A casi 60 años del aniversario de la revolución cubana, la burocracia castrista ha diseñado una reforma constitucional abriendo un periodo de “consulta” que culminará en un referéndum hacia fines de año con el supuesto objetivo de lograr una “actualización del modelo político y social”.
El principal cambio a la constitución incluye la incorporación de la “propiedad privada” como una “nueva” forma de propiedad (actualmente rige la cooperativa mixta, la estatal y el cuentapropismo). Adicionalmente se elimina la aspiración al “comunismo” y se lo reemplaza con una definición de “Estado socialista de derecho”. También se realizarán algunos retoques al sistema político creando la figura de Presidente y Primer Ministro (limitando a 2 periodos de 5 años el mandato y a un máximo de 60 años al candidato de primera instancia), además de eliminar las “asambleas provinciales de poder popular” creando a cambio un gobierno provincial con un consejo anexo.
Mientras discurre esta propuesta también han realizado una serie de cambios administrativos para agilizar la inversión extranjera en lo concerniente a la provisión de trabajadores intentando dinamizar proyectos actualmente estancados como el del puerto de Mariel que pretendía ser un puntal de la apertura económica.
El gobierno de Miguel Díaz Canel y Raúl Castro pretende profundizar la orientación reformista iniciada en el 2014 en la época de Obama a partir de la política de “descongelamiento” de las relaciones con el imperialismo norteamericano. Esta política de apertura controlada, acelerada a partir de las crisis de las fracciones burguesas latinoamericanas (como la venezolana o la brasileña) que asistían política y económicamente a la isla, ha visto un nuevo congelamiento con el gobierno de Trump. En su ofensiva hacia su patio trasero, el gobierno norteamericano, revirtió esas políticas con medidas tales como el retiro de diplomáticos motivado por un supuesto ataque acústico o la prohibición a los turistas a que visiten la isla en hoteles “controlados” por las fuerzas armadas cubanas, etc.
En su intento de imponer un nuevo orden mundial, la política del amo del norte, pretende que se agudice la crisis de la endeble economía de la isla alimentando la vieja y sostenida línea de provocar mediante el bloqueo económico y la presión imperialista un cambio de régimen que de inicio a una proceso de asimilación de Cuba al imperialismo mundial, nuevamente como una colonia norteamericana. Este tipo de política implicaría una destrucción de la casta burocrática gobernante o una desintegración del aparato burocrático-militar regido por el PC-Cubano y la Fuerzas Armadas ligadas al mismo.
La política de apertura controlada de la burocracia, buscando en parte su propia supervivencia, persigue conservar el control del aparato estatal y desarrollar un sector burgués que pueda ser el beneficiario de la misma. Con políticas como la aprobación de la propiedad privada pretenden llevar adelante, en este modelo de “Estado socialista de derecho”, una transición como la China donde se convirtió un importante sector de la burocracia estatal en una proto-burguesía cuyo rol social aún se encuentra indefinido dentro del sistema capitalista, ya que choca en su proceso de asimilación con la misma descomposición y decadencia del capitalismo mundial.
La crisis corroe la isla
Actualmente la economía cubana no pasa de ser una economía de subsistencia. La debilidad del apoyo de socios internacionales, junto con la profundidad de la crisis de toda la región centroamericana, hacen que las políticas de “planificación” del Estado vayan orientadas casi exclusivamente a solucionar los problemas de la carestía de la vida tales como servicios básicos, de alimentación, transporte o apalear los efectos de los desastres naturales como el huracán “Irma” o la tormenta subtropical “Alberto” de graves consecuencias para la población.
La presión inflacionaria en un país con dualidad monetaria y cambiaria, aumentan la presión al incremento del gasto estatal, con el fin de mantener servicios básicos de salud, educación o la cada vez más magra “libreta de abastecimiento”.
Parte de esta política ha sido la de impulsar el trabajo por cuenta propia, que agrupa a actividades diversas de servicios, tales como de servicios de alimentación, transporte, arrendamiento de habitaciones, etc, es decir se ha desarrollado una mínima estratificación social que agrupa a más de medio millón de trabajadores en esta actividad, donde un sector no llega a convertirse en una pequeñoburguesía consolidada por la misma crisis y por el control que ejerce la propia burocracia estatal, que impide que se desarrolle un sector que socave las bases de su dominio, al menos momentáneamente.
