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El próximo 7 de agosto se llevarán adelante elecciones de ATE en todo el país. Se darán en el marco de una profunda crisis del sindicato, expresada la división del aparato entre los verdes del Cachorro Godoy y los verde-blancos del Tano Catalano. A su vez cada una de estas facciones se encuentran resquebrajadas por los innumerables enfrentamientos entre caudillos y burócratas de las seccionales. La rosca entre ellos, que ha incluido amenazas, traiciones y carpetazos, ha dejado al gremio prácticamente paralizado estos meses.

Sin embargo, a la hora de rapiñar puestitos para las PASO se olvidan rápido de las diferencias, como demuestra el Colorado Isasi y su alineamiento con los Fe-Fe.  La Verde y verde-blanca que se han encargado de dividir cuanta lucha hubo en estos años contra los despidos, no tienen problema en compartir las listas de Cristina. Eso demuestra que ambas fracciones tienen acuerdo en todo lo fundamental, especialmente si se trata de ir tras variantes patronales. En realidad, su pelea es por la caja del gremio, y por ser los burócratas interlocutores del gobierno de turno.

Ante eso, era importante en estas elecciones mostrar una alternativa de clase y un programa que apuntara a la unidad del gremio echando a los burócratas. Hubiera sido un buen momento para que la izquierda que se reclama antiburocrática y “clasista” hubiera presentado una lista que sirviera no solo para votar, sino para organizar a los estatales hartos del ajuste y de la complicidad de los burócratas,

Pero no. Como siempre al Partido obrero le encantan hacer acuerdos electorales lo más oportunistas posibles y prefirió ir con el MST histórico riñón de la Verde, antes que formar un agrupamiento de independencia de clase. Por su parte el PTS y el IS no dudaron en hacer lo mismo, con la idea de reflejar el oportunismo lamentable del FIT-U en el plano sindical.

Por su parte ATE Desde Abajo han decidido no participar de la Multicolor presentando una lista separada en la seccional Capital, pero sin romper sus acuerdos políticos con la verde blanca en algunos lugares,

Con los compañeros de la lista Gris Carlos Fuentealba del NMAS, la lista Roja del Garrahan y activistas y delegados independientes, y junto a organizaciones como Trabajadores Trotskistas y Tribuna Proletaria hemos conformado el Frente Clasista Gris – Roja. El mismo está encabezado para CDN por la compañera Marina Hidalgo Robles de Promoción Social, y para ATE capital encabeza el compañero Gustavo Lerer del Htal. Garrahan.

Nos impulsa la necesidad de organizar a los trabajadores en la lucha contra el ajuste y los despidos, contra la burocracia sindical que dice que la única salida a este gobierno antiobrero y súbdito del FMI es “votar bien”. Sabemos que, más allá de sus discursos, un gobierno de los Fernández será incapaz de ofrecer una salida a la crisis económica que no sea en favor de los capitalistas, es decir, con más ajuste sobre el conjunto de los trabajadores y de los estatales en particular. Detalles más detalles menos, para pagar la deuda el futuro gobierno deberá ajustar y seguir devaluando. Por tanto, no se acabará con la precarización laboral que sufrimos los estatales y con la degradación de nuestro salario.

Ante esto, la recuperación de nuestro gremio para la lucha no vendrá de la mano de alianzas con “burócratas arrepentidos” como la Multicolor, sino de la organización independiente del Estado y las patronales, el enfrentamiento antiburocrático contra las cúpulas de ATE y CTAs, y un programa que organice a los trabajadores estatales para unificarse al conjunto de la clase obrera en su lucha contra el ajuste.

 

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Introducción

La ruptura del PO ha dado mucho que hablar en los últimos días. Sabemos que, de conjunto, las rupturas en los grupos trotskistas siempre son tortuosas, en general arrastran “vicios” del estalinismo y el populismo, donde se mezclan acusaciones, problemas de régimen interno, incidentes, etc., que suelen enmascarar las cuestiones de fondo. Es necesario despejar todas esas distorsiones para ubicar al PO en una dimensión más amplia, en un proceso general de la lucha de clases y los problemas del trotskismo, el único programa y la única teoría capaz de llevar al proletariado a su destino histórico.

En este análisis es inevitable que caigamos en algún error, dado que no conocemos en profundidad los mecanismos internos de esta organización hoy en franco derrumbe, ni venimos de su tradición teórico-política. A pesar de ello intentaremos aportar al debate con la intención de ser parte de una reflexión necesaria en el seno de la vanguardia obrera. Creemos que la actual crisis de este grupo tiene un origen en sus concepciones teóricas y en su posicionamiento ante la crisis mundial, dentro de un proceso más general que recorre al trotskismo a nivel mundial.

La crisis mundial y el fin de las condiciones de la posguerra

La crisis mundial que ha venido sacudiendo al mundo desde el 2008 puso de manifiesto la profunda descomposición del capitalismo en su etapa decadente.

Visto como un proceso histórico complejo, esa crisis mundial que hace 11 años que el imperialismo intenta sanear sin éxito – más allá de algunas coyunturas más benignas- trajo consigo todo tipo de fenómenos políticos, desde procesos de lucha obreras en el corazón de Europa, como caídas de gobiernos y regímenes y acciones radicalizadas de masas como en Medio Oriente y norte de África, procesos agudos en Centroamérica y recambios en los bonapartismos sui generis en Latinoamérica. Impactó fuertemente en los ex estados obreros hoy en vías de asimilación capitalista, especialmente en la relación entre Ucrania y Rusia.

De hecho, cuestiones como el derrumbe de la UE y el Brexit, incluso el surgimiento de Donald Trump, la guerra comercial con China y las tendencias proteccionistas, son el resultado de un proceso caótico cuyas contradicciones se fueron acumulando durante dos décadas y que finalmente estallaron allá por el 2008.

Pero lo más importante es que la crisis económica derrumbó todo el andamiaje institucional de la posguerra: la OTAN, la ONU, la OMC, y la “geopolítica” diplomática imperialista de toda una etapa quedó convertida en un sinsentido. Tal es así que Trump, como el bonaparte que hoy dirige el mundo, ha decidido desconocer todas las instituciones que se habían establecido como baluartes de la “multilateralidad”.  Dado que ya no existe más la guerra fría- reflexiona Trump, ya no tiene sentido seguir sosteniendo los viejos pactos imperialistas y seguir bancando las crisis de otros.

El fin de la utopía reaccionaria de la posguerra de los “Estados de Bienestar”, inspirada en la lucha entre dos sistemas que hoy ya no existe, ha marcado el desbarranque de los aparatos socialdemócratas, cuya base social era la aristocracia obrera de los países imperialistas y la burocracia sindical, hoy a la deriva y tratando de preservar alguno de los viejos privilegios. Su lugar ha sido ocupado por corrientes tan efímeras como pequeñoburguesas como Syriza y Podemos, que rápidamente fueron incorporadas a los regímenes imperialistas. Los chalecos amarillos son la expresión de sectores medios que quedaron huérfanos en representación política, confusos ante el golpe de la crisis.

Las corrientes trotskistas, que elaboraron sus programas y delinearon su práctica política en las condiciones específicas de la posguerra, no han podido acompañar el giro en la situación y se han quedado repitiendo sus viejas recetas: programas nacionales en forma de “medidas” anticrisis expresados como “exigencias” a los Estados. Luego de años de ser alas izquierdas de coaliciones reformistas formadas al calor del Estado de bienestar hoy se han quedado sin política. Lo que queda del NPA es la expresión más acabada de este desastre.

