirimen en la producción, que es la base de sustentación de la burguesía. Debemos actuar ante la descomposición del Estado no para reformarlo, sino para preparar su destrucción de forma revolucionaria.

En estas últimas semanas presenciamos un curso acelerado de cómo funcionan las instituciones, las peleas en el Congreso, por el Consejo de la magistratura, el viaje de egresados al que invitaron los CEO de Clarín, la corruptela en el juicio de Vialidad y otras obscenidades. Mientras, nosotros seguimos luchando para que no se deteriore aún más nuestras condiciones de vida. La única salida a esta crisis es obrera y socialista.

 

07/12/2022 

Whatsapp: +5491127711804

 Mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Canal de Telegram: https://t.me/+3YuEpwIbYdZmYWIx

 

 

Lunes, 28 Noviembre 2022 22:06

EL IMPRESO #83

Miércoles, 23 Noviembre 2022 21:28

Elecciones en Ademys

El 29/11/22 se renovarán las autoridades del Consejo Directivo y Comisión Revisora de Cuentas de Ademys, el sindicato docente de CABA que nuclea a las tendencias de izquierda en su conducción. La lista n° 15 Multicolor, del FIT-U, se postula para renovar mandato, para lo cual deberá ganarles a las listas n° 13 Carlos Fuentealba del Nuevo MAS, n° 26 la Haroldo Conti, vinculada a Venceremos, y la n° 1969 del Frente de Unidad para luchar por la docencia, compuesto por el colectivo Docentes en Clase y el PO tendencia.

Se nos imponen enormes desafíos

Estas elecciones se dan en el marco del feroz ajuste del gobierno y el FMI, para que seamos los trabajadores los que paguemos el costo de la crisis. El gobierno porteño del PRO y aliados han sido punta de lanza de estos ataques, arremetiendo contra la organización sindical, las condiciones de trabajo y el salario de los trabajadores. Tras dos años de “medidas extraordinarias” por la pandemia, que solo apuntaron a salvar al capital y dejaron al descubierto los engranajes más fundamentales de este sistema de explotación capitalista, este año se agudizaron las pésimas condiciones de la educación pública. La docencia ha resistido estos ataques enfrentando la reforma del estatuto docente, que finalmente se aprobó en mayo; luchando contra la imposición de las jornadas de los sábados; reclamando por las condiciones de las viandas y de las escuelas; luchando por el salario docente, que cada vez pierde más contra la inflación; saliendo a las calles por sus reivindicaciones y en apoyo a estudiantes y trabajadores de la salud.

Todas estas batallas deberán redoblarse en el periodo que está por venir. La candidata Acuña hace campaña jactándose de estos ataques a la educación, mientras en el Frente de Todos se pelean entre ellos e intentan arrastrar a nuestras organizaciones a sus internas. Tanto JxC como el peronismo en todas sus variantes tienen en claro que el ajuste es contra los trabajadores y, de un modo u otro, realizarán la tarea que impone el FMI. Por eso, nuestro sindicato tiene que prepararse para multiplicar sus fuerzas, fortaleciendo la organización y la unidad de la clase obrera.

Enfrentar a la burocracia se vuelve fundamental para llevar adelante esta pelea. Eso implica que Ademys, como sindicato dirigido por corrientes de izquierda, deberá asumir un rol protagónico en el esfuerzo por unir a los docentes en la lucha. Principalmente, es necesario dar lucha política contra la burocracia de UTE desde las bases en las escuelas, desnudando su carácter de agentes de la burguesía en nuestras propias filas. La Celeste apuesta a nuestra división, por eso creemos que la unidad se conquista eligiendo delegados en los lugares de trabajo que respondan al mandato de los compañeros. Necesitamos dar un debate programático de cara a la docencia, partiendo de la importancia de la independencia de clase, que plantee la perspectiva de la organización política de la clase obrera para disputar la dirección a la burguesía, es decir, una perspectiva revolucionaria y socialista. Para tamaño desafío es necesario, a su vez, apostar a buscar la unidad con las tendencias combativas de todos los trabajadores de CABA, empezando por los compañeros de salud en lucha. Si no logramos imponer esta pelea, Ademys corre el riesgo de ser un sindicato testimonial y adaptarse al estado de cosas. Nuestra perspectiva debe ser poner en pie un sindicato único trabajadores de la educación con independencia de clase.