La perspectiva comunista
La eliminación de la palabra “comunismo” de la constitución como fin último que persigue el Estado cubano, no implica mayores cambios en la orientación de la propia burocracia castrista. Es la reafirmación de que buscará una transición ordenada mediante las reformas y con la ayuda del mercado capitalista (la atracción de capitales y desarrollos regionales o “municipales”) dirigirán un proceso de apertura para aggiornar a Cuba al sistema imperialista. Sin embargo, la profundidad de la crisis del capitalismo imperialista, la crisis social que se agudiza en toda la región caribeña hacen muy improbable ningún avance significativo de esta política de asimilación al imperialismo, sin contar la política del gobierno de Trump que se encamina en otro sentido.
Desde el mismo nacimiento de la revolución cubana la perspectiva de avanzar, no digamos hacia el comunismo, sino hacia el socialismo como estadio inferior de aquel, quedó trunco. La perspectiva nacional de la dirección pequeñaburguesa de aquel proceso llevó a la conformación de un Estado obrero como símbolo de que en la época imperialista ya no hay lugar para nuevas revoluciones de tipo nacional-democrático, ni para nuevas formaciones estatales burguesas. El ala izquierda de esa dirección (representada por el Che) impulsó un internacionalismo de tipo tercermundista que impulsó los procesos de liberación nacional alejándolos al mismo tiempo del desarrollo de la propia lucha de clases y con ello del rol central que debe ejercer el proletariado en los procesos revolucionarios. La misma contradictoria, aunque abnegada, impotencia del método guevarista llevó a la vanguardia del continente a diversos experimentos foquistas alejándose de la experiencia y desarrollo de la clase obrera. Así Cuba a su modo copió la estructura de los aparatos estatales de la URRS y los países del Este, y su dirección , apoyándose en las conquistas de la revolución, fortaleció dicho aparato y vivió en el aislamiento acicateado por la presión imperialista constante y los vaivenes del mercado internacional; una perspectiva contraria al desarrollo de las tendencias socialistas que deben desplegarse en la revolución internacional, como contratendencias a las leyes capitalistas, al tiempo que debilitar y extinguir todo aparato de Estado.
Hoy la crisis por la que atraviesa Cuba, debe contar con la formación de un fuerte núcleo revolucionario al interior de Cuba que luche por desarrollar un proceso de revolución política de la mano de la lucha del proletariado internacional, en particular el norteamericano y pelear por una Federación de Estados Socialistas de América. Para hacer resurgir las conquistas de la revolución cubana, ésta debe desarrollarse en el plano internacional y de la mano del Partido Mundial de la Revolución Socialista, la IV Internacional reconstruida, que como dirección consciente enarbole las banderas de lucha por el socialismo mundial como fase inferior de la sociedad comunista.
Con las elecciones del 08 de agosto la CTA legalizará una nueva ruptura. A las elecciones de Michelli, que pasaron sin pena ni gloria, el Cachorro Godoy le antepondrá su propio evento electoral, haciendo eje en la supuesta legitimación que le da el hecho de tener la conducción de ATE.
El gobierno dio un masazo a los trabajadores estatales, con miles de despidos, con un aumento ridículo del 15% en cuotas pactado con UPCN, sumado a la “Modernización” del Estado, el “ingreso 0” y el aumento de la precarización laboral. Mientras todo eso ocurre, Yasky, Michelli y Godoy disputando la caja, inmersos en su realidad paralela de burócratas dejaron pasar todos los ataques sin siquiera poner las manos.
Ahora están preocupados por hacer sus negocios de cara al 2019, bajo el lema “votar mejor”. Michelli quiere irse con Yasky y Moyano para bancar al kirchnerismo o a alguna variante pejotista, y el Cachorro dimensionando la posibilidad de embarcarse en algún proyecto centroizquierdista del tipo “En Marcha”.
En medio de todo esto la izquierda definió poner un huevo en cada canasta y se presentó a ambas elecciones.
En esta, la Lista Multicolor, luego de fracasar su propuesta de posponer la elección para que no se superpusiera con el tratamiento en Senadores de la Ley de Aborto, este miércoles se lanzará a los votos. Bajo la consigna “Por una nueva dirección de la CTA” el PO armó una lista con el MST y Rompiendo Cadenas. Es decir, el PO quiere una nueva dirección con aquellos que comparten puestos con la burocracia en todos lados, o que incluso son parte ya de la “vieja dirección” como el MST.
