Milei le ganó a Massa en el balotaje del 19/11 por amplio margen, mostrando que la crisis económica, social y política tuvo una expresión electoral en contra del gobierno. No fueron las ideas libertarias las que triunfaron, sino que primó de forma distorsionada cómo se procesaron los últimos años de gobierno, incluida la pandemia, que llevaron a la situación actual.
El triunfo de Milei expresa a una fracción pequeño burguesa aliada al imperialismo, convirtiéndose en instrumento de éste, con la intención de someter al proletariado con las cadenas de una dictadura policial. Es una característica de los gobiernos latinoamericanos que Trotsky desarrolló en el concepto de bonapartismo sui géneris. Como todo gobierno de estas características, necesita a la burocracia sindical. Sin embargo, la relación con las cúpulas sindicales está por verse. Debemos añadir que la descomposición del imperialismo y la situación internacional de crisis y guerra hace que los semi-Estados como el nuestro sean aún más inestables y que su relación con las masas se vuelva aún más complicada.
La fracción Milei ha demostrado ser un reciclado de “menemismo del siglo XXI”, que pretende volver como expresión burguesa de los sobrevivientes del proceso del 2001, tirándoles el fardo a los radicales y a los K, como expresión fracasada del post 2001. El macrismo se resiste a entrar en la misma bolsa de fracasados y se acopla a esta supuesta “nueva fuerza” aportando sus parásitos para esta transición.
Desde el punto de vista de clase, es evidente que debemos prepararnos para enfrentar el ataque que se nos viene y es primordial que sea sólo confiando en nuestras propias fuerzas. Esto significa preparar una ruptura revolucionaria con el peronismo, expulsando a la burocracia de nuestros sindicatos. Tenemos que organizarnos de forma revolucionaria para impedir que la reacción lleve adelante sus planes de ataque. No aceptaremos ningún “frente anti-Milei” con burócratas y conciliadores de clase, los enemigos en nuestras propias filas. Debemos recuperar la independencia de clase, que ha sido abandonada hasta por los que se reivindican revolucionarios, como el caso del FITU, que terminó adaptándose a la opinión pública y sucumbiendo ante sus presiones.
Hay que organizarse en los lugares de trabajo dando una lucha política contra todas las mediaciones y sacando lecciones del papel nefasto que cumplió la burocracia en estos años.
Como dijo Milei, no hay lugar para tibios ni cobardes. Las relaciones de fuerza se miden en la producción, es desde ahí donde debemos forjar una dirección revolucionaria para derrotar a su futuro gobierno y no con el conteo de votos.
Por el triunfo de la resistencia palestina. Abajo el enclave de Israel.
Por la expropiación y el control obrero de las empresas que Milei quiere privatizar.
Preparemos un paro general para que pase a la ofensiva nuestra clase.
El día de hoy (16 - 11) la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo amaneció con pintadas realizadas por grupos que militan para Milei. Entre las provocaciones que escribieron se encuentra: “Zurdos de mierda, Milei 2023”, “Antro marxista, “Delincuentes dejen de quemarle la cabeza a los pibes, hijos de puta”. Este hecho se suma a otras provocaciones y amenazas realizadas en Córdoba contra las organizaciones de izquierda, en Tucumán en contra de los estudiantes en general, en Mendoza se realizaron amenazas en contra de la presidenta del centro de estudiantes del Normal Tomás Godoy Cruz, a la cual le dijeron: “Con vos van a ser 8.001”, dando a entender que no fueron 30.000 los compañeros detenidos desaparecidos en la última dictadura cívico militar, campaña negacionista y revanchista que vienen sosteniendo los reaccionarios seguidores de Milei.
Desde la COR repudiamos enérgicamente el accionar de estos grupos reaccionarios, nos ponemos a disposición de las acciones de lucha que se desarrollen para enfrentarlos. El crecimiento de estas acciones cobardes están ligadas al avance político de los sectores de derecha en todo el arco político, debemos ser conscientes que quienes hablan hoy de la defensa de la democracia burguesa y la “educación pública” son los mismos que vienen desfinanciando la educación, provocando que la gran mayoría de los trabajadores no pueda acceder a la universidad producto de la crisis económica creciente que es el resultado del disciplinamiento al FMI.