Las teorías campistas, los famosos “entrismos”, las participaciones en coaliciones electorales reformistas, la adaptación a los regímenes democráticos imperialistas, la dilución en cuanto movimiento policlasista hubiera, las consignas mínimas, todo ese sólido bagaje del trotskismo de la posguerra se desvanece en el aire, porque la historia no es misericordiosa con los centristas.

El desafío de una nueva generación de obreros revolucionarios, internacionalista, será sacar lecciones de las experiencias fallidas de la posguerra y recuperar el programa del marxismo ortodoxo, del trotskismo revolucionario, para reconstruir la IV Internacional. Para que esto no quede en una simple expresión de deseos, es necesario primero abordar y desentrañar las causas profundas de la crisis brutal por la que están atravesando las corrientes trotskistas.

En esta nota nos centraremos en la crisis del PO, como expresión a nivel nacional de la situación más generalizada en las corrientes del trotskismo. Para conocer nuestras elaboraciones con respecto al mandelismo y el morenismo, remitimos a nuestras otras publicaciones.

El PO y su visión de la crisis mundial

En el 2008, a la luz de los acontecimientos en la economía mundial, la CRCI sostenía:

Cualquier intervención estatal es totalmente inadecuada para enfrentar la magnitud del problema generado por la sobre-acumulación de capital ficticio (…) El estado-nación no es el custodio del último resorte económico que salvará al sistema capitalista. Por el contrario, debido a la crisis del sistema capitalista global, sucumbe ante el peso del sobreendeudamiento, la ruina de las finanzas públicas y la incapacidad de pagar la deuda, que lo lleva al default.

La relación entre la crisis económica y la movilización revolucionaria de las masas, por supuesto, no es lineal sino dialéctica, a través de contradicciones. Sin embargo, Marx y el marxismo han demostrado cómo las contradicciones internas del capital estallan en crisis recurrentes y cada vez más catastróficas, creando las condiciones para su derrocamiento (…)

La "aniquilación de una gran porción del capital" continúa, con una tremenda destrucción de montañas de deudas y bancarrotas de bancos, empresas y Estados; "la suspensión del trabajo" ya genera nuevas legiones de desocupados en la medida en que se desarrolla una violenta contracción de la economía mundial y, finalmente -pero en absoluto por último-, el fantasma de un "violento derrocamiento" del capitalismo está acechando todas las ciudadelas del capital. (Resolución del secretariado de la coordinadora por la refundación de la IV internacional, Milán, noviembre 2008)

Nuestra joven corriente, que hacía sólo un par de años se había formado luego de nuestra abrupta expulsión de la corriente gramsciana-morenista del PTS, intentaba analizar el estallido de la crisis capitalista recuperando las nociones de la teoría marxista –no sin cierta dificultad- para dar respuesta a un fenómeno novedoso y establecer las directrices para la militancia revolucionaria.

Batallamos por un lado contra la matriz centrista que habíamos heredado del morenismo, y por el otro contra algunos teóricos como Chesnais que sostenían que las crisis financieras no eran directamente crisis de sobreacumulación, sino crisis por la “financierización”, o las falacias de la economía burguesa que reducían el problema al subconsumo y que se habían puesto en boga entre los intelectuales e ideólogos pequeñoburgueses y que, por supuesto, ya habían contaminado a varias corrientes del trotskismo .

 Entonces decíamos

La ley tendencial de la baja de la tasa de ganancia debida al aumento acumulativo de la composición orgánica del capital, es decir, la gran acumulación a través de los años de capital fijo  disminuye la proporción de capital variable en la reproducción del capital (…) El problema de la sobreacumulación de capitales es la expresión concreta de esta tendencia y tiene diversas manifestaciones, en diversos tipos y subtipos de crisis capitalistas, que ocurren dentro de cierto comportamiento cíclico pero no repetitivo, ya que cada crisis profundiza la tendencia en el desarrollo del capitalismo (diferencia entre las crisis del período ascendente y las crisis del período de decadencia, en la etapa imperialista). Las crisis de sobreproducción, en sus variantes analizadas por algunos autores como crisis de subconsumo o de desproporción entre los sectores I y II de la economía (que se ven en la superficie como crisis financieras, recesiones, etc); son diversas manifestaciones concretas de la tendencia general del capitalismo (aplazadas y/o incrementadas por las fuerzas contratendenciales y sus contradicciones).(…) La dinámica de las crisis capitalistas debe ser buscada en el problema de la reproducción ampliada, en el funcionamiento concreto del sistema de conjunto (…)(Tesis internacionales II congreso COR, junio 2008)

Esta no era una discusión menor. La mayoría de las corrientes llamadas trotskistas oscilaban entre el evolucionismo y la negación sistemática de los efectos de la crisis en un plano meramente geopolítico (al PTS y sus satélites de la FT) o caían en las teorías monetaristas o subconsumistas en boga para explicar los fenómenos (como el mandelismo y afines)

En cuanto a la CRCI y al Partido Obrero en particular, y el desarrollo de su particular visión del llamado “catastrofismo”, advertíamos:

Esta corriente critica correctamente el evolucionismo morenista con respecto a la salud del capitalismo, sus crisis y manifestaciones. Sin embargo, su catastrofismo es la otra cara de la moneda. Su caracterización de que el capitalismo atraviesa una crisis mundial eterna impide comprender las fuerzas contrarrestantes a las que recurre el sistema, las intervenciones estatales, el accionar de la lucha de clases. De esta manera explica de forma muy general que las crisis se producen por la sobreproducción y la disminución de la tasa de ganancia sin explicar sus mecanismos. Esto lo lleva a establecer una relación casi directa entre su pronóstico de derrumbe y la revolución social sin detenerse a reflexionar sobre la mecánica y dinámica de ésta. 

(…) Tanto el catastrofismo estancacionista como el evolucionismo coinciden en devaluar las tareas preparatorias para la dictadura del proletariado de su programa y la construcción de partido cayendo en una primacía de la coyuntura y de los eventos de la lucha de clases”.

Y decíamos que un grave problema en los análisis del PO era “absolutizar los elementos constitutivos de fenómenos como el del capital ficticio y su funcionamiento en la reproducción, ya que no aplican la dialéctica que describe su movimiento (…) Sorprendidos por las nuevas tecnologías, parecen olvidar que desde Lenin el marxismo constata el dominio del capital financiero por sobre todas las ramas de la economía (…) Al parecer el PO toma al pie de la letra, cierta visión de Rosdolsky respecto de Lenin, que se habría quedado en el funcionamiento “ideal” de la circulación definido por Marx en el tomo II de El capital. Lejos de ser así, el desarrollo teórico-político de Lenin alrededor del problema del imperialismo contradice tal caracterización, ya que se basa principalmente en el estudio de la dinámica contradictoria de las tendencias a la crisis del capitalismo esbozadas, pero no culminadas, por Marx en el tomo III de su obra.” (Tesis internacionales II congreso COR, junio 2008)

Altamira elaboró en profundidad, y llevó hasta las últimas consecuencias, la visión unilateral del lambertismo alrededor del estancamiento de las fuerzas productivas. Este estancamiento es inevitable en la decadencia imperialista y está dada por la naturaleza misma del capital, que es la contradicción entre el carácter social de las fuerzas productivas y el carácter privado de su apropiación. Sin embargo, el capital se sobrevive a si mismo mediante sus contratendencias, entre ellas el papel de los estados imperialistas, los aparatos contrarrevolucionarios y las mediaciones. 

Si bien es verdad que el estado- nación “no es el custodio del último resorte económico que salvará al sistema capitalista” lo es en un sentido histórico, pero no coyuntural.