De esta manera, el PO no se cree ni su propio slogan.
Desde la COR venimos insistiendo hace tiempo en reunir a toda la oposición para discutir un programa y acciones para enfrentar a las cúpulas divisionistas de la CTA y ATE y recuperar estas organizaciones para enfrentar los despidos y el ataque. Pero la forma de hacerlo es mediante un plenario con mandato de los lugares de trabajo, no en una lista armada a último momento sólo debatiendo los cargos entre gallos y medianoche con dos corrientes que se han cansado de sostener a los burócratas. Una lista para la CTA pudo haber sido fruto de un proceso de debate y deliberación para aglutinar y organizar a todos los estatales que quieren luchar, nucleando a sectores antiburocráticos como la Junta Interna del Garrahan. Pero no, tenían que dilapidar las posiciones ganadas en acuerdos oportunistas que todos sabemos que fracasan y no conducen a nada.
Aunque tenemos diferencias en la política y la estrategia del Partido Obrero, una lista que hubiera priorizado la independencia de clase para combatir los proyectos patronales de la burocracia, hubiera tenido nuestro apoyo. Pero un acuerdo con el MST, conocido por sus posiciones pro patronales, o rompiendo cadenas, que tiene relaciones carnales con la burocracia, le quita todo contenido de clase. Por eso llamamos a votar en blanco y seguimos insistiendo en un plenario de la oposición para debatir programa. Para nosotros la CTA debe tener una dirección revolucionaria, que la convierta en un instrumento de emancipación de la clase obrera.
El gobierno de Mauricio Macri se comprometió con el FMI y el imperialismo a hacer los deberes y llevar adelante el ajuste a como dé lugar. Por supuesto, la variable de ajuste son los trabajadores. En particular los estatales vienen sufriendo el embate de las medidas del gobierno de manera feroz: despidos masivos; mediciones de “productividad” y “presentismo” para disciplinar; techo salarial de 15%, para un 2018 con una proyección de 30% de inflación y sobre la base de salarios de hambre; lugares de trabajo paupérrimos que no dan abasto para contener la creciente emergencia social de amplios sectores populares que acuden a las escuelas y hospitales públicos.
Hay que profundizar el plan de lucha, no sólo para exigir la reapertura inmediata de la paritaria, sino también para imponer nuestras reivindicaciones y preparar el enfrentamiento al ajuste y dar una salida obrera.
Justicia por Sandra y Rubén
Esta política se torna criminal cuando, por una pérdida de gas, estalla la Escuela Primaria n°49 de Moreno, provincia de Buenos Aires, donde se venían haciendo reclamos constantes por problemas de pérdidas. Murieron Sandra Calamano y Rubén Rodríguez. Esto es consecuencia del estado calamitoso en el que se mantienen las escuelas, es un asesinato laboral. Nos solidarizamos con los familiares, compañeros y amigos de las víctimas. Exigimos el esclarecimiento y las medidas necesarias para que esto no vuelva a suceder. Es urgente que, además de la respuesta en provincia de Buenos Aires (al que se han sumado los sindicatos de Capital) de CTERA y ATE-auxiliares de educación, se convoque a paro nacional ante este hecho, para impulsar la votación de delegados de seguridad e higiene en las escuelas e imponer al gobierno nacional las inversiones necesarias que esto no se repita.
Fuera el Estado de nuestras organizaciones
La burocracia sindical ha sido un partícipe necesario en la implementación del ajuste, negociando a la baja; dividiendo las fuerzas en numerosos sindicatos, para responder a intereses parciales y ajenos a los de la clase; actuando como mediación entre la bronca de la base y el Estado/patronal. Los sindicalistas K, con Baradel y López en provincia y ciudad, fueron cómplices de la política de destrucción de la educación pública del anterior gobierno y ahora, de opositores, nos vienen a decir que hay que votar bien en 2019. No es con los métodos de la democracia burguesa y sus instituciones la forma de enfrentar el actual ataque. Ahora, que Macri arremete con multas a SUTEBA y Camioneros por no acatar la conciliación debemos ser categóricos. Peleamos por la independencia de los sindicatos del Estado. No hay que dejarse atrapar en el andamiaje de conciliación de clase bajo la tutela del Estado. SUTEBA debe rechazar la conciliación obligatoria.