Nuestra corriente hace meses viene siendo blanco de ataques, nos escriben “terroristas”, “viva Milei”, nos arrancan los carteles en solidaridad con la lucha del pueblo palestino y la propaganda en general. Estamos en un momento en donde defender la causa Palestina significa tanto para la Universidad como para los medios de comunicación ser “antisemita”, esta falsedad pone en el centro de la reacción a las organizaciones de izquierda que somos las únicas que nos pronunciamos en contra del genocidio que realiza el enclave Israelí y que denunciamos el brutal ajuste presupuestario que viene realizando Massa a todas las universidades.
Comprendemos que la lucha que se desarrolle para enfrentar el avance reaccionario debe ser desde una política de independencia de clase y confianza en nuestros propios métodos de lucha. El ataque a la educación y a las condiciones de vida del conjunto de la clase trabajadora, vendrán de la mano de uno u otro candidato, por eso llamamos a votar en blanco porque no hay opción de clase entre los títeres del FMI y, por lo tanto, los enemigos de la clase obrera.
Votá en blanco, anulá o no vayas a votar
Por la independencia de clase
El 19 de noviembre es la fecha para el balotaje, mecanismo acordado en el pacto de Olivos para reforzar la figura del presidente ante la decadencia de una democracia burguesa, que se sigue descomponiendo.
Debemos ser claros ante los trabajadores y el pueblo en general, no podemos votar a candidatos que expresan fracciones de la burguesía y la pequeña burguesía que defienden este sistema capitalista. Hay que ser consecuentes con los compañeros de trabajo y convencerlos de que no podemos votar lo mismo que llama a votar la burocracia sindical e inclusive la patronal. Tenemos que diferenciarnos de los representantes de las clases que son enemigos de los trabajadores y de sus agentes en nuestras propias filas, la burocracia sindical.
Reagrupar a los sectores combativos, a la vanguardia, detrás de un voto en blanco, en un escenario burgués como son las elecciones, muestra elementos de independencia de clase en función de ubicarnos como dirección revolucionaria al interior del proletariado.
No podemos, como hacen el FITU y algunos de sus satélites, actuar como ala izquierda de formaciones pequeñoburguesas, que en el pasado expresaban lo que Trotsky denominó frentes populares en forma de partido y que hoy son coaliciones burguesas sin perspectiva histórica, como es el peronismo.
Tenemos que impulsar una gran campaña por el voto en blanco, para organizar una fracción de los trabajadores que rompa con las direcciones contrarrevolucionarias y su ideología reaccionaria y comience a ubicarse como caudillo de la nación oprimida.
Los revolucionarios luchamos por formar una dirección revolucionaria que destruya a las mediaciones, no llamamos a confiar en ninguna dirección enemiga de la revolución obrera y socialista. Actuamos en los procesos de la lucha de clases para formar los embriones de esa dirección y en los escenarios burgueses denunciamos la envoltura democrática de sus instituciones y planteamos su destrucción. Porque en la independencia de clase no hay lugar para el voto a Milei o Massa, como no lo había para votar a Lula, Morales o Chávez en el pasado, como hizo gran parte de la izquierda y aun reivindican.
Abramos un gran debate al interior de nuestra clase sobre nuestras tareas ante la crisis mundial y los procesos de guerra en Rusia Ucrania y Medio Oriente. En estos momentos debemos defender al pueblo palestino y plantear la destrucción del enclave de Israel.
Por una conferencia internacional. Llamamos a los grupos que aun levantan la dictadura del proletariado para discutir las tareas de los revolucionarios ante los procesos de lucha de clases a nivel mundial. Por la reconstrucción de la IV internacional, dirección internacional que necesitamos para que avancen de forma revolucionaria los procesos en curso.
Massa – Milei al balotaje
El Fondo avanza
Las elecciones del domingo 22 de octubre dieron un resultado que sorprendió a muchos sectores. Luego del batacazo de Milei en las PASO, La Libertad Avanza quedó 7 puntos abajo del candidato oficialista de Unión por la Patria, que había quedado tercero en agosto. Con este resultado del 37%, Massa se mete en el balotaje con altas chances, a pesar del salto inflacionario y la corrida cambiaria de los últimos meses, de los escándalos de corrupción y los datos de pobreza. La candidata de Juntos por el Cambio sacó 24% en esta vuelta y su coalición quedó en una enorme crisis. Los otros dos candidatos: Schiaretti (7%) y Bregman (2,7%) cerraron los resultados.
Hay que resaltar que hubo un importante porcentaje de ausentismo y voto en blanco, que en este caso no se computó, pero que se hizo sentir. Es decir que el ganador de esta elección expresa de forma distorsionada un porcentaje bajo del electorado.