Una polémica con la Multicolor

Las corrientes del FIT-U, que hoy son la mayoría en el Consejo Directivo de Ademys, corren ese mismo peligro de adaptarse, al centrar su actividad política en la orientación parlamentaria, lo cual hace que se manejen como frente electoral, pero no como un frente político. Son organizaciones antiburocráticas y combativas, pero como frente no tienen una clara delimitación de independencia de clase a su interior, ya que el MST, por ejemplo, comparte listas con variantes burocráticas en la CTA. En medio de este ensayo general reaccionario que impuso la burguesía desde la pandemia, en el que su objetivo principal es establecer una nueva relación entre capital y trabajo, lo que implica disciplinar a nuestra clase a su régimen de explotación, es un error garrafal despertar expectativas en las instituciones burguesas. Por eso no compartimos las líneas políticas que se plantearon durante la pandemia, en las que el Estado burgués intentó imponer quién podía salir a la calle y quién no. Nosotros planteamos que es con los métodos obreros con los que podemos defender nuestros intereses, nuestra salud, nuestras condiciones de vida.

La izquierda en los sindicatos debe tomar la tarea de organizar a la vanguardia, al activismo sindical para recuperar nuestras organizaciones como herramientas de lucha de clases y avanzar en la tarea común de desorganizar el poder de la burguesía y organizar al proletariado en su conjunto.

De las demás listas que se presentan, consideramos que la lista 26 “Haroldo Conti” no tiene un claro planteo de independencia de clase al diluir a la clase obrera en “el pueblo” y que la lista 13 “Carlos Fuentealba”, si bien compuesta por compañeros de una corriente trotskista, vienen de hacer un llamando a defender las instituciones democráticas (de la burguesía) en la marcha del kirchnerismo ante el atentado a CFK. Con la lista 1969 tenemos igualmente diferencias, sobre todo en cuanto a la línea que tuvo el PO Tendencia respecto de la política estatal de aislamiento (ASPO) y a la que llamaron a subordinarse a los dictados del Estado para cuidar nuestra salud (totalmente falaz) y su último llamado a votar a Lula en la segunda vuelta en Brasil. Asimismo, hemos venido desarrollando debates con los compañeros de Docentes en Clase sobre la importancia de dotar al sindicato de un programa político con perspectiva revolucionaria superando las cuestiones meramente sindicales. A ellos les reconocemos el esfuerzo de dar una pelea dentro de Ademys desde la minoría, intentando disputar la orientación del sindicato para desarrollar la lucha. Entendemos que es importante defender las expresiones de minoría para fortalecer la democracia interna de nuestra organización y garantizar la participación del conjunto del activismo. Es por esto que, a pesar de nuestras diferencias, llamamos a votar críticamente a la lista 1969. Es urgente darnos instancias de debate programático de cara al próximo período y apostamos a seguir desarrollando la discusión con el conjunto de las corrientes de Ademys para fortalecer la lucha antiburocrática.

Miércoles, 23 Noviembre 2022 21:27

Elecciones en la seccional BA de La Bancaria

Votamos en blanco

En estas semanas se está dando un proceso de renovación de autoridades de las seccionales de la Bancaria en varios puntos del país. Este 24 de noviembre se votarán las autoridades de la principal seccional, la de Buenos Aires, que engloba a los bancarios del área metropolitana. Así como sucedió en la elección de autoridades nacionales, se presenta una lista única, con lo cual, está cantado que Alejandra Estoup renovará su mandato. Sin embargo, esto no quiere decir que el conjunto de los trabajadores apruebe su gestión. Más bien demuestra lo burocrática que es la organización actual del sindicato, que hacia la opinión pública se muestra progresista y socialdemócrata, mientras negocia con los banqueros a espaldas de los afiliados.

Una de las situaciones más graves que hemos evidenciado desde el inicio de la pandemia han sido los despidos, a veces encubiertos como “retiros voluntarios” y los cierres de sucursales en numerosas entidades. La declamación de la conducción en contra de esta situación no alcanza para frenarla, hay que organizar la resistencia. Es precisamente esto lo que la burocracia de La Bancaria no quiere hacer. Mientras el diputado Palazzo comparte bancada con el banquero Heller en el Congreso, garantizando las políticas de ajuste del FMI que lleva a cabo el Frente de Todos, las patronales impusieron las condiciones laborales a su medida. Hace años venimos reclamando contra la tercerización creciente, pero no lograremos frenarla sin una organización sólida de los trabajadores. Ni que hablar del mentiroso acuerdo paritario, que se anunció con bombos y platillos, pero que en realidad queda en gran medida absorbido por el impuesto al salario. La única idea que se le ocurrió al sindicato ante esto fue presentar un proyecto de ley, que solo es para estirar los tiempos y no hacer medidas gremiales. También se ha dado una situación nueva en cuanto a la implementación del teletrabajo en los bancos. La conducción sindical dice estar en contra de este régimen de trabajo, pero no promueve ningún debate, ni propuesta superadora al interior de los bancos, dejando la iniciativa sobre nuestras condiciones de trabajo exclusivamente a las patronales. Es que cuestionar cómo se organiza el trabajo es profundamente subversivo, ya que implica que los trabajadores tomen conciencia de su capacidad de controlar el proceso de trabajo de conjunto y cuestionar el poder de la patronal. Por todo esto, no son una opción y llamamos a votar en blanco.