Tenemos que recuperar los sindicatos y combatir la ideología conciliadora, desnudando el carácter de clase del Estado y sus leyes, peleando contra su intervención y por la independencia de los sindicatos de éste.
Las agrupaciones y corrientes antiburocráticas debemos levantar esta perspectiva. Es necesario forjar una Oposición Sindical Revolucionaria que discuta un programa obrero de salida a la crisis. Hay que preparar una vanguardia obrera que lleva este programa adelante.
Semana del 6 de agosto
Esta semana sigue la lucha. En Ademys paramos 8 y 9 de agosto. Por su parte, los docentes universitarios a nivel nacional ya han votado el no inicio del segundo cuatrimestre. Impulsemos asambleas en cada luchar de trabajo y estudio para imponer un plan de lucha nacional que derrote el ajuste, donde participen los afiliados de todos los gremios docentes, votando un mandato de base. Preparemos un paro general activo, con ocupaciones y piquetes apuntando a sembrar la desorganización del aparato estatal. Estas tareas no pueden ser delegadas a la burocracia. Somos los sectores antiburocráticos los que debemos llevar adelante estás tareas, las corrientes de izquierda dentro del frente Multicolor deben plantearlas en sus lugares de influencia. Organicemos un Congreso Nacional Educativo, de todos los niveles, para preparar un paro nacional educativo contra el ajuste.
-Impongamos a CTERA y a las federaciones de docentes universitarios un plan de lucha nacional unificado.
-No inicio de clases hasta que se resuelvan los reclamos edilicios. Por delegados de seguridad e higiene de cada escuela.
-Congreso Nacional Educativo de todos los niveles educativos, con delegados de base mandatados
-Abajo el ajuste y las reformas laboral, provisional y educativa
-Reapertura de la paritaria ya
-Paritaria estatal única
-Plan de lucha unificado
-No a la intervención del Estado en nuestros sindicatos
Este 1ro de agosto nos movilizamos en todo el país, a un año de la represión de gendarmería a una protesta mapuche en Cushamen, que resultó en la muerte de Santiago Maldonado, desaparecido durante 78 días a partir de ese momento. Días después de la aparición del cuerpo de Santiago, la prefectura asesina al joven Rafael Nahuel, acribillado cobardemente por la espalda durante la represión a una protesta en Bariloche. El fenomenal despliegue de encubrimiento de los responsables y de justificación del accionar represivo del Estado no ha cesado. Al contrario, sólo se profundiza complementando la política de ajuste pactada por Macri y los gobernadores, bajo supervisión del FMI. A esto responden las últimas medidas de fortalecimiento del aparato burocrático-militar del Estado, disponiendo la mayor injerencia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior. Cada gobierno desde 1983 accionó para recomponer y fortalecer el aparato burocrático militar intentando, con diferentes políticas, reconciliar a las fuerzas armadas con las masas y relegitimar el accionar de la justicia burguesa como “garante de derechos”. Parte de este accionar burgués, lo pagamos con Mariano Ferreyra, Jorge Julio López, Carlos Fuentealba, Luciano Arruga, y una larga lista de tantos compañeros asesinados, desaparecidos, reprimidos y perseguidos por luchar, a la que lamentablemente se agregaron Santiago y Rafael. Lograr verdad y justicia es una tarea que sólo puede resolverse desde la independencia de clase, con los métodos de la clase obrera. El ajuste en curso y el acuerdo con el FMI, anticipan un ataque mayor con la reforma laboral y nuevos avances sobre el sistema previsional. Requieren de gran centralidad del Estado para imponer a la clase obrera una nueva relación de fuerzas, como condición de posibilidad de un nuevo ciclo de crecimiento burgués. Derrotar este plan que apunta a descargar el peso de la crisis sobre la población trabajadora, nos exige prepararnos también para enfrentar al Estado como aparato burocrático-militar. Insistimos, no será con los métodos de la democracia burguesa y sus instituciones como prepararemos a la vanguardia obrera en su tarea de organizar una respuesta obrera a la altura del ataque. La burocracia sindical, otrora colaboradora de la eliminación física de la vanguardia