El triunfo de Massa demuestra que el peronismo aún sigue manteniendo un aparato electoral, potenciado por el poder estatal que ejercen, que les permitió sostener un aparato burocrático superestructural, aunque inestable y sin base social sólida. Quizás en este momento eso les sirva para mantenerse, pero tendrá poca implicancia cuando los procesos de la lucha de clases se agudicen en las estructuras y en la calle.
El estatismo con aroma liberal de Massa, que en la noche del domingo también se coronó como el “empleado del mes” del FMI, va en busca de una supuesta unidad nacional, para reconstruir un liderazgo en el PJ, intentar conducir la crisis y preparar las condiciones de explotación con el capital extranjero, nacional y el FMI.
La irrupción de Milei tuvo un límite y ese límite se lo puso el mismo régimen político, que asimiló sus ideas libertarias hasta ridiculizarlas. La casta le mostró su carta, a 40 años de democracia burguesa, que para parásitos del semi Estado burgués se necesita algo más que un par de gritos.
Juntos por el Cambio, fue a una elección pensando que estaban en el 2019 y lucharon con molinos de viento a los que llamaban kirchnerismo. La derrota los convierte en una coalición electoral que deberá definir su futuro desmembrándose en distintas variantes: por un lado, el PRO duro, por otro, los negociadores, la UCR y otras variantes más.
El FITU, logro conseguir un diputado nacional por Buenos Aires, pero de conjunto hizo una elección bastante mala. A pesar de que bajó el programa y se adaptó al régimen burgués, dando clase de socialdemocracia en una semi colonia, la opinión pública le dio la espalda. Es tal la adaptación que, terminadas las elecciones, las fuerzas que conforman el FITU en su conjunto se abstuvieron de pronunciarse por llamar a votar en blanco en el balotaje. Obviamente, Massa y Milei expresan fracciones burguesas y pequeño burguesas diferentes, pero los une que son fracciones capitalistas, enemigos de clase. Tanto han retrocedido los centristas del FITU, que ya ni la bandera de la independencia de clase mantendrían.
Llamamos a los cuadros de las distintas organizaciones que conforman al FITU a dar pelea por la independencia de clase y a realizar una gran campaña por el voto en blanco y la necesidad de organizarnos, ante una situación mundial de crisis y guerra, para enfrentar los ataques que vendrán tanto de Massa como de Milei y del imperialismo.
El triángulo de la crisis
Este 22/10 votá en blanco, anulá o no vayas a votar
Es evidente que nada bueno puede salir de un escenario electoral en el que los principales candidatos se pelean para acelerar la crisis y destruir aún más las condiciones de vida de toda la población. También ha quedado bien claro que son empleados del FMI y que cada uno cumple un rol determinado en el ataque pactado con el organismo. Milei y su ala del capital financiero hacen negocios con la especulación sobre el dólar y el peso; los de Juntos por el Cambio, en la misma sintonía pero respondiendo al capital agrario y de las importaciones, se suman a la presión devaluatoria y plantean que el dólar está barato; mientras que Massa y el gobierno buscan que la inflación sea la variable de ajuste, dejando que sea el mercado el que haga el trabajo sucio de la devaluación y jugando en el límite de la hiperinflación, mientras tratan de contener a las masas ante la licuación de los salarios. Todos ellos, sumando a Schiaretti, son los garantes de llevar los planes del FMI en contra de los trabajadores y el pueblo.
Ante este escenario, debemos organizarnos y preparar al conjunto de nuestra clase para responder al nivel del ataque. Y esto no va a ser con el voto, sino en las fábricas, en los lugares de trabajo y en las calles, donde vamos a tener que enfrentar a los candidatos del FMI y sus políticas.
En caso de ir a balotaje, las corrientes burguesas van a hacer llamados desesperados a que los trabajadores y el pueblo los voten, ya sea apelando a la cantinela de que “no gane la derecha” o prometiendo un supuesto cambio político, que ya se ve que es parte del mismo plan de atacar a los trabajadores, por eso también debemos llamar a votar en blanco.
El FITU mostró en esta campaña electoral su total adaptación al régimen, usando el famoso slogan “luche y vote. Plantean, ante semejante crisis, que la prioridad son las urnas y no la necesidad de la organización y la lucha. Con un programa estatista y distribucionista, intentan ubicarse como ala izquierda del régimen para dialogar con lo que queda de los K. El conflicto en Israel les complicó la campaña y llegaron a decir que el FITU se levanta en contra del apartheid, así como lo hace Amnistía Internacional. Esto es bajar el programa para dialogar con un sector de la opinión pública “progre”.