Solo se podrá avanzar en desarrollar una lucha para frenar a las patronales, al FMI y a sus gobiernos de turno con un sindicato que tenga independencia de clase, combativo. Para ello, es necesario desarrollar una oposición sindical revolucionaria, que recupere nuestra organización gremial y la transforme en una herramienta de la clase obrera para la lucha por superar este sistema capitalista. Impulsamos esta perspectiva para desarrollar el debate con todas las corrientes de izquierda que levanten un programa socialista.

 

Martes, 22 Noviembre 2022 21:44

Actualizamos nuestros medios de contacto

Actualizamos nuestros medios de contacto.

 Whatsapp: +5491127711804

 Mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Para suscribirse a nuestro canal de Telegram: https://t.me/+3YuEpwIbYdZmYWIx

Lunes, 21 Noviembre 2022 14:04

Fallecimiento de Hebe de Bonafini

El domingo 20 de noviembre falleció en la ciudad de La Plata, a los 93 años, la presidenta de la asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

Fue una de las grandes luchadoras en contra de la dictadura militar y por los derechos humanos, sin embargo, gran parte del arco político que hoy la despide fueron cómplices de esa misma dictadura que ella y cientos de madres de desaparecidos combatían.

Fue una derrota importante para la izquierda la cooptación estatal de los organismos de derechos humanos en la época del kirchnerismo post 2001 y, principalmente, de sus dirigentes. Hebe de Bonafini, en sus últimos años de vida, estuvo apoyando al bando enemigo.

Por eso, la lección de su trayectoria política es que hay que redoblar la tarea de educar a una nueva generación en la necesidad de la destrucción de Estado burgués y por la revolución socialista.

Domingo, 06 Noviembre 2022 19:15

POST ELECCIONES EN BRASIL

¡ORGANIZAR NUESTRA INTERVENCIÓN INDEPENDIENTE Y CLASISTA!

Publicado el Domingo, 06 de noviembre de 2022 en TRCI

Por LOI -Brasil

Una semana después de conocerse los resultados de la segunda vuelta de las elecciones generales, con la victoria de Lula sobre Bolsonaro para la presidencia, la transición gubernamental comienza a diseñarse en medio de las protestas de Bolsonaro, la disputa por el presupuesto de 2023, las negociaciones y los reordenamientos parlamentarios para construir la gobernabilidad en la democracia burguesa semicolonial brasileña.

Desde que Lula salió de la cárcel a finales de 2019, el petista ya era el candidato definitivo para las elecciones de 2022, sin apenas oposición dentro del propio partido. El tiempo que siguió a su liberación fue utilizado para la consolidación del Frente Amplio en torno a su nombre y también para la reconstrucción de los vínculos entre el PT y las facciones burguesas que habían participado en sus gobiernos anteriores, pero que abandonaron al Partido de los Trabajadores debido a la lentitud para aprobar el paquete de reformas necesarias para que mantuvieran o recuperaran sus márgenes de ganancia.

Los pésimos resultados económicos del gobierno de Bolsonaro, aún con la aplicación y profundización de varias de estas reformas, sumados a la desastrosa gestión de la pandemia, hicieron que el gobierno perdiera fuerza con algunas fracciones de la burguesía, especialmente la industrial, y fortaleció aún más al "centrão" ante la débil gestión de Bolsonaro. La derrota electoral de Trump en Estados Unidos también fue un duro golpe para esta administración, ya que Trump era el principal vínculo de Bolsonaro con el imperialismo.

En esta coyuntura, y con Lula coqueteando abiertamente con los sectores más vinculados ideológicamente a Bolsonaro, como las iglesias evangélicas, el gobierno no tuvo más remedio que utilizar todo el poder de la maquinaria estatal en su intento de reelección, junto con su poderoso aparato de producción y difusión de propaganda y fake news. Bolsonaro retiró dinero de sectores estratégicos y provocó un enorme agujero en las cuentas, desviando ese dinero al "presupuesto secreto", una forma de asignar dinero público a los diputados de su base para que realicen obras o actividades para comprar votos en sus bases electorales. También extendió las transferencias a las prestaciones sociales, con el llamado "PEC kamikaze", que creó un estado de emergencia para maniobrar la legislación electoral.