obrera, confunde a los trabajadores al acusar de “dictadura” al gobierno por servirse del conjunto de leyes forjadas por el peronismo para encorsetar la lucha obrera en los marcos de la conciliación de clases tutelada por el Estado. Conciliación obligatoria, homologación del ministerio, etc, son todos mecanismos plasmados en la Ley de Asociaciones Sindicales y otras normativas que burocracias de todo color tienen como programa propio. Los revolucionarios tenemos la responsabilidad de combatir esta ideología conciliadora y desnudar el carácter de clase del Estado y sus leyes. Forjemos oposiciones sindicales revolucionarias por rama, disputando a la vanguardia con un programa obrero de salida a la crisis. Impulsemos asambleas en cada lugar de trabajo y estudio, para imponer desde las bases de los sindicatos y de las organizaciones estudiantiles un plan de lucha nacional que derrote el ajuste. Preparemos un paro general activo, con ocupaciones y piquetes apuntando a sembrar la desorganización en el aparato estatal. Así daremos pasos concretos en la tarea ineludible de los revolucionarios, que es forjar una vanguardia preparada para atacar en bloque ese aparato para destruirlo. VERDAD Y JUSTICIA PARA SANTIAGO MALDONADO Y RAFAEL NAHUEL
Los trabajadores de la alimentación entramos en paritarias en un momento que las patronales se vienen mostrando fuertes en base al apoyo por parte del gobierno de Macri y los gobernadores en cuanto al plan de la Reforma Laboral.
En estos últimos años vienen precarizando aún más nuestro trabajo, rebajando salarios, aumentando los ritmos de producción, despidiendo de manera abierta o encubierta a muchos de nuestros compañeros y persiguiendo a los delegados que se oponen a esto. En años anteriores, como siempre, la conducción de la FTIA se ha llenado la boca hablando de los supuestos altos pedidos salariales que hacen y nos llaman a poner el cuerpo en las medidas para luego entregarnos en la mesa paritaria sin consultarlo con nadie, acordando salarios por debajo de lo que necesitamos, teniendo en cuenta las extraordinarias ganancias que las patronales hacen a costilla de nuestro esfuerzo.
En momentos que nos quieren poner un techo paritario del 15 % que quedara muy por atrás de la creciente inflación y peor aún sabemos que van a querer rebajar nuestras condiciones de convenio colectivo, es momento de decir basta! Reclamamos que no se firme nada sin consultar con los trabajadores. Es prioridad que los trabajadores intervengan en la discusión paritaria realizando asambleas y plenarios en todo el país, con el fin de votar un plan de lucha nacional que permita la reivindicación de los derechos de cada uno de los trabajadores que integran este gremio, para romper el techo salarial que quiere imponer el gobierno de Macri y los empresarios.
Es necesario un plan de lucha unificado, sabemos que lo que más le duele a las patronales es cuando paramos la producción. Tenemos que llevar adelante asambleas en las fábricas y reclamarle a la Federación que convoque un Congreso de delegados mandatados por la base para definir cuál es el sueldo que necesitamos y las medidas que estamos dispuestos a hacer para lograrlo. El paro es la herramienta fundamental y que se complementen con movilizaciones callejeras, en centros estratégicos en cada ciudad. Tenemos que convertir la lucha de los trabajadores de la Alimentación en una lucha popular. Tenemos que luchar por un aumento salarial del 30% en una cuota con cláusula gatillo ya que si sube la inflación automáticamente suba el salario. Esto más allá de los adicionales por empresa, categoría y antigüedad. Esa es la manera de depender cada vez menos de las horas extras que debemos hacer para llegar a fin de mes.
¡No queremos dejar nuestras vidas en las fábricas!
¡POR UN SALARIO IGUAL A LA CANASTA FAMILIAR;
¡POR PARITARIOS ELECTOS EN ASAMBLEAS!
¡POR UN PLAN DE LUCHA CONTRA LA REFORMA LABORAL!
BASTA DE DESPIDOS, CIERRES DE FÁBRICAS Y SUSPENSIONES.
POR LOS DERECHOS DE NUESTRAS COMPAÑERAS, RE-CATEGORIZACIÓN PARA TODAS!
POR EL CESE A LA PERSECUCIÓN A LOS DELEGADOS.
POR UN CONGRESO DE DELEGADOS CON MANDATOS DE BASES CONVOCADO POR LA FTIA
POR LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES.