Debemos abrir un gran debate al interior de nuestra clase para que no sólo se involucre en las tareas nacionales para enfrentar la crisis, sino en los acontecimientos internacionales como el conflicto en el enclave de Israel y la guerra Rusia-Ucrania, para enfrentar al imperialismo y sus agentes nacionales.
Impulsemos un Congreso de delegados con mandatos de base que prepare las condiciones para un paro general. Expulsemos a la burocracia de nuestras filas y discutamos un programa de transición que permita organizar la economía sobre nuevas bases sociales. Por un gobierno obrero y la construcción de un Partido revolucionario como sección de la IV Internacional reconstruida.
La respuesta de Israel a la ofensiva lanzada por Hamas el sábado 7/10 sobre su territorio no se hizo esperar. Los sionistas bombardearon sistemáticamente la Franja de Gaza, utilizando incluso armas prohibidas como el fósforo blanco, para aplicar un “castigo colectivo” a todos los palestinos por osar desafiar al ocupante. Utilizan un discurso racista, degradando a los palestinos a la condición de “bestias humanas”, para poder justificar el asedio que ha dejado a más de 2 millones de pobladores sin alimentos, agua ni energía eléctrica. Para completar su tarea asesina, los agentes israelíes del imperialismo se disponen en este momento (15/10) a invadir la mitad norte de la franja con toda su maquinaria bélica de punta.
Frente a esto, el viernes 13/10, las capitales europeas, ciudades de EEUU y de diversos países árabes y musulmanes vieron inundadas sus calles con movilizaciones en apoyo a la heroica resistencia palestina. En muchos de estos países, las manifestaciones fueron prohibidas o reprimidas, como en Roma, Berlín y París. Los gobiernos imperialistas temen la reacción de las masas frente a la muestra más cruda de la descomposición de su sistema social basado en la explotación de nuestra clase y la expoliación de colonias y semicolonias: la existencia de Israel sobre la expulsión de los palestinos de su territorio histórico hace 75 años.
El actual enfrentamiento en tierra Palestina no es un rayo en cielo sereno. Israel viene acelerando su política de conquista territorial sobre los territorios palestinos, por lo menos desde la época de la administración Trump. Esto ha conllevado diferentes enfrentamientos en Jerusalén y en Cisjordania, sobre las que los sionistas y sus colonos (movimiento de ocupación paraestatal de tierras) vienen avanzando. La incursión sobre el campamento de refugiados de Yenín el pasado julio fue el anterior episodio de estos choques.
El gobierno de Netanyahu debe responder a una situación frágil debido a la crisis en que han entrado los Estados árabes vecinos, como Siria y el Líbano, por los efectos de la pandemia y la crisis económica mundial. La salida utópica de dos Estados ha sido enterrada por la realidad, e Israel busca avanzar en acuerdos de “normalización de relaciones” con diversos gobiernos de la región. En 2020, con el auspicio de Trump, se firmaron en este sentido los acuerdos de Abraham con Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, y también Marruecos reconoció el enclave israelí en su pretendida condición de Estado.
Pero la crisis mundial transcurre ya una fase más aguda con la profundización de las tendencias guerreristas. La guerra entre Rusia y Ucrania tensiona a Israel, proveedor de ambos contendientes de armas y pertrechos. Ahora es Israel el principal foco de la ayuda bélica de EEUU, lo que ha llevado a Zelensky a protestar para que sus padrinos imperialistas no lo dejen relegado en los esfuerzos militares. Seguramente Israel priorice armar a su propio ejército. Se generan así nuevas contradicciones en la relación de Ucrania con la OTAN, empantanándose aun más la salida reaccionaria que tanto Rusia, de un lado, como el imperialismo del otro, pretenden dar a los Ex Estados obreros a través de su asimilación.
Lo cierto es que la ofensiva palestina, desesperada por cierto y con métodos que no compartimos, se explica por el acorralamiento al cuál Israel pretendía llevar a la resistencia. El intento de firmar un entendimiento con el reino saudita ha quedado en suspenso ante la brutalidad sionista. El frente imperialista pro Israel aparenta ser más solido que nunca, pero al mismo tiempo se desarrollan las movilizaciones, integradas por contingentes enormes de inmigrantes árabes y musulmanes, en el corazón mismo de las metrópolis.