Aun así, por primera vez en la historia electoral de Brasil, un presidente no fue reelegido. Esto se debe a que el aparato estatal, en una democracia burguesa, siempre se utiliza para el mantenimiento de la fracción burguesa que ocupa el gobierno. Bolsonaro no fue una excepción a la regla; la novedad fue que no tuvo éxito. Incluso con el gobierno recurriendo violentamente a todos estos recursos, las elecciones fueron ganadas por el candidato del PT. La diferencia de votos entre los dos candidatos en la segunda vuelta fue de dos millones. Después de perder por un estrecho margen en la mayoría de las regiones, Lula ganó por un amplio margen en los estados del Nordeste y también ganó por un estrecho margen en Minas Gerais, la segunda mayor región electoral después de São Paulo.

Tan pronto como se anunció el resultado, Biden y Macron salieron inmediatamente a felicitar a Lula por su victoria, seguidos por otros líderes del imperialismo mundial y los gobernantes de América Latina, demostrando que el gobierno de Lula servirá bien a los intereses imperialistas en la región. Tampoco tardó mucho tiempo en que gran parte de las bases bolsonaristas desembarcaran ya de su gobierno, haciendo señas al siguiente gobierno para que gestionara sus asuntos. El gobernador electo de São Paulo, aliado de Bolsonaro, Tarcísio de Freitas (Republicanos), no tardó en expresar su interés en colaborar con el gobierno federal. Las iglesias evangélicas, que fueron el principal soporte ideológico del bolsonarismo en las periferias, ya se han pronunciado, a través de líderes como Silas Malafaia y Edir Macedo, para que se reconozcan y respeten los resultados de las elecciones burguesas, Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal, ha llegado a afirmar que hay que perdonar al PT por sus errores. El "centrão" parlamentarios también dieron la bienvenida al nuevo gobierno, con figuras como Rodrigo Maia (ex presidente de la Cámara de Diputados) y Arthur Lira (actual presidente de la Cámara), felicitando al nuevo/viejo presidente e iniciando la negociación de posiciones de apoyo al gobierno del PT.

Por último, quedó la desesperación de la pequeña burguesía y de algunos empresarios bolsonaristas "radicalizados" por la máquina de profusión de "fake news" de Bolsonaro. Creyendo que hubo algún tipo de trampa en el proceso electoral, y que su presidente Jair Bolsonaro es el ganador de facto, se han lanzado a ocupar avenidas y carreteras en señal de protesta, deseando de alguna manera revertir los resultados de la elección. Anhelan un recuento de votos y también piden a las Fuerzas Armadas que garanticen el orden por las armas. Tan embriagados están en su delirio que no se han dado cuenta de que el propio imperialismo lleva tiempo señalando que Bolsonaro ya no sirve a sus intereses y, por tanto, no hay la más mínima posibilidad de que se produzca ninguna acción de este tipo. El propio vicepresidente de Bolsonaro, el general Hamilton Mourão, trató de calmar los ánimos de los manifestantes, que apelan a las Fuerzas Armadas para una intervención, afirmando que esa acción pondría a Brasil en una "situación difícil ante la comunidad internacional" y que la resistencia al gobierno de Lula debe realizarse de forma política.

Ante los cierres de carreteras por parte de camioneros, empresarios y la pequeña burguesía bolsonarista, las organizaciones centristas defienden la intervención "independiente" del proletariado para despejarlas y la autodefensa como política ante manifestaciones y actos de carácter fascista, por el respeto a la democracia y al resultado electoral. Es una burla pretender que la intervención proletaria en defensa de la democracia (burguesa) o el respeto a los resultados electorales, después de haber defendido la participación en las elecciones y el voto a Lula, sea una política de clase independiente. Más aún cuando el cierre de carreteras es una de las formas de manifestación y lucha obrera, ya que impide la circulación de mercancías y afecta a la producción, junto con las ocupaciones de fábricas, centros de trabajo y de estudio. Si la pequeña burguesía se sirve de los métodos históricos de lucha de la clase obrera para defender los intereses de una fracción de la burguesía, es necesario que los trabajadores impongan sus intereses y levanten sus banderas de clase en contrapunto político y no atacando el propio método.

Los pobres, los trabajadores y las hinchadas organizadas han demostrado que la acción directa contra los bloqueos bolsonaristas debe tener lugar y estar relacionada con sus intereses, como su propia circulación y la defensa contra los ataques cobardes. Sin embargo, no es tarea de la clase obrera garantizar la circulación y reproducción del capital, esta garantía la ejerce generalmente el brazo represivo del Estado burgués, que es la policía. Tanto es así que la justicia y los gobiernos estatales no tardaron ni un día en ordenar el desbloqueo de las carreteras, incluso con el uso de la fuerza, y el propio Bolsonaro tuvo que dar la cara y decir que el bloqueo de las carreteras es "una cosa de izquierdas", pidiendo a los manifestantes que utilizaran otros métodos. Aislado y a pesar de no reconocer formalmente la victoria de Lula, Bolsonaro no se ha puesto al frente de estas manifestaciones, limitándose a hacer dudosas declaraciones sobre el respeto al proceso de transición y la legitimidad de las protestas que cuestionan el resultado.