El “Estado-nación” está superado, como “marco” para el desarrollo de las fuerzas productivas, en cuanto “base” para la lucha de clases, y, por consiguiente, en cuanto a “forma estatal” de la dictadura del proletariado (Trotsky “War or Revolution, Bolshevist Socialism versus Capitalistic Imperialism”) Pero que esté superado, e incluso perimido, no significa que no pueda actuar aún como concentrador de las contradicciones del capital, y aunque a la larga no sea sino un catalizador de esas contradicciones, puede, coyunturalmente, imponer mecanismos (reaccionarios) para atenuarlas.

La visión mecánica, heredada del lambertismo entre crisis económica y crisis política, es decir, entre los mecanismos de la crisis que socavan la estructura del capital sin resquebrajarla del todo, y su repercusión en el plano de la superestructura con crisis políticas de estados y regímenes, desarmó al PO y a la CRCI para toda una etapa.

Confusión y crisis

Al no tener la crisis económica un correlato directo en crisis políticas, menos aún en el plano nacional, su concepción llevó al PO a una escisión tal entre la caracterización de la etapa y la práctica política inmediata, que mientras caracterizaban una nueva etapa de alzamientos revolucionarios en todo el mundo y una situación prerrevolucionaria en América Latina en sus proclamas internacionales, en la práctica sostenían en el país una actividad política dentro de la normalidad burguesa.

Es claro que la dicotomía entre el catastrofismo en el plano internacional y la intervención política limitada a las reglas del régimen burgués en el plano nacional expresa una tendencia nacional trotskista y tarde o temprano llevará una organización a la crisis.

De caracterizar una crisis de poder y el “golpe” durante el conflicto del campo en el 2008 pasaron al “vote y luche” en las elecciones del 2009, el 82% móvil en el 2010, y finalmente al FIT en el 2011, una coalición plenamente electoral, para evitar la proscripción establecida por las PASO con la ley electoral promulgada por el Kirchnerismo en el 2009. Sin embargo, esta alianza técnico-electoral no se expresó en un solo proceso de lucha de clases, donde en los conflictos el PTS, IS y PO intervenían con programas distintos y posiciones enfrentadas.

Y mientras, seguían planteando el inminente derrumbe capitalista y la situación prerrevolucionaria en América latina. 

¿Dónde estaban las tareas preparatorias para la dictadura del proletariado para el PO ante el derrumbe capitalista? ¿Si desde el 2011 en adelante los tiempos, militancia y construcción estuvieron centrados en la actividad electoral del FIT? Esto se exacerbó luego de las elecciones legislativas del 2013 y el “fenómeno Del Caño” donde el FIT tuvo un salto en la cantidad de votos y pudo meter varios legisladores provinciales y a tres diputados nacionales. Caracterizaron de “salteñazo”, no por acciones de masas en las calles de Salta sino por un resultado electoral, que metió a López como diputado.

Confundir una acción de masas de tipo insurreccional (que en el imaginario de la clase obrera quedó como Cordobazo, Rosariazo, Viborazo, etc) con una elección burguesa, escenario distorsionado y confuso para las masas y hostil para los revolucionarios, es un grave error político. Instauró la idea en los cuadros de que la respuesta de las masas ante el “derrumbe capitalista” podía ser en clave electoral, ante la falta de acciones revolucionarias por parte del movimiento obrero

La crisis que la mayoría de la dirección del PO achaca a Altamira con el resultado de las PASO en el 2015 fue de toda la organización. Los cuadros del PO quedaron desmoralizados y en total estado de confusión. No es de extrañar, teniendo en cuenta que el FIT inauguró un método ajeno al trotskismo, resolviendo sus disputas por candidatos en la PASO, es decir, mediante un mecanismo burgués. Pero además de ello, al establecer una relación directa entre la consciencia de las masas y los votos a la izquierda, dejaron a los cuadros totalmente desubicados ante la situación política.

Que toda la lucha fraccional entre la fracción de Altamira y la mayoría alineada con Solano y cía haya girado casi exclusivamente en balances electorales es una clara muestra de esta crisis.

Claramente la dispersión de la estructura del PO, el surgimiento de una dirección “Fubista” compuesta por ex militantes universitarios y dirigentes más jóvenes, es consecuencia directa del desarrollo y fortalecimiento de un ala parlamentarista dentro de su partido.

Es similar al desarrollo que ha tenido el PTS, que ya no es más un partido (no tiene periódico, ni cuadros, ni estructura leninista) sino un movimiento difuso político-cultural incapaz de llevar adelante cualquier acción radicalizada en el movimiento obrero. Sin embargo, el PTS preparó a sus militantes previamente, elaborando una “teoría” para sostener dicho giro, donde abandonaron el trotskismo para desarrollar una “teoría” gramsciana millenial. ¿Cuál será la teoría-programa que elaborará el nuevo PO de Solano?

Solano acusa de fatalista a Altamira, pero no plantea ninguna caracterización de la crisis mundial y todo su análisis se restringe a la capacidad de la economía argentina. Acusa a Altamira de electoralista, pero sólo hace análisis electorales del régimen. 

Solano y su elenco dirigente buscan presentarse como una nueva generación que renueva el partido, sacándose de encima a los viejos que serían un obstáculo para el desarrollo de su corriente. Si bien implementaron un hecho novedoso – desplazar a su máximo dirigente, al fundador de su grupo, mediante una votación en un congreso- lamentamos decirles que estos “jóvenes” no expresan nada nuevo.  El electoralismo, las consignas mínimas nacional trotskistas, la adaptación a los movimientos pequeñoburgueses, la naturalización de la democracia burguesa, la licuación de los organismos partidarios y la apertura de la organización a cualquiera viene siendo patrimonio de las corrientes mandelistas, pablistas y sus desprendimientos hace ya más de 40 años.

Los métodos burocráticos y el aplastamiento de los opositores internos mediante acusaciones morales ya tienen copyright: Pierre Lambert, Stéphane Just, Michel Pablo o Tony Cliff fueron grandes exponentes de estos métodos.

La fracción de Altamira ha intentado ser un ala resistente al giro de la mayoría del PO. Pero poco podrá hacer si mantiene las viejas recetas de la posguerra para oponerlas al posmodernismo twitero. La razón histórica de todo grupo que se reivindique trotskista es tomar en sus manos la enorme tarea de establecer las bases teóricas para la ruptura con las concepciones heredadas de las principales corrientes centristas del trotskismo, que en estos años han sido golpeadas por la crisis capitalista, pero de las cuales no ha habido rupturas por izquierda, sino más bien que tienden a la descomposición.