También el gobierno de la ocupación muestra una falsa imagen de “unidad nacional”, mientras miles de sus “ciudadanos” huyen a sus países de origen al ver que la ocupación no les garantiza seguridad en la “tierra prometida”. El gobierno de coalición ampliado, al cuál ha ingresado la oposición que venía denunciando las reformas institucionales de Netanyahu, no puede llamarse de unidad nacional, porque Israel no es un Estado, sino una ocupación militar con una población implantada sobre la limpieza étnica del pueblo palestino.
Por supuesto, la lucha es totalmente desigual si la restringimos a las fronteras de la Palestina histórica; una lucha heroica y vital, pero con pocas perspectivas. Los trotskistas ponemos la pelea en otro plano, donde los contingentes del proletariado internacional podemos poner en la balanza todo el peso de la clase capaz de liberar todas las fuerzas de la producción social de la humanidad de las ataduras a las que las someten las relaciones burguesas de propiedad y la putrefacción del imperialismo.
Debemos tener en claro que no estamos ante un enfrentamiento “de siglos” (el sionismo comenzó a colonizar Palestina a principios del Siglo XX e Israel fue creado en 1948) entre dos pueblos, sino de una lucha entre una nación oprimida y el establecimiento de un enclave imperialista en el corazón de Medio Oriente para controlar sus intereses estratégicos y el petróleo. El sionismo es una ideología y un movimiento reaccionarios, que postularon una salida para el pueblo judío, perseguido durante siglos, basada en la colonización de un territorio habitado por otro pueblo y para defender los intereses del imperialismo. Por eso, decimos que Israel ni siquiera es un Estado burgués propiamente dicho, sino un engendro creado por el imperialismo en el momento de su mayor descomposición.
Los revolucionarios y la vanguardia de la clase obrera debemos intervenir en este conflicto del lado de los palestinos, con acciones que afecten al imperialismo y su maquinaria militar en la producción, como el paro en las industrias imperialistas y el bloqueo de los transportes, tomando el ejemplo de los portuarios de California, Durban y Livorno que en 2021 frenaron cargamentos con pertrechos militares destinados a Israel. Debemos sostener todas las movilizaciones por el fin de los ataques israelíes, por el fin del bloqueo y por la retirada inmediata del ejercito sionista de la Franja de Gaza, el derecho al retorno de los refugiados y desplazados y la libertad de todos los presos palestinos en las cárceles israelíes.
Los trabajadores de los países de la región, en primer lugar, sus batallones centrales de la rama petrolera, tienen la llave para avanzar en la expulsión del imperialismo de Siria, Líbano, Irak, Libia y, por supuesto, Palestina, luchando contra los gobiernos burgueses árabes, socios del imperialismo. Es fundamental llevar las acciones callejeras que se desarrollan en Europa y EEUU al corazón de la producción. La lucha internacional en apoyo a la liberación de Palestina permitirá colaborar con el surgimiento de una dirección obrera y revolucionaria en Medio Oriente, única vía para desbancar a las direcciones reaccionarias islámicas o del nacionalismo árabe como Hamas o Fatah que llevan la lucha palestina a un callejón sin salida.
La necesidad de saldar la crisis de dirección revolucionaria urge ante la situación de los palestinos, que muestra de forma desgarradora el significado de lo que llamamos descomposición imperialista. Pero es imposible plantearse la construcción de una dirección revolucionaria internacional a partir de una sumatoria de programas nacionales, que reflejan la adaptación a direcciones ajenas a la clase obrera en cada país. La cuestión palestina es un problema social e internacional, se trata de la lucha contra el imperialismo. Por ello, son impotentes los programas basados en cualquier salida nacional a partir de la constitución de un Estado burgués en la Palestina histórica, es decir, cuyos fundamentos estructurales sean la propiedad privada de los medios de producción. Existe una gradación que va desde una Palestina “laica, democrática y no racista” como plantean las corrientes morenistas, un Israel laico (el programa que comienzan a levantar los sectores antisionistas desmoralizados), hasta la salida de dos Estados que viene siendo la propuesta del imperialismo. Incluso plantear una Palestina Socialista a secas, sin considerar la dinámica internacional que el proceso histórico imprime al proceso revolucionario ni abordar programáticamente la extensión internacional de la dictadura de clase a partir de la idea de federaciones, es limitado y erróneo. Armados con la Teoría de la Revolución Permanente, y tras décadas de experiencia de las masas con las traiciones de las direcciones burguesas y pequeñoburguesas árabes e islamistas, debemos plantear claramente la necesidad de expropiar a los expropiadores para destruir las bases sociales de la dominación imperialista. Es en ese sentido que planteamos la consigna destrucción del Estado de Israel como condición necesaria para la toma del poder por la clase obrera de Medio Oriente, instaurando su dictadura de clase, cuya forma política será una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente y el Magreb.