El proceso de transición comenzó oficialmente con el nombramiento de Geraldo Alckmin, vicepresidente de Lula, por parte del ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira, al suponer el tamaño del agujero en las arcas públicas que dejará el actual gobierno. Henrique Meirelles, ex presidente del Banco Central y ex ministro de Finanzas de los gobiernos del PT y considerado por el mercado como el ministro de Economía del nuevo gobierno, declaró que el agujero estimado por organizaciones independientes es tres veces mayor que el declarado por el gobierno, acercándose a los 400.000 millones de reales. Con ello, defiende la flexibilización fiscal para el inicio del mandato y una reforma administrativa "bien hecha". Alckmin ya está negociando con el ponente del presupuesto, Marcelo Castro (MDB), un PEC de "Transición" para eliminar del techo de gastos los gastos "inaplazables" y para los que no hay recursos disponibles para el próximo año, entre los que se encuentran las promesas de campaña de Lula, como el mantenimiento de la ayuda de 600 reales, recursos para almuerzos escolares, reajuste del salario mínimo, ingresos para programas de salud como la Farmacia Popular, entre otros.

La política independiente de la clase obrera, con la defensa de nuestras pautas, en sí misma, es la oposición y el enfrentamiento directo no sólo contra las manifestaciones de la pequeña burguesía de Bolsonaro, sino principalmente contra la política del Estado burgués en su crisis histórica, que, bajo cualquier gobierno, avanzará sobre nuestra clase. Se ha establecido que, con el brutal endeudamiento público, con la caída histórica de la productividad y de la inversión, el gobierno de Lula, aliado con la burguesía, tendrá que profundizar las reformas que imponen una mayor relación de explotación del capital sobre el trabajo, bajo la total connivencia de las direcciones que blindarán el gobierno como forma de defensa de la "democracia". Al defender la intervención proletaria en el respeto a la democracia y a los resultados de las elecciones, las direcciones políticas y sindicales dan carta blanca al gobierno de Lula para hacer la transición con el gobierno de Bolsonaro sin más inconvenientes.

Es necesario, por lo tanto, plantear en cada organización sindical y estudiantil la necesidad de realizar asambleas que exijan a las centrales sindicales la realización de un congreso de delegados elegidos por las bases para construir un plan obrero para salir de la crisis y enfrentar los ataques; para deponer las reformas laboral, previsional, educativa y administrativa; para plantear la lucha por la escala móvil de horas y salarios y la necesidad de expropiar a los expropiadores. También es necesario que, desde nuestras estructuras, organicemos la autodefensa contra los ataques protofascistas de la pequeña burguesía bolsonarista, y especialmente contra el brazo armado del Estado burgués.

Publicado en trci-web.org. Sábado, 15 de octubre de 2022

LOI -Brasil

 

Las elecciones generales en Brasil, que tuvieron lugar el 2 de octubre, no cumplieron con la expectativa de que Lula ganara en la primera vuelta, a pesar de que las encuestas de los principales institutos mostraban, hasta dos días antes de la elección, un margen de más del 10% de Lula sobre Bolsonaro. Cuando las encuestas aún estaban en marcha, los datos ya indicaban que Brasil profundizaría su giro a la derecha, que resultó ser mayor que el propio Bolsonaro. El candidato del PT sólo superaría al actual presidente tras el recuento del 70% de los votos. En todas las regiones, la carrera en la segunda vuelta sigue siendo reñida. Las posibilidades de Lula de ganar siguen siendo mayores, sólo porque tiene una gran ventaja en el Nordeste.

La disputa electoral se presentó desde el inicio del gobierno de Bolsonaro, como la agenda central de la política nacional. Todos los sectores políticos pensaban sólo en 2023. Bolsonaro, que fue elegido como un pretendido outsider dentro de la crisis de los partidos de la época, criticando la "vieja política", desembarcó por completo, a mitad de su gobierno, en las filas de los centristas. Cabe destacar que Bolsonaro siempre ha sido y es un parásito de este sector, proveniente del llamado bajo clero de la Cámara de Diputados. Después de haber adjudicado el gobierno a los jefes de este sector, construyó y bancó, especialmente a través de las acciones de Ciro Nogueira, ministro de la Casa Civil, un cambio en las bases que apoyaban su política económica. Adoptando, entonces, una política de asistencia a la renta de un contingente de precarios, empobrecidos y hambrientos, rompiendo, de esta manera, con la prerrogativa del techo de gasto, querida por los sectores del capital financiero y por Paulo Guedes, Ministro de Economía. Todo ello con el objetivo de ampliar su base electoral y al mismo tiempo responder a los catastróficos resultados de la economía, que catapultaron su rechazo en vísperas de la campaña.