20 mayo 2018
COMISIÓN INTERNA BAGLEY + COMISIÓN INTERNA MONDELEZ VICTORIA + COMISIÓN INTERNA UNILEVER (PILAR) + AGRUPACIÓN AZUL Y BLANCA (SAN LUIS) + AGRUPACIÓN BORDÓ LEONARDO NORNIELLA (BUENOS AIRES) + AGRUPACIÓN NARANJA (PROVINCIA)
El triunvirato de la CGT convocó a un paro general para el 25 de junio, ya que las negociaciones con Macri fracasaron. De esta manera salen de la tregua al gobierno para ponerse a la cabeza de contener la bronca de los trabajadores y buscar canalizar el descontento en una salida dentro de los marcos de las instituciones burguesas. Debemos tomar esta medida en nuestras manos para que el paro sea activo y nos permita organizar a un sector de vanguardia para enfrentar el pacto de Macri con el FMI.
La corrida del dólar en estos meses y después el acuerdo con el FMI, que impuso que la flotación de la divisa sea libre, o sea, que la decida el mercado, llevó a que esta moneda cotizara -al cierre de esta edición- a más de $26 y se espera que llegue a fin de año a $30, lo cual implica una devaluación del peso de un 40%. Este escenario encontró al gobierno tratando de explicar el desequilibrio por la situación internacional ante la suba de las tasas de interés en EEUU. Pero en realidad la situación de incertidumbre del plan económico del gobierno no sólo fue producto de la influencia de los elementos de índole internacional, sino también de la pérdida de confianza del sector financiero en cuanto a la política económica de Macri, lo cual constituye el escenario más peligroso para el gobierno.
Macri tuvo que recurrir al mismísimo FMI para obtener el apoyo necesario para completar el ajuste que le reclaman los empresarios, cansados del gradualismo bobo y sus magros resultados. Nada hace esperar que el ajuste made in USA que se viene, sin embargo, pueda solucionar la crisis económica, sino todo lo contrario. Una sumisión aún mayor al imperialismo deparará un ataque más violento a nuestra clase y la consiguiente destrucción económica, como ya ha sucedido antes en nuestro país y, más recientemente, en Grecia.
Receta del gobierno y el imperialismo: más ajuste
El gobierno de Trump quiere recuperar la hegemonía mundial de EEUU. Esto quedó muy marcado en la última cumbre del G7, donde EEUU definió ante las potencias imperialistas que su política internacional va ser más agresiva en el terreno comercial para recuperarse ante el déficit comercial con las otras potencias, con un mayor disciplinamiento del patio trasero latinoamericano. Esto ya está dando elementos de resistencia como los que se dieron contra las reformas previsionales en Argentina, Brasil y, de forma más radicalizada, en Nicaragua.
Después de que el macrismo abriera la economía al mercado mundial; realizara un ajuste fenomenal; implementara la reforma previsional saqueando a los jubilados; que permitiera, vía las Lebac, una bicicleta financiera fenomenal; habilitara una política tarifaria para favorecer a las grandes empresas eléctricas; impusiera la reducción de salarios y despidos masivos, el “mercado” le responde que debe dejar el gradualismo y hacer un ajuste ortodoxo. Esto es la demostración palpable del carácter semicolonial de nuestro país y que las fracciones burguesas que dirigen el Estado carecen de una dominación independiente y es por eso que deben apoyarse en el imperialismo.
El macrismo, como fracción más pro imperialista, no logra encaminar la economía y ha sufrido varios traspiés; quizás el más importante desde el punto de vista de la lucha de clases fueron los acontecimientos de diciembre, cuando se votó la reforma previsional. A pesar de haber contado con la complicidad del PJ y de la burocracia sindical -unos realizando el ajuste en las provincias que dirigen y los otros garantizando una tregua ante los ataques-.
El acuerdo con el FMI, que implica un ajuste en toda la línea, con un escenario de recesión, aumento de la inflación, tarifazos, pérdida del poder adquisitivo, despidos, ataque a las jubilaciones, mayor carestía de la vida, aumento de la pobreza y conflictos provinciales obliga al gobierno, en su debilidad política, a buscar consenso en la oposición burguesa para pasar el plan del FMI y reforzar el aspecto represivo. En este sentido va el anuncio de que las FFAA puedan intervenir en conflictos internos.
Ante el escenario económico de turbulencia, el gobierno ha definido mantener las banderas y acelerar el proceso de ajuste, es decir, profundizar el ataque para mostrar a los popes de la economía mundial que van a cumplir con el plan. Esto es, seguir descargando la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. Es así que han vuelto a reflotar la reforma laboral, que debemos enfrentar y derrotar.
Esta vez, parece que la oposición burguesa y la burocracia sindical estarían avanzando en romper esta tregua con el gobierno, no porque se hayan vuelto combativos, sino porque se preparan para contener e intentar canalizar la bronca y el mal humor social que hay en este momento. Esta es la política de las distintas variantes de la oposición burguesa como el PJ, el massimo y los K (con sus matices), que intentarán, a pesar de tener una debilidad muy grande como mediación, llevar todo al plano parlamentario y electoral en un lejano 2019.
Por una salida obrera
Es central que, ante los acontecimiento nacionales e internacionales (en todo caso el proceso de crisis nacional es expresión de la situación internacional), los revolucionarios intervengamos con el objetivo de preparar la lucha por el poder, con un programa transicional que permita dialogar con un sector de los trabajadores sobre cómo enfrentar la crisis.
Debemos atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores los que podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que podemos, ante el caos capitalista, organizar la economía sobre otras bases.
Los CEOs del macrismo han perdido el norte y tratan de preservar las ganancias de las empresas como sea. Los K, que eran los garantes de que los empresarios se la llevaran en pala, hoy intentan capitalizar políticamente la crisis, sin grandes resultados por ahora. Ninguna de estas variantes confía en la fuerza de los trabajadores.
Por un paro activo el 25 de junio
Conscientes de la bronca que hay en la base, la CGT ha llamado a un paro nacional para el 25 de junio. Pero una medida como un paro sin un plan de lucha, sin un programa, o sea, sin continuidad, es una política de contención del proceso de lucha y, por lo tanto, muy limitado para enfrentar el ataque. Las variantes al Triunvirato, como el moyanismo, las dos CTA y los movimientos piqueteros del vaticano intentan presionar a la CGT para que vaya a medidas como forma de presión y buscar algunas reivindicaciones parciales. El moyanismo prepara un paro nacional de la rama camionera por paritarias el 14 de junio, en un intento de mostrar fuerza y poder negociar en otras condiciones, no sólo el salario, sino su relación con el gobierno y al interior de la CGT.
Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía. Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del estado. Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri y el FMI, que se reabran las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación; con asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, delegados paritarios para negociar con las empresas, por convenio único para terminar con la tercerización. Y preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.
Una lucha programática
Es fundamental levantar el programa de control obrero de la producción, de las ramas, es decir atacar el poder de la burguesía y enfrentar al Estado burgués.
El planteo de “estatización” o “nacionalización”, como parte de un conjunto de medidas “anticrisis”, enmascara el carácter de clase del Estado capitalista, que no es otra cosa que “una firma burguesa”. Las concepciones estatistas liquidan el desarrollo de una vanguardia que pueda, con un programa revolucionario, enfrentar al Estado y al imperialismo y preparar las condiciones para el establecimiento de la dictadura proletaria y la edificación internacional del socialismo, a partir de la destrucción del Estado burgués.
El programa de transición es un sistema de reivindicaciones transitorias que preparan a la vanguardia para las tareas de dirección de la economía. No son un conjunto de “medidas anticrisis”, esto sería reemplazarlo por consignas redistribucionistas o de reconversión de la economía, es decir, como sostenía Marx, intentar “separar el capital de los capitalistas”.
La izquierda no puede ceder a la presión del sentido común pequeñoburgués de sacar plata de un lado para ponerlo en otro, como plantean algunos con el establecimiento de impuestos a las grandes empresas o el no pago de la deuda externa para financiar la educación o la salud.
Se debe enfrentar a los capitalistas con los métodos de la revolución socialista y la dictadura del proletariado. Seamos claros ante los trabajadores, toda reforma socialista sólo es posible después de la revolución. Por esto, plantear el monopolio del comercio exterior, o la nacionalización de la banca como tareas previas a la misma es mentirles a los trabajadores y desarmarlos para la pelea.
Debemos intervenir con todas las fuerzas en esta coyuntura, para abrir una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia. Para desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.