15/10/2023
Por la destrucción del Estado de Israel
Por una Federación de Repúblicas Socialistas en Medio Oriente
Publicado el 7 de octubre de 2023 en TRCI web
En las últimas horas Hamas, organización que dirige la Franja de Gaza, lanzó una ofensiva contra el enclave imperialista de Israel. La operación se realizó en respuesta a la ofensiva reaccionaria que éste viene realizando contra los territorios palestinos y contra su intención de anexar Cisjordania. Esto sucede en un escenario internacional donde las direcciones árabes de la región vienen buscando acuerdos con EEUU y con China, acuerdos que ninguno de ellos da una solución a la situación histórico del pueblo palestino.
Los gobiernos de Biden y la Unión Europea apoyan al gobierno de Netanyahu, como no podía ser de otra manera. El gobierno argentino y todos los candidatos patronales que aspiran a serlo próximamente salieron rápido a condenar el ataque y a ponerse a disposición de Israel. Así mismo, gobiernos de la región como Chile, Colombia y Brasil salieron a condenar la ofensiva de Hamas declarándola como terrorista, alineándose con el régimen sionista y llamando a impulsar la línea reaccionaria de establecimiento de dos estados. El imperialismo apoya a su enclave y los lacayos de los gobiernos semicoloniales responden al llamado del amo. En esta situación está claro que los trabajadores y el pueblo pobre debemos estar del lado de la resistencia palestina, levantando bien alto las banderas antimperialistas y llamando al conjunto de los trabajadores de la región a enfrentar a sus gobiernos para expulsar al imperialismo de Medio Oriente. Apelamos a los trabajadores del mundo a luchar por el triunfo del pueblo palestino y a plantear una política obrera independiente ante el escenario guerrerista que nos plantea el imperialismo en Medio Oriente. Así como también debemos enfrentar la política de la OTAN en Ucrania y la invasión de Putin, en el proceso de asimilación de los ex Estados obreros.
Defendemos el derecho a defenderse del pueblo palestino, sin tener ningún tipo de acuerdo con la dirección de Hamas, que es una dirección contrarrevolucionaria que pelea por un Estado teocrático. Debemos movilizarnos para apoyar la resistencia palestina.
07/10/2023
COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina
El 24 de septiembre se elige gobernador en Mendoza en un clima electoral que tiene varias aristas a analizar debido al desdoblamiento de las elecciones de gobernador, a los efectos de las PASO presidenciales, y a la crisis de las dos principales coaliciones políticas, lo que ha marcado un reacomodamiento de fuerzas.
En el panorama local, Cambia Mendoza enfrenta el desafío de mantener la gobernación luego de gestiones que se han caracterizado por atacar sistemáticamente a las organizaciones de los trabajadores con el objetivo de empeorar las condiciones de vida de la clase. A ello se suma la división del espacio oficialista con el surgimiento de Omar De Marchi como candidato que disputa la representación del conservadurismo provincial. No olvidemos que este personaje viene de las filas del Partido Demócrata, los “gansos”, vetustos personajes que gobernaron la provincia en la década infame y bajo intervenciones militares en los años 70. De Marchi apunta a captar los votos de Petri (quien fue el competidor interno de Cornejo en las PASO) y de un peronismo sin chances que apunta a “un mal menor”, a su vez busca subirse a la ola Milei.
Por su parte, Cornejo ostenta con orgullo representar una provincia “ordenada” que supo gobernar desarticulando los sindicatos, generando un deterioro de la salud y la educación de la población, aplicando “mano dura” a través de la violencia institucional y la persecución sobre dirigentes sociales, y manteniendo un férreo control sobre los jueces. Cornejo, quien supo construir apoyo entre los empresarios locales, y conquistar con cuantiosa pauta el favor de la prensa local, busca su segundo mandato para profundizar el ataque sobre los trabajadores estatales y privados, profundizando el camino de los bajos salarios y la precarización laboral. Para ilustrar esta situación, según revela el último informe trimestral del INDEC, en Mendoza la tasa de desocupación se ubica en torno al 5,6% de la PEA, un índice bajo, sin embargo los ocupados que demandan empleo representan en 23% de la PEA y los subocupados el 16%, el doble que la media nacional. Esto nos indica que la calidad del empleo en la Provincia es de las peores del país.