 

A pesar de todo el discurso ultraconservador, negacionista, militarizador y antisistema, convertido en un ataque al régimen democrático y a sus instituciones, y a la "limpieza" de las elecciones, consiguió imponerse, sin dejar espacio a la "tercera vía", que durante todo el periodo intentó superar sus crisis internas, sin éxito. Es importante destacar que a pesar del juego fascista del actual presidente, este discurso es retroalimentado por las bases de Bolsonaro, que han realizado amenazas, atentados y hasta asesinatos de activistas, figuras políticas, trabajadores y todo aquel que se interponga entre sus intereses materiales y políticos, en la relación capital versus trabajo.

Estas elecciones tienen lugar, objetivamente, en medio de un gobierno calamitoso, responsable de centenares de miles de muertos en la pandemia, de una grave crisis en varios frentes en la región amazónica que resulta en el exterminio de los pueblos nativos, de los recortes sin precedentes en áreas como la educación, la ciencia y la cultura y de la profundización de las reformas de la seguridad social y del trabajo que tienen un impacto brutal sobre las condiciones de trabajo y los derechos de los trabajadores.

Además, también están las tendencias políticas que se están desarrollando como resultado de la recesión económica que está asolando el país, resultado de la crisis económica que se agudizó con la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania. Esta recesión se refleja en la alta inflación, las elevadas tasas de desempleo y la profunda desindustrialización, que repercute en las condiciones de vida concretas de todos los trabajadores, con la bajada de los salarios y el inevitable retorno del hambre y la miseria.

La polarización política resulta de esta situación y revela una sociedad fracturada por las disputas de intereses entre fracciones de una burguesía débil frente a la exigencia capitalista de profundización de la explotación y expansión de la extracción de plusvalía y aplicación de la receta de reformas y reducción de la máquina estatal. La burguesía tenía el claro objetivo de plantear la llamada tercera vía, que no se concretó y rápidamente se decidieron entre Lula y Bolsonaro.

En las postrimerías de la elección, observamos el fortalecimiento de la derecha con el crecimiento de los partidarios y nombres vinculados al gobierno de Jair Bolsonaro. De acuerdo con los resultados obtenidos, hubo avances en los gobiernos estaduales, tendrán la mayoría de escaños en la Cámara de Representantes, ampliando su base de aliados en el Senado. Esta actuación de candidatos anclados en agendas reaccionarias consolida en el país la ola de la extrema derecha surgida en las elecciones de 2018.

Hay un retroceso en el nivel de conciencia de la clase obrera, impulsado por la renuncia a las luchas por parte de las direcciones políticas y sindicales de la clase en favor de la actuación dentro del régimen democrático burgués. Esto lleva a amplios sectores de la clase trabajadora a convencerse de que a través del voto pueden lograr cambios concretos en la realidad. Este movimiento se convierte en una derrota y en un retroceso de la lucha necesaria, que no se está levantando para derrotar los ataques del gobierno y todo ascenso reaccionario.

En esta cuestión, es fundamental considerar el proceso de desindustrialización, que se está produciendo en Brasil desde hace décadas, y que se intensifica en la situación actual, y también tener en cuenta la aplicación de reformas como la laboral y la de la seguridad social. Esto ha arrojado a la informalidad y a la "uberización" a un enorme contingente de trabajadores que, desestructurados y desorganizados, son cooptados en su conciencia por las ideologías de la "teología de la prosperidad", la creencia en el emprendimiento y cualquier solución inmediata en el campo meritocrático. Esta situación se sustenta en el auge de la acción religiosa, especialmente de los neopentecostales, que definen las periferias empobrecidas como un escenario de disputa ideológica que debe convertirse en votos.  Este es el núcleo de la militancia de Bolsonaro activa en estas regiones, dirigida por la propagación masiva de un discurso conservador a través de las redes sociales. Cabe recordar que Bolsonaro también lidera en estos sectores de bajos ingresos, históricamente votantes del PT. En la segunda vuelta, intensifica el uso de la maquinaria gubernamental para seguir avanzando en los votos de estos sectores. La propia constitución de las clases sociales indica la inviabilidad de la igualdad social en el sistema capitalista. La crisis económica expresa el choque entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, pero sólo en la dinámica de la lucha de clases se eleva el nivel de conciencia.

El hecho es que el reformismo blindó al gobierno de Bolsonaro, ocupado sólo en hacer campaña electoral, no movilizando a las masas ni siquiera para la política burguesa del juicio político, durante el Comisión Parlamentaria de Interrogratorio de la pandemia. Por otro lado, el discurso antisistema de Bolsonaro creó el ambiente propicio para que los partidos reformistas intensificaran la constitución de un Frente Amplio contra el "fascismo, el golpe" y por la democracia. Esta política ha permitido al reformismo asumir, sin ningún tipo de pudor, un acercamiento a los sectores políticos de la derecha y agitar los brazos a todos los sectores burgueses, dando totales muestras de que no hará grandes cambios en la política económica, que también aplica el actual gobierno, ya que es una política de Estado y no de gobierno. Así, en nombre de la democracia, partidos como el PSOL, por ejemplo, no tuvieron ningún problema en lanzarse en cuerpo y alma a la formación de este frente amplio, asumiendo el plan petista, que unirá "capital y trabajo" para defender la democracia burguesa, derrotando a Bolsonaro en las urnas.

Es en este contexto que Lula, seguido por todos los segmentos reformistas y las centrales sindicales, se muestra viable para la burguesía como próximo gestor de sus negocios. Lula es el nombre del capital en estas elecciones. No es casualidad que haya elegido a Geraldo Alckmin (PSB y ex-PSDB) como su vicepresidente, así como que busque, desde el inicio de la campaña, mostrarse como el garante de un programa político que garantice el mantenimiento de la acumulación de capital por parte de la burguesía nacional e imperialista y refuerce la tarea de controlar el ascenso de las masas en América Latina, sería la guinda del pastel dentro del escenario de la llamada "ola rosa" que se despliega en la región. Para ello, ha dialogado con los organismos de dominación obrera como FIESP y FEBRABAN, tentáculos del capital financiero. También ha indicado garantías a la burguesía agroalimentaria, el sector más asociado al bolsonarismo.

Se trata de un frente que se presenta como nacional-desarrollista ante sus aliados burgueses, cebando a los trabajadores con un Estado supra-clasista y una democracia extra-clasista, oscureciendo el carácter de clase del Estado, que es burgués, y la democracia como una forma de dominación dictatorial de la burguesía sobre la clase obrera. El Partido de los Trabajadores es un partido pequeño burgués, con sus vicisitudes y desviaciones burocráticas, sus llegadas electorales buscan su paraguas en el Parlamento burgués, muestran que durante mucho tiempo el PT ha buscado ser el vínculo entre la burguesía nacional y los imperialistas y las masas trabajadoras, tendiendo a garantizar el yugo de la opresión del capital sobre la clase obrera. Si gana las elecciones, Lula gobernará para la burguesía de los grandes monopolios productivos nacionales e internacionales.

También es imprescindible no pasar por alto el papel que el centrismo ha jugado en el proceso electoral, caminando sin problemas por el terreno de la papeleta burguesa, en el campo del orden y las reglas de mantenimiento de la propiedad privada de los medios de producción, sin arañar el sagrado derecho a la propiedad. El alcance del "Polo Socialista Revolucionario" ha demostrado ser débil, sin un corte de clase, sustituido por el discurso de la "democracia universal". Esta adaptación aleja a importantes sectores de los trabajadores de la lucha por la revolución proletaria, considerando la democracia abstracta en lugar de la democracia burguesa en sus tiempos de decadencia. Al igual que el reformismo, se anclaron durante todo el gobierno actual en la defensa del anticolonialismo, limitándose a las acciones de "Fuera Bolsonaro" y a la lucha por las agendas identitarias. Se sitúan bajo la bandera del estatismo, simplemente sentados en el programa de transición, dejando de lado las banderas de la lucha de clases, de la dictadura revolucionaria del proletariado, de la toma del poder político por el proletariado, de la expropiación de la burguesía.

La noción de "la democracia que necesitamos" o de una democracia con "contenido democrático de los trabajadores", a través de la lucha con "independencia de clase y autoorganización por la base" defendida por el MRT, muestra una confusión entre "democracia" y gobierno, como si una democracia obrera fuera posible bajo el capitalismo. El PSTU, por su parte, afirma que es necesario un "programa socialista, obrero y revolucionario" para derrotar a la extrema derecha, junto con el "sistema" que la ha creado. Por lo tanto, está claro que dicho programa no es un programa de transición para acercar los enfrentamientos necesarios a la revolución socialista. No es otra cosa que un plan de gobierno del Polo Socialista y la conclusión es: "por eso es un error apoyar a Lula en la primera vuelta", dejando claro que "pasar a la acción con independencia de clase" tiene fecha de caducidad. En la segunda vuelta, plantean un voto crítico a Lula, abandonando el supuesto programa revolucionario para dedicarse a la primera tarea, que es derrotar a Bolsonaro en las urnas.

El hecho es que el malabarismo discursivo de la idea de "independencia de clase" deja claro el avance en la adaptación del centrismo al Estado burgués. De esta manera lanza humo a los ojos de la clase obrera, abraza a la pequeña burguesía, renuncia a denunciar que el Estado burgués es el brazo articulado opresor y represor de la relación capital versus trabajo, en un momento de agudización de la lucha de clases.

Ante este escenario político brasileño, cada vez está más claro que la polarización planteada en estas elecciones seguirá siendo la tónica de la política brasileña, no se superará después de la segunda vuelta. El hecho es que la burguesía seguirá buscando el orden político que más convenga a sus intereses y está claro que eso pasa por la elección de Lula y Alckmin, por lo que está claro que Lula no gobernará para los trabajadores. Tenemos que saber que tanto la formación de un frente amplio, como el bolsonarismo aumentan la necesidad de que los trabajadores se vuelquen en sus tareas históricas y pongan la lucha de clases a la orden del día.

Para ello, la situación de profundización de la crisis económica y política que plantean estas elecciones exige la necesidad de que los trabajadores voten nulo. El voto nulo es una posición tomada en el marco de la independencia de clase, ya que la salida para los trabajadores no será a través de las instituciones del régimen democrático burgués, sino a través de la acción directa en las calles, con huelgas y ocupaciones, por tanto, recuperando los métodos de lucha acumulados históricamente. Como defendía Lenin, "la burguesía se ve obligada a falsear la verdad y a llamar a la república democrática (burguesa) "gobierno popular", o democracia en general, o democracia pura, que en la práctica representa la dictadura de la burguesía, la dictadura de los explotadores sobre las masas obreras..." (1918)

Cualquiera de estos posibles gobiernos intensificará el choque entre el capital y el trabajo. Es fundamental que volvamos a nuestras bases, enfrentando a las burocracias traidoras y levantando una política que recuerde la estrategia de la revolución proletaria, postergada por la política reformista y centrista de ocupar espacios en el campo democrático como una tarea urgente para la clase obrera. Para nosotros, los trabajadores, la política central es construir un partido revolucionario, bajo la IV Internacional, que ponga en marcha el programa de transición hacia la dictadura del proletariado.

Escribimos esta carta, conscientes de que la gran lucha que protagonizaron recientemente fue un duro golpe para las patronales, la burocracia sindical y el gobierno. Pero los más importante de la lucha fue el ejemplo que dieron al conjunto de la clase obrera, con los métodos obreros de lucha y afectando la producción. Son los liberales, en palabras de Lenin, los que dicen a los obreros: "ustedes son fuertes cuando encuentran simpatías en la sociedad… El marxista dice: Ustedes encuentran simpatías en la sociedad cuando son fuertes.”

Es por eso que debemos defender esa gran conquista que es el sindicato recuperado de la burocracia y ampliar sus funciones para afectar no solo a la patronal del neumático, sino ser eje organizador de una franja de trabajadores.

Sostenemos que con la autoridad que se ha ganado el SUTNA en la lucha puede lanzar una gran campaña obrera por la recuperación de los sindicatos, esto fortalecería a las alas antiburocráticas y combativas de las distintas ramas a dar la pelea por echar a la burocracia de nuestras filas.

Sabemos que la directiva del SUTNA ha planteado ingresar a la CGT como gremio industrial, en caso de que avance esa idea, proponemos discutir que su ingreso sea con la necesidad de formar una Central Única de Trabajadores batallando por derrotar y expulsar a la burocracia sindical y centralizar la pelea de los trabajadores en una Central Única. Debe ser parte del programa de la Central la tarea programática de ir contra la estatización de los sindicatos, por eso planteamos ¡abajo la ley de asociaciones sindicales! Ya que ésta ata nuestras organizaciones al Estado burgués. Estamos por el control obrero ante la desorganización de la economía; por un Congreso de delegados de base mandatados de ocupados y desocupados; por un paro general activo, entre otros elementos programáticos que permitan agitar y propagandizar una salida obrera a la crisis.

Por último, proponemos a la directiva del SUTNA viajes por distintos puntos del país para realizar charlas en frente único con activistas y delegados sindicales, para lo cual nos ponemos a su disposición. También pueden pensarse campañas internacionales aprovechando como ejemplo la solidaridad activa que mostró el sindicato del neumático de Brasil, Sintrabor.

Saludos revolucionarios,

Corriente Obrera Revolucionaria

17/10/2022

 

 

Please publish modules in offcanvas position.