 

 

 

El pasado 26 de junio, el Juez Hugo Vaca Narvaja y la fiscal Graciela López de Filoñuk avanzaron en la causa contra los estudiantes que participaron de la lucha educativa del 2018 determinando el procesamiento de 27 estudiantes bajo el cargo de “usurpación por despojo”.
Este avance en la criminalización de la protesta pretende disciplinar a los luchadores que enfrentamos los planes de ajuste de Macri, el FMI y sus defensores en los órganos de gobierno de la UNC. La justicia burguesa viene demostrando que no escatimará esfuerzos para atacar a quienes luchamos contra las recetas del imperialismo para la región: reforma laboral, previsional, en educación, etc. que todos los gobiernos, incluso las distintas fracciones burguesas que se enfrentaran en las próximas elecciones, vienen aplicando obedientemente.
Pero también el fallo deja en claro a quien defiende esta justicia patronal. La carátula de usurpación por despojo es para defender a todos los pequeños patrones que usufructúan los espacios de la universidad con sus negocios como bares, fotocopiadoras, kioscos, empresas de limpieza, etc, todos con trabajadores precarios. Se hace urgente dar una respuesta a la altura del ataque.
El Estado burgués pondrá todas sus instituciones para atacarnos: debemos responder enérgicamente organizándonos desde nuestras herramientas de lucha como son los Centros de Estudiantes, la FUC y los sindicatos Docente y No-Docente. Debemos exigir a las conducciones la convocatoria urgente a asambleas para preparar una marcha en contra de la persecución política y un plan de lucha para conseguir el desprocesamiento de los compañeros. Sabemos que las conducciones hoy al frente de nuestras organizaciones no han movido un dedo ante el ataque a los compañeros, esto solo demuestra que esas conducciones por acción u omisión son cómplices de la política de persecución, si no están a la altura del ataque deben ser barridas de la dirección. ¡Recuperemos nuestras organizaciones para la lucha!
Las enormes marchas en Brasil en contra del recorte en el presupuesto educativo del 30 %, como así también el contundente paro de los profesores junto a los estudiantes en Chile que enfrentan la política de J“aula segura” y el desfinanciamiento para educación, demuestran que en la región hay una importante predisposición a enfrentar al imperialismo y sus recetas. Se hace urgente que estrechemos lazos los compañeros de distintos países para desarrollar una potente unidad en la lucha antiimperialista.

  • Desprocesamiento inmediato de los 27 compañeros perseguidos por luchar.
  • Basta de negocios en la UNC: bares, kioscos, fotocopiadoras, etc. bajo control de los estudiantes y los trabajadores de la UNC y que sus trabajadores pasen a planta permanente No Docente.
  • Imponer a la FUC y los sindicatos docentes y no docentes un plan de lucha que inicie con la preparación de una gran Marcha por el desprocesamiento de los compañeros.

Desde la COR, Corriente Obrera Revolucionaria, llamamos al conjunto de las corrientes de izquierda a una reunión que nos permita prepararnos para dar esta pelea.

COR
Corriente Obrera Revolucionaria
Rama Universitaria - UNC

Martes, 25 Junio 2019 19:21

FIT-Unidad: cuando la suma da cero

En estas elecciones el FIT amplió su frente electoral aliándose con el MST. Con la idea de la unidad de la izquierda para tratar de revertir los magros resultados electorales del FIT en las elecciones provinciales, lanzaron la táctica de llamar a otras corrientes como AyL, de Zamora, el MST y al Nuevo MAS a integrar candidatos a las listas. Zamora se negó, el NMAS lo consideró como un ultimátum -con las candidaturas más importantes ya definidas- y el MST aceptó.

Si ya el FIT era un frente electoral donde los partidos que lo conforman -el PO, PTS e IS- lo demuestran en cada acción de la lucha de clase, la alianza con el MST consolida un giro centrista que los aleja más y más de la independencia de clase.

Todos los grupos que nombramos en esta nota llamaron a votar en el balotaje en Brasil a Haddad, el candidato del PT. Es la demostración en el plano internacional de la nula independencia de clase.

Porque insistimos en la necesidad de la independencia de clase, porque sostenemos que para desarrollar una vanguardia obrera es condición central reorganizar un sector de nuestra clase que rompa con la burguesía y pelee por la construcción de un partido revolucionario que prepare la toma del poder para destruir al Estado burgués.

Para el FIT-Unidad la independencia de clase debe ser una independencia política y la idea de política es que no vote a los partidos patronales. Esto puede ser un aspecto, pero la política para los revolucionarios es economía concentrada y, aunque suene pianta votos, la política de la dictadura del proletariado es la más concentrada de todas las políticas concebibles.

Y en donde más se expresa la negación de la independencia de clase es en el programa que acordó esta nueva coalición para disputar el voto en las elecciones.

El programa del FIT-Unidad es un programa estatista y redistribucionista. En su programa plantea una relación con el Estado burgués, que no lleva a su destrucción sino a que mejore su funcionamiento incorporando el control obrero y de usuarios. Es una concesión programática a un proceso histórico como fueron los Estados de bienestar, incorporan una indefinida categoría social de usuarios y sin tener en cuenta que el Estado es una firma burguesa. Eso llevado al programa es de conciliación de clase. El control obrero nada tiene que ver con estas visiones estatistas. En otra parte del programa desarrollan un sinfín de medidas con impuestos a los grandes capitales y otros impuestos. Acá nuevamente vuelven a caer en una incomprensión del concepto de Estado para los marxistas. Los impuestos son para mantener al Estado burgués. Y de forma increíble plantean que con el cobro de esos impuestos se podría distribuir para mejorar las condiciones de vida de la gente. Esa es la concepción redistribucionista, que nos dice que ataquemos las ganancias de los capitalistas en la distribución y no en la producción. La lucha de clases es la lucha por la plusvalía, si llevamos a los trabajadores a pelear por cómo se distribuye mejor nuestra explotación y no atacamos de raíz el sistema de explotación no hay ninguna posibilidad de independencia de clase.

El Programa de Transición que defendemos los revolucionarios es un sistema de reivindicaciones transitorias que es la expresión de las lecciones del proceso de transición que dio la Revolución Rusa. Lo que los marxistas denominamos la injerencia del Estado obrero en la sociedad capitalista o, como definía a las medidas transicionales la III internacional, son medidas que aun operan formalmente en el marco del régimen burgués. Pero en realidad, son ya intervenciones del poder estatal proletario. Esta mecánica del programa de transición nada tiene que ver con el programa del FIT-Unidad, cuyo programa expresa su adaptación a los fenómenos políticos que se desarrollaron en los últimos años donde la crisis de dirección revolucionaria ha impedido dar una respuesta revolucionaria a nuestra clase para enfrentar la descomposición del imperialismo y los procesos de asimilación de los ex Estados obreros.

Recuperar la dinámica del Programa de Transición es una tarea de primer orden para no caer en consignas vacías y mecánicas de sistemas de consignas que buscan dialogar con la opinión publica y no apuntan a desarrollar una vanguardia obrera. La crisis del PO expresa en gran parte esta incomprensión del Programa de Transición, de ese partido y del conjunto de sus aliados en el FIT-Unidad.

 

Viernes, 14 Junio 2019 19:06

Argentina, tierra de FMI y elecciones

En medio del desarrollo de la crisis mundial y de una crisis aguda en la Argentina se ha instalado un escenario electoral para saber quién va a presidir los destinos del país en medio de una importante debacle de la economía nacional y sus consecuencias en las condiciones de vida.

El 12 de junio cerraron los plazos para presentar alianzas para las elecciones de octubre, previo el mecanismo de las PASO. Dicho cierre mostró el nivel de crisis de los partidos patronales y la necesidad de buscar la mejor fórmula burguesa para combatir la crisis, pagar la deuda al FMI y preparar las condiciones de las reformas estructurales que el gobierno de Macri no pudo hacer. La crisis de los partidos burgueses llevó a sus direcciones a buscar coaliciones electorales ante la nula base social de sus partidos y la necesidad de mostrar al gran capital y al capital nacional su subordinación a los intereses del imperialismo y sus socios locales.

A modo esquemático se podrían dividir las distintas alianzas patronales y a las tendencias que expresan en el plano nacional e internacional de la siguiente manera. La fórmula Macri-Pichetto es expresión de la línea del imperialismo norteamericano, el FMI y de la burguesía monopolista. Los Fernández-Fernández expresan a los sectores de la burguesía no monopolista, centralmente a las PyMEs y, si bien buscan ser buenos alumnos del FMI, intentan aprovechar la guerra comercial entre EEUU y China para tener una mayor independencia en las decisiones en el futuro gobierno. Lavagna-Urtubey expresan al gran capital nacional industrial aliado al imperialismo.

La burocracia sindical se ubica en estas fórmulas según a qué empresarios representa, o enfrenta. Es evidente que, en este escenario de fórmulas, los trabajadores y nuestras luchas no están reflejadas y no podrían estarlo. Ellos son representantes del capital y sus distintas fracciones.

Hay algo que debemos dejar bien claro: por el nivel de crisis internacional y nacional, las fórmulas expresan la crisis, pero intentan dar una idea de unidad burguesa para descargarla sobre los trabajadores y ser fieles pagadores del FMI, eso los une a todos. Deben dirimir sus diferencias en las elecciones ante el fracaso del macrismo como recambio burgués.

Hay que agregar un elemento más al análisis de carácter estructural y es que la descomposición del imperialismo a nivel histórico -y sumido en una crisis mundial que aún no ha logrado dar solución- lleva a que en las semicolonias los gobiernos sean aún más débiles para garantizar las reformas. El caso más emblemático es el gobierno de Bolsonaro en Brasil que, a pesar de que gran parte de la izquierda le atribuyó superpoderes, hoy está enfrentando grandes movilizaciones con una enorme huelga general el 14/06 en contra de su política. La izquierda en Brasil llegó al/ colmo de llamar votar a Haddad, el candidato del PT.

En un escenario electoral con las características que hemos esbozado más arriba, es necesario abrir un gran debate al interior de nuestra clase para propagandizar un programa obrero para salir de la crisis. Mostrar el potencial de los trabajadores en la producción ante la desorganización de la economía, que se puede organizar sobre otras bases. En las elecciones el voto de los trabajadores se da de forma diluida, pero en los lugares de trabajo nuestras decisiones y acciones hacen temblar a la burguesía.

Peleamos por la independencia de clase, por eso para nosotros no es lo mismo que un trabajador vote a sus verdugos, por eso utilizamos las elecciones para organizar a los trabajadores detrás de un programa, no en clave electoral, sino mostrando la necesidad de reorganizar una vanguardia que enfrente de forma revolucionaria la situación.

Nosotros llamamos a votar en blanco en estas elecciones, en una pelea, quizás en solitario, por la independencia de clases. El FIT en su alianza con el MST, y el NMAS, se han alejado de la independencia de clase en la necesidad de abrir un diálogo con la opinión pública y diversos movimientos, descartando el programa de transición para reemplazarlo por un sinfín de reivindicaciones de carácter estatista. Pero el fundamento más importante para llamar a votar en blanco es que tanto el grupo del FIT, del MST como del NMAS en Brasil llamaron a votar a Haddad, del PT, liquidando toda idea de independencia de clases.

 

Miércoles, 12 Junio 2019 10:08

Elecciones San Luis 2019

Elecciones en San Luis 2019

Este domingo 16 de junio son las elecciones provinciales en San Luis. Se elige Gobernador, las intendencias y Diputados provinciales. Los representantes politicos de las patronales nos llaman a concurrir mansamente a las urnas para elegir a nuestro próximo verdugo.

En San Luis los candidatos con principal intención de voto provienen todos del riñón del peronismo: Alberto Rodríguez Saá que va por el “Frente Unidad Justicialista”, su hermano Adolfo Rodríguez Saá por el “Frente Juntos por la Gente”, y Claudio Poggi por el “Frente San Luis Unido”.

Los hermanos Saá van divididos en estas elecciones inmersos en una pelea fratricida por la Caja del estado, botín que compartieron alternándose en el poder desde 1983 casi hasta la fecha recordando que su candidato Poggi fue Gobernador entre 2011 y 2015.

Poggi hoy caído en desgracia dentro del PJ formó su alianza con Carlos Ponce (Intendente de San Luis, otrora delfín político del kirchnerismo en la provincia) y la UCR es decir un rejunte de ex PJ, kirchneristas y Macristas.

El resto de la militancia K se divide entre el Alberto (mayoritariamente) y en menor medida con Adolfo. Que lejos quedó el 2004 donde estos junto a la UCR reclamaban la intervención del Gobierno Federal ante el Despotismo de los Rodríguez Saá, luego de la represión a la Lucha Docente..



El saldo para los trabajadores de la provincia desde el 83 hasta la fecha con los gobiernos de los Saá y Poggi ha sido nefasto.

En el sector estatal la precarización laboral es la más profunda del país con trabajadores de distintos planes sociales de “ayuda gubernamental” realizando trabajos de distinta índole por un salario miserable y que además se puede acabar en cualquier momento de acuerdo a los caprichos del gobernante de turno. Y cada vez con menos chances de pasar a ser de planta permanente.

En cuanto a la juventud han estatizado a un sector con prebendas para tratar de continuar con la política de colaboración de clases y garantizar paz social, llevando las banderas de su militancia a festejar el Programa Empezar, es decir la legalización de la super explotación juvenil. Con este plan los jóvenes de 17 a 25 años podrán trabajar media jornada por $4500 mensuales aportados por el estado para subsidiar las ganancias patronales.

No hay paritarias para los trabajadores del Estado, la última lucha la llevaron adelante los trabajadores docentes en el 2010 y tras la derrota política que les propinó Alberto Rodríguez Saá los salarios los ha venido definiendo él a su gusto y placer.

Debemos recordar que el plan de reforma educativa con el que quiere avanzar el FMI en Argentina ha sido puesto en práctica por los Saá en la provincia desde fines de los 90´, han degradado el sistema educativo si lo comparamos con las otras provincia, Escuelas Charter, Autogestionadas, Digitales y ahora Generativas, distintos nombres para precarizar la educación y las condiciones de trabajo de los docentes.

Por el lado de los trabajadores del Sector Industrial y servicios los salarios son unos de los más bajos de convenio del país, salvo excepciones donde los sindicatos son un poco más fuertes. Producto de la crisis económica y la extinción de la Ley de Promoción Industrial han cerrado muchas industrias y se ha precarizado aún más las condiciones de trabajo sin poder poner un freno a las patronales

Pero esto no es culpa de los Saá o los Poggi, ellos si que han cumplido bien su papel de representantes patronales, llevando hasta el extremo su política de “Paz Social”, esto quiere decir para la burguesía que puedan acumular superganancias y superexploten a los trabajadores en un ambiente libre de conflictos. Y para los trabajadores que aguanten esas condiciones favorables al patrón.

Los verdaderos responsables de la situación de los trabajadores son los traidores en nuestras propias filas, la burocracia Sindical. Ellos han sido cómplices todos estos años del ataque patronal sobre los trabajadores.

Los sindicatos de trabajadores estatales que fueron derrotados en algún momento por los Saá jamás pudieron organizar nuevamente la fuerza de los trabajadores para ponerse nuevamente en pie de lucha, algunos dirigentes fueron cooptados y van o apoyan políticamente hoy las listas de Alberto, Adolfo o Poggi.

Párrafo aparte merece la CGT, cuyo secretario General es además Vicegobernador de la provincia. Y el principal garante de que los trabajadores deban resignar derechos ante cada ofensiva patronal

Cada vez que un sector de los trabajadores quiso organizarse contra la opresión patronal en estos años de “democracia” Fue duramente reprimido por el Gobierno de turno y su aparato represivo: los trabajadores de Bagley en el 86´, los docentes en 2004, los Municipales en 2005, los trabajadores de Pagoda en 2007, los de Tubhier en 2015 por nombrar algunos de los más importantes, la burocracia sindical fue cómplice de estos ataques.

No solo no movió un dedo para que estas luchas triunfen sino que además conspiró activamente con las patronales y el Gobierno para desarticularlos y llevarlos a la derrota.



En estas elecciones hay que votar Nulo o en Blanco

Para los trabajadores, atarnos a un sector de la patronal tiene consecuencias mucho más inmediatas que sólo meter la boleta en la urna.

Tanto los candidatos del PJ y los burócratas sindicales vienen bombardeándonos con un discurso que implica salir a defender a las patronales de las medidas del macrismo.

Por ejemplo, defender a las pymes por las caídas de ventas provocadas por las altas tasas de interés y por las importaciones. Ofrecen un programa de supuesto “crecimiento nacional” basado en la intervención del Estado a favor de este sector del empresariado, mientras dejan pasar los preventivos de crisis y las reformas laborales.

Frente a los despidos y suspensiones, nos dicen que tenemos que poner el hombro y ayudar a la patronal a pedir planes de protección de la industria, baja de impuestos y “compre nacional” o “compre San Luis”.

Al igual que a nivel nacional los representantes de los Frentes patronales (Macri-Pichetto, Fernandez- Fernandez, Lavagna, etc) son los candidatos del FMI, en la provincia Los Rodriguez Saá o Poggi son los candidatos del FMI.

Por otro lado se presenta en la provincia el Nuevo MAS, que sí denuncia el acuerdo con el FMI e impulsa las luchas de los trabajadores. Pero se ha metido de cabeza en el aparato político de la democracia patronal, sin denunciar la trampa en curso para normalizar el recambio burgués a través de las elecciones.

No se expresa la independencia política de los trabajadores en las papeletas de voto. El Nuevo Mas tiene por eso un programa estatista, que pone en el centro medidas que tomaría un gobierno de los trabajadores sin destruir las instituciones de la democracia patronal. ¿Con qué instrumentos? ¿Con decretos y leyes que deberá garantizar un aparato burocrático militar construido para defender la propiedad privada?

Ni que hablar del MST, la izquierda Sojera, otrora aliado del Nuevo Más, hoy integrando las listas del también Estatista FIT a nivel nacional.

No hay independencia de Clase en estas variantes de izquierda. Todas estas corrientes, agitando el espantajo de un gobierno “fascista” o “bonapartista de derecha” de la mano de Bolsonaro en Brasil, llamaron a votar a Haddad y al PT, es decir, a la corriente política continental que hizo teoría del respeto a las instituciones de la democracia burguesa para coartar todo accionar revolucionario de nuestra clase. Resultado: armó un partido reformista basado en los sindicatos y gobernó con Lula para EEUU y el FMI. En Argentina, no cabe duda, esto implicaría postrarse al kirchnerismo en una eventual segunda vuelta. No lo sabremos por ahora pero no sería muy diferente a lo que hicieron en Brasil.



Desde la Corriente Obrera Revolucionaria Llamamos a votar nulo o en blanco en estas elecciones del 16 de junio, desde una posición de independencia de clase.


Para hacer realidad la consigna ¡Abajo el Macrismo, fuera el FMI! debemos recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia sindical traidora y garante del ajuste y del plan de transición del imperialismo. Por la independencia de la clase obrera, rechazamos los pactos de “unidad nacional” con nuestros verdugos que proponen el peronismo y el resto de la oposición patronal.

Contra los despidos, suspensiones y la destrucción del salario, impongamos las escalas móviles de salario y horas de trabajo. Contra la estafa de los preventivos de crisis, abramos los libros de contabilidad de las empresas para desnudar la mentira de las supuestas crisis o en su defecto declarar la bancarrota de un sistema social basado en la explotación.

Contra los tarifazos, ampliemos las funciones de los sindicatos de los grandes servicios para garantizar el gas, la electricidad y la salud a las familias obreras. Que las patronales se hagan cargo del costo del boleto de transporte. Que abran las escuelas y las universidades a la clase obrera. Por el control obrero de la producción por rama industrial a través de los sindicatos.
Pongamos en pie en San Luis un plenario de delegados para discutir las medidas, métodos y programa para recuperar los sindicatos y unificar al movimiento obrero en una Central Única de Trabajadores.

Necesitamos agrupar a la vanguardia en oposiciones sindicales revolucionarias por rama y pelear un por un Congreso de Delegados de base con mandato, para poner en pie la fuerzas de nuestra clase y derribar el plan del imperialismo para toda la región. Y así desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario de la clase obrera.



Marcos Reinoso

Corriente Obrera Revolucionaria

11-06-2019

 

Jueves, 06 Junio 2019 09:54

Las PASO en Mendoza

Este domingo 9/6 serán las elecciones primarias abiertas y obligatorias provinciales y en 14 municipios de los 18 departamentos de Mendoza.

Fracasado su intento de reformar la Constitución Provincial, el gobernador Alfredo Cornejo no tiene chance de reelección, por lo que designó como su delfín al actual intendente de la ciudad de Mendoza, Rodolfo Suárez. Cornejo, como presidente de la UCR, impulsó en la convención de su partido la continuidad de la alianza con el PRO, pero antes se ocupó de desdoblar las elecciones para intentar despegar los resultados del lastre de Macri.

El oficialismo provincial, “Cambia Mendoza”, es un frente que ganó la provincia en 2015 y le arrebató varios municipios al peronismo, mediante un acuerdo entre la UCR, el PRO, el Frente Renovador y el PD. Con la abierta colaboración del golpeado peronismo provincial y el kirchnerismo, la gestión de Cornejo impuso un plan claramente antiobrero y de ajuste.

El plan de modernización de Ibarra tuvo un aplicador ejemplar en Mendoza. El Ítem Aula, como medida de productividad docente y disciplinamiento estatal, fue una dura derrota a los trabajadores de la educación, que pesó sobre el conjunto de los estatales. Esta medida, elogiada por los voceros del imperialismo, tuvo su complemento en el ataque a los convenios colectivos y las paritarias, los despidos y desguace de organismos. Los trabajadores de la industria y los servicios también fueron objeto de ataque, con la reforma de la Justicia Laboral, en perjuicio de los trabajadores y a tono de los intereses de las ART y las patronales. Mendoza fue pionera en la legalización de plataformas precarizantes como Uber. El cambio en el sistema de transporte, Mendotran, implicó un doble ataque. El aumento del boleto y, de hecho, un aumento generalizado de la jornada laboral, aumentando el tiempo requerido para llegar al lugar de trabajo.

El plan antiobrero incluyó un fuerte ataque a las organizaciones obreras y la juventud. El nuevo código contravencional provincial y de convivencia urbana en la ciudad de Mendoza, así como el andamiaje de medidas contra las tomas de establecimientos, de persecución y represión a estudiantes y trabajadores en lucha, se tradujeron en cientos de miles de pesos en multas a organizaciones sindicales, sociales y políticas, el procesamiento de luchadores, y la represión abierta a trabajadores y la juventud empobrecida.

La burocracia sindical de la CGT y la CTA fue un sostén importante del peronismo provincial, tras la crisis y dispersión que implicaron las derrotas electorales en 2015 y 2017. Así como fueron y son garantes de la tregua a Cornejo y a Macri, ahora pululan en las listas de Bermejo, candidato de los intendentes del PJ, y junto la candidata de Cristina en Mendoza, Anabel Fernández Sagasti. Cristina saluda su lista mendocina como expresión de la renovación política de la mano de la juventud, maquillaje de una lista copada por lo más rancio del peronismo con figuras impresentables como el ex gobernador Celso Jaque, Amstutz, Abraham, etc.

Tras 4 años de gestión de Cambia Mendoza, los estatales provinciales están entre los 4 sueldos más bajos del país. Mendoza tiene los niveles de inflación más altos a nivel nacional. El porcentaje de trabajadores en la informalidad laboral está el podio nacional. El peso económico de Mendoza, cayó al 6to lugar. El endeudamiento del estado provincial aumentó. Sin embargo, el conjunto de los pre-candidatos patronales, no se plantean retrotraer ninguna de las “reformas” impuestas por Cornejo. Al contrario, se disputan el favor de los empresarios, postulándose como los gestores de los planes de impulso estatal a la reconversión capitalista de la agotada estructura productiva provincial.

 

Entre proyectos estatistas, la independencia de clase está ausente en el debate

La crisis económica nacional agravó la decadente agroindustria regional, históricamente subsidiada y sostenida desde el Estado, que innumerables veces socializó las deudas privadas para sostener una clase parásita de empresarios bodegueros y pymeteros de todo tipo. Ante la concentración y relocalización productiva (La Campagnola), las quiebras y cierres de plantas (La Colina, Alco, etc), una vez más se ensayan recetas estatistas. El FIT, abandonando ya cualquier atisbo de programa revolucionario, despliega una campaña que agita la idea de que la anarquía capitalista y sus efectos más nefastos sobre la población asalariada y pauperizada pueden canalizarse a través del Estado capitalista capaz de planificar y armonizar las contradicciones. Si esta idea es errónea y perniciosa para la clase obrera respecto del semi Estado argentino, se vuelve absurda respecto de un estado provincial. “Empresa estatal de alimentos”, “mercado único provincial”, son consignas que dan cuenta de la presión de la conciliación de clases sobre el programa del FIT. Una vez más, en su participación en el régimen burgués alientan ilusiones en las posibilidades de reforma del semi Estado mediante sus propias instituciones. Por más que declamen que la crisis la tienen que pagar los capitalistas, está totalmente ausente cualquier idea que cuestione la propiedad privada.

Tampoco se guían por el principio de independencia de clase en las organizaciones de trabajadores donde tienen responsabilidad de dirección. Tanto en SUTE como en ATE, las fuerzas del FIT, establecen acuerdos y postulan como representación de los trabajadores a tendencias burocráticas y de conciliación de clases, que ahora pretenden enfrentar en las urnas de las PASO. Las multicolores, integrando a los aliados del PJ (PCR), los acuerdos con viejos burócratas que hoy pueblan las listas de Bermejo y Sagasti, expresan el abandono de la tarea de combatir los programas conciliadores en las organizaciones obreras. De tendencias como el MST, basta decir que hace tiempo cruzaron la barrera de clase.

No es una decisión “táctica” del FIT en Mendoza. Los partidos que integran el FIT ya sucumbieron a la polarización planteada en Brasil, y llamaron a votar por Haddad y el PT como el mal menor frente a la variante “bonapartista de derecha” y “fascista” de Bolsonaro. Así, la independencia de clase que proclaman que la clase obrera exprese mediante el voto, terminó sacrificada en las urnas en pos de una variante frente popular en forma de partido. En base a estos fundamentos es que la Corriente Obrera Revolucionaria llama a votar nulo o en blanco.

Instamos a los trabajadores y la juventud a no depositar ninguna confianza en que el resultado de las urnas hará la diferencia respecto a las tareas que plantea enfrentar los planes patronales para hacernos pagar la crisis en curso. La burocracia nos hace perder un tiempo valioso en este impase de tregua, mientras los capitalistas definen la junta de administración de sus negocios para los próximos años. Preparemos la ruptura de la tregua. Impulsemos el debate en cada lugar de trabajo y de estudio sobre cuáles son las medidas y el programa para afrontar la crisis desde nuestros intereses como trabajadores. No será en la legislatura del código contravencional y el ítem aula, donde los mismos personeros del capital rotan de asiento, el lugar donde nuestra voz e intereses se impongan. Necesitamos poner en pie nuestras propias instancias de deliberación y resolución, un congreso de delegados de base mandatados, que prepare un plan de acción orientado a tirar abajo los planes del FMI. Que unifique a los trabajadores estatales, de la industria y los servicios en un paro general, con ocupación de plantas y reparticiones, que despliegue nuestra fuerza como clase para barrer con el conjunto de medidas antiobreras de Cornejo y Macri.

Los acuerdos de cúpulas, como el frente de unidad estatal, no duraron ni dos meses. Divididos en distintas listas, ni siquiera los reunió el ataque con el nuevo procesamiento de trabajadores por luchar, ésta vez a 3 dirigentes de SUTE. La recuperación de los sindicatos está ligada a la lucha por una Central Única de Trabajadores, independiente del Estado. Sólo un programa de independencia de clase puede orientar al activismo y los trabajadores antiburocráticos en estas tareas.

 

Corriente Obrera Revolucionaria – Regional Mendoza

El día 29 de Mayo se desarrolló el paro general convocado por la CGT contra las políticas económicas del gobierno de Macri. A 50 años del Cordobazo, el acatamiento fue total en el transporte, con amplia adhesión en estatales y en la industria; sobre todo en las grandes fábricas y cordones industriales. 

Esto demostró las reservas de lucha que tiene nuestra clase, cuyo limite es la misma burocracia sindical, que se juega a descomprimir la bronca con esta medida, mientras negocia su peso en las listas del PJ y la oposición patronal. 

Desde la COR participamos en diferentes provincias, GBA y Capital de las convocatorias de los sectores antiburocráticos y la izquierda, donde se enfrentó el carácter dominguero del paro y denunció la complicidad de las conducciones de la CGT y CTA con el ajuste en curso, reclamando la continuidad de un verdadero plan de lucha nacional. El gobierno, que estreno las vallas antipiquetes, aplicó la represión en estas movilizaciones y cortes, como en puente Pueyrredon. 

 

[Fotos: Cortes y movilizaciones en 197 y Panamericana, Acceso Oeste, Mendoza (Capital), Obelisco (Bs.As), Cordoba (Capital)] 

La burocracia sindical de la CGT llama a parar el 29, y dicen que es en homenaje al Cordobazo y en contra de la política económica de Macri. La burocracia sindical jamás puede ser heredera del Cordobazo, donde el movimiento obrero organizado en alianza con sectores estudiantiles y el pueblo enfrentaron a los grandes capitales imperialistas y sus socios locales, a la dictadura militar y mostró la fuerza de la clase obrera como caudillo de una nación. Ninguna de estas características le es propia a los enemigos en nuestras filas que son los burócratas. Tampoco su convocatoria al paro es en contra de Macri, porque fueron los garantes del ajuste, la caída del salario, los despidos y los cierres de fábrica.

La CGT hace un paro sin movilización y sin continuidad con un plan de lucha, porque el objetivo es descomprimir, contener la bronca, y canalizarlo a un escenario electoral donde la burocracia aspira a cumplir un rol en el rearmado del PJ.

Son claros los objetivos de la CGT, pero para llevarlos a cabo debe apelar a métodos obreros como el paro, y es ahí donde debemos intervenir con todas nuestras fuerzas para tomar el paro en nuestras manos y hacerlo activo con piquetes, ocupación de fábrica, cortes de parques industriales y un sinfín de medidas que muestren la fortaleza de nuestra clase.

Es imperioso abrir un gran proceso de deliberación al interior de nuestra clase, para echar a la burocracia de nuestros sindicatos. Abrir una discusión programática de cómo debemos actuar ante el desorden económico y cómo enfrentar al Macrismo y todos sus socios de clase.

Debemos impulsar asambleas en los lugares de trabajo donde discutamos un programa para enfrentar al FMI, al gobierno de Macri y los empresarios, y a la burocracia sindical. Es en las asambleas obreras donde nuestro voto tiene un rol central, donde podemos mostrar la centralidad de los trabajadores y porque debemos atacar las bases de régimen burgués que están en la producción. Debemos echar a los delegados vendidos y poner nuevos delegados e impulsar un congreso de delegados de base para preparar el enfrentamiento al gobierno de Macri.

Hoy, ante el nivel de crisis política y económica, las distintas variantes burguesas y pequeño burguesas nos llaman a un gran acuerdo nacional, con distintos nombres, pero todos tiene la intención de buscar una gran unidad burguesa dirigida por el FMI para llevar a cabo todas las reformas como laboral previsional y fiscal que el macrismo no pudo terminar de hacer.

Ahí está la fórmula de Fernández Fernández llamando a un pacto social, Lavagna a la unidad nacional, Massa con un planteo similar, la iglesia a un gran acuerdo nacional es decir unidad de los arriba para destruir a los de abajo. Esa unidad reaccionaria que quieren legalizar vía elecciones es lo que debemos enfrentar con la centralidad de la clase obrera y un programa de salida a la crisis.

En estos días se siguen desarrollando conflictos en distintas fabricas por despidos o cierres. Este paro debe ser contundente para frenar este ajuste y dar los pasos para organizarnos contra nuestros verdugos. Mostrar la fuerza de nuestra clase es -en un sentido histórico- un pequeño homenaje a 50 años del Cordobazo.

El domingo 12 de mayo fue jornada electoral en la provincia de Córdoba. Como en tantos otros distritos, el oficialismo provincial desacopló las elecciones de las nacionales para evitar ser arrastrado hacia abajo por el resultado de un eventual candidato propio a presidente. Pero en este caso, además se da el efecto contrario: la victoria resonante de Schiaretti en la provincia y en los grandes municipios (empezando por Córdoba capital) asienta y acelera la cristalización de las candidaturas presidenciales, empezando por el peronismo en sus variantes Alternativa Federal y K, y también en Cambiemos y sus diversos “planes alternativos” (M, V, H, etc.).
La victoria del peronismo (54%) tuvo más brillo por el contraste con la debacle de Cambiemos, que se rompió y fue dividido en 2 listas (Negri sacó 17,8% y Mestre 11%) producto del avance de la crisis del proyecto macrista. El resto de las fuerzas quedaron por debajo del voto en blanco (5,7%), con el vecinalismo del derechista García Elorrio (3,7%) por arriba del 2,6% del FIT y el 1,4% del MST. La participación fue menor a la elección anterior (72%).

Pilares de campaña… y de la explotación

Para hacer un balance objetivo de la elección es necesario partir del sólido apoyo que cosechó Schiaretti entre la burguesía, tanto industrial como agropecuaria, que tiene importantes capitales afincados en Córdoba. Varias empresas, empezando por el grupo Arcor, son elementos de peso en la UIA. Además del complejo automotriz que está estrechamente vinculado a los capitales imperialistas y los vaivenes de Brasil.
Un segundo elemento a destacar es la particularidad de la actual crisis financiera que atraviesa el país. A diferencia de la crisis del 94/2002, en la actualidad las cuentas en rojo financiadas por los millones del FMI son las del tesoro nacional, pero las provincias, debido a la renegociación del pacto fiscal y otras concesiones que debió dar el “gradualismo” del macrismo a los gobernadores, mantienen cierto equilibrio fiscal, aunque esto está viéndose deteriorado rápidamente por la recesión. Sin embargo, las cuentas saneadas en el período anterior permitieron a Schiaretti mantener el plan de obra pública en marcha, plan que fue el eje primordial de su campaña electoral.
Finalmente, la burocracia sindical dio un apoyo decisivo al oficialismo, con la ayuda de la bajada de lista del kirchnerismo que permitió a varios burócratas K como Saillén y Monserrat mantener un bloque sólido de apoyo al peronismo del que sólo quedó afuera el lucifuercista Suarez, empujado por la política de ataque sistemático a los trabajadores de la EPEC de Schiaretti.
El apoyo de las patronales al gobierno cordobés no es gratuito: se han visto beneficiadas por la política de subsidios y exenciones impositivas, por la negociación de convenios colectivos a la baja como en el caso del SMATA, por la aplicación de políticas de trabajo barato o directamente gratuito de la juventud, y por una política de represión a la clase obrera y el pueblo para sostener los privilegios sociales de esta clase parasitaria. Las críticas de un sector del empresariado al macrismo son capitalizadas por el peronismo de alternativa federal, y Schiaretti es un ejemplo de como gobierna esta facción del PJ y del valioso aporte que puede hacer la burocracia sindical como parte del oficialismo. El peso de Córdoba en el total del padrón electoral es importante también, pero queda así determinado de forma concreta. Todos estos elementos hacen a la importancia del triunfo contundente del peronismo el 12 de mayo.

Perspectivas

A partir de su triunfo, Schiaretti ha ingresado como actor importante en el armado de la transición ordenada del fracasado gobierno Macri a un sucesor que sea capaz de garantizar la explotación de nuestra clase para devolver los dólares al FMI y mantener la dominación imperialista en Argentina y el conjunto de Latinoamérica. El nuevo armado del PJ Córdoba, Hacemos por Córdoba, que incluye a la centroizquierda de Stolbizer y el PS, se presenta como una variante de unidad de la oposición no K, que a nivel nacional sería la unidad del PJ federal con Lavagna, tras la bandera de la “Unidad Nacional”, unidad que se forja sobre la derrota de la clase obrera a partir de la aplicación de las medidas burguesas que Macri no alcanzó a llevar adelante (reforma laboral, previsional, impositiva). Está por verse como continúan las negociaciones entre estos socios del capital. Lo cierto es que han acomodado el escenario para meter a una franja importante de los trabajadores, con la ayuda de la burocracia, en la trampa electoral frente a tamaño descalabro económico a que nos somete el macrismo. Igual que el anuncio de la fórmula Fernandez-Fernandez, ayudan al gobierno nacional a estabilizarse a partir de la perspectiva de una transición dentro de la institucionalidad de la democracia para ricos.
Ante esto, vemos como la izquierda electoral ha entrado en un debate sobre las razones de su magra cosecha de votos por afuera de las perspectivas revolucionarias. Altamira, crítico de la nueva dirección del PO, habla de debacle del FIT por la caída en los guarismo electorales, con una idea por demás evolutiva: compara elecciones anteriores con la actual por afuera de toda caracterización de la situación objetiva, pretendiendo una evolución ascendente de los votos del FIT. Esto es contrario al marxismo y se acerca bastante al reformismo que pretende una “acumulación de fuerzas” ascendente de la clase obrera bajo el capitalismo, sin considerar la lucha de clases, las derrotas, las victorias, y la influencia determinante de la realidad concreta del mercado mundial. El PTS y el nuevo MAS, por su lado, hablan de un “voto conservador” de los trabajadores, un sinsentido, ya que lo que podemos medir en una votación, y de forma muy distorsionada tratándose de una provincia de una semicolonia, es el grado de madurez política del proletariado, es decir, su ruptura con la influencia política de la burguesía para avanzar hacia la revolución socialista, no para optar por “candidatos de izquierda” dentro de la democracia patronal. Acá es central el rol que tengan las corrientes revolucionarias dentro de los sindicatos, su pelea por independizarlos de la tutela del estado burgués y por