El peronismo, con Parisi-Ilardo encabezando, intenta retener algo de poder en la legislatura, ante la pérdida de caudal electoral y base de apoyo. Incluso tienen que retener la huida de propios (como Righi de Lavalle) que ven en su cortoplacismo a De Marchi como un mal menor, para evitar que gane Cornejo. El nuevo lema de campaña de estos cultores de la lealtad deberá ser algo así “para que no gane la derecha, vote a la ultraderecha”.
Ante la enorme confusión reinante
A este escenario hay que sumar la enorme confusión que reina entre las masas producto de la precarización permanente de la vida que implica una inflación anual de más del 100%, la incertidumbre en el trabajo, la pésima atención en los servicios públicos (cualquier mendocino que se enferma sabe de los que hablamos), lo que abona el campo para mesianismos reaccionarios. En este contexto, la izquierda centra su programa en cómo gestionar mejor el estado provincial, en vez de buscar dar una dirección de lucha a las organizaciones de los trabajadores, en manos de burócratas colaboracionistas (que han garantizado la paz social firmando acuerdos paritarios de hambre). Es por ello que nos pronunciamos por el voto en blanco en estas elecciones.
Desde la COR creemos que las elecciones burguesas no pueden determinar el rumbo de las organizaciones obreras y de la izquierda. Es necesario enfrentar a este gobierno con un PARO PROVINCIAL, de estatales y privados que planteen como bandera un salario igual a la canasta familiar, y actualización según inflación. Es fundamental derrotar el ítem aula, pelear por un aumento del presupuesto en salud y educación, lograr unificar las luchas de vitivinícolas, docentes, personal de la salud para que la referencia en un contexto de incertidumbre sea la clase trabajadora y sus demandas, que no son otra cosa que los intereses de las mayorías.
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS
La candidata de la familia militar, Villarruel, compañera de fórmula de Milei, organizó una provocación en la Legislatura porteña. Detrás de su homenaje a las víctimas de las organizaciones guerrilleras de los 70s, está la presentación en campaña de la política de reconciliación con el ejército genocida y las fuerzas represivas del Estado que propone La Libertad Avanza.
En estos 40 años de democracia, los más largos en la breve historia de nuestro país, la sucesión de gobiernos han encarado la tarea de reconciliación nacional con el aparato represivo del Estado. La teoría de los dos demonios, cristalizada en el informe de la CONADEP, fue la doctrina estatal de la transición democrática, sostenida por Alfonsín y sus leyes de Obediencia Debida (1986) y Punto Final (1987), y continuada por Menem y sus indultos (1989 y 1990) a los jerarcas juzgados y condenados durante el Juicio a las Juntas. Radicales y peronistas, aunaron sus esfuerzos en tratar de lograr la reconciliación nacional mediante la consagración de la impunidad, y la reparación monetaria a las víctimas del genocidio. No sólo buscaron la impunidad de las fuerzas armadas, utilizaron todo el andamiaje del Estado como aparato burocrático militar, para ocultar y preservar a los responsables civiles y eclesiásticos del terrorismo de Estado. Los que hoy denuncian a la “casta”, se postulan como defensores de toda la vieja “casta”, rancia, parásita y asesina, formada por la curia católica y religiosa, los burócratas sindicales, los jueces y, sobre todo, los empresarios que fueron co-responsables del genocidio y la política de sumisión al imperialismo que asumió la última dictadura militar.
Pero esta orientación política de reconciliación fracasó. Las organizaciones de derechos humanos, el movimiento obrero y estudiantil, las organizaciones de izquierda y amplios sectores de la sociedad repudiamos en las calles, y asumimos como tarea histórica la búsqueda de memoria, verdad y justicia.
Ese mismo aparato represivo e impune, no escatimó brutalidad en diciembre de 2001, asesinando en las calles a decenas, embistiendo con sus caballos y palos a las Madres de Plaza de Mayo. Tras una de las mayores crisis sociales en nuestro país, surgió el kirchnerismo como una apuesta a la recomposición del régimen pos 2001. Encaró otra política para lograr la reconciliación nacional. El gobierno K, apostó a cooptar a los organismos de DDHH, renovar la corte suprema y enjuiciar a unas decenas de genocidas, gerontes ya. La desaparición de Jorge Julio López, de Luciano Arruga, el asesinato de Mariano Ferreyra y Carlos Fuentealba, 5000 luchadores detenidos y procesados, la Ley Antiterrorista a pedido del imperialismo, etc, son el saldo negro para la clase obrera y el pueblo, de los esfuerzos K por fortalecer el aparato represivo del Estado burgués.
El macrismo asumió, desarrollando otra línea en la tarea reconciliatoria, mediante la negación del genocidio, el reflote de la teoría de los dos demonios, y un discurso de supremacía de los derechos individuales sobre los derechos humanos. Marcó su gestión la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, resultado del accionar represivo bajo el mando de Patricia Bullrich. Pocos días después de la aparición del cuerpo de Santiago, Prefectura fusilaba por la espalda a Rafael Nahuel durante una protesta en Bariloche. Gobernaba el macrismo, pero el advenimiento del Frente de Todos solo dio continuidad a esta política. Las organizaciones K que marcharon contra el macrismo por Santiago, garantizaron el silencio y la impunidad de sus asesinos cuando llegaron al poder.
La cuarentena significó el despliegue y reforzamiento del aparato burocrático militar del Estado burgués que se tradujo en decenas de casos de desaparición forzada, gatillo fácil y muertes en comisarías en todo el país. Entonces perdimos a Facundo Castro, Luis Espinosa, Florencia Magalí Morales, Joaquín Paredes, Blas Correas y tantos más, y sufrimos la represión a gran escala ordenada por Kicillof y Berni, durante el desalojo de Guernica.
La Libertad Avanza encarna una facción pequeñoburguesa que sacó lecciones reaccionarias de estas experiencias. Su diatriba anti-estatal empalma bien con la revancha cultural de los partidarios de los dos demonios. Estos libertarios no quieren menos Estado, quieren un Estado garante del accionar sin límites ni mediaciones, del capital sobre la clase obrera. Se postulan para asumir una vez más la tarea de la reconciliación nacional, para fortalecer el aparato represivo de un Estado cuya tarea principal sea la defensa de los intereses del gran capital y el imperialismo en la expoliación de recursos en la región.
Ante la provocación del revanchismo, nuestra respuesta debe ser clara: NO OLVIDAMOS. NO PERDONAMOS Y NO NOS RECONCILIAMOS.
El Estado es producto de los antagonismos sociales, es órgano de dominación, es un aparato burocrático y militar en manos de la clase dominante, separado de la sociedad pero permeable a sus contradicciones. Bajo la democracia se busca legitimarlo como una obra de todos y una expresión legítima de la sociedad misma, pero dado el desarrollo inevitable de las contradicciones sociales, el recurso de la fuerza se presenta como la herramienta más eficaz de imposición del poder de clase. Ese es el carácter de clase del Estado, por eso nuestra tarea no es la defensa de esta democracia para ricos.
Si no priman los métodos obreros, se imponen los métodos de la burguesía y su régimen descompuesto. El ajuste en curso y el agravamiento de las condiciones de vida de las masas para sostener el acuerdo con el FMI, anticipan un ataque mayor de cualquiera de los candidatos que gane. Requieren de gran centralidad del Estado para imponer a la clase obrera una nueva relación de fuerzas para pagar la deuda a costa de las masas y hacer crecer los negocios. Derrotar este plan nos exige prepararnos para enormes tareas, para enfrentar a la burocracia garante de la sujeción de los sindicatos al Estado, y también para enfrentar a ese Estado como aparato burocrático-militar. No será con los métodos de la democracia burguesa y sus instituciones como prepararemos a la vanguardia obrera en su tarea de organizar una respuesta a la altura del ataque.
Para lograr justicia para todos nuestros muertos y desaparecidos. Para que paguen la crisis los que la generaron. Impulsemos este debate en cada lugar de trabajo y de estudio, defendamos mociones por un congreso de delegados de base mandatados. Preparemos un paro general activo, con ocupaciones y piquetes apuntando a sembrar la desorganización en el aparato estatal, tarea ineludible para forjar una vanguardia preparada para atacar en bloque ese aparato hasta destruirlo.
Es tarea de una nueva generación sacar lecciones de las experiencias de lucha de clases de estos 40 años de democracia. Una nueva generación, no por su edad, sino porque se saque de encima el viejo lastre de las variantes estatistas y reformistas, e incluso de tendencias que se reclaman de izquierda y participan de las luchas obreras, como el centrismo, que no alejan a los trabajadores de la influencia de las instituciones de conciliación de clases sino que, precisamente, los acercan, con su electoralismo y legalismo. Por eso desde la COR peleamos por la independencia de clase y por el enfrentamiento a los capitalistas y su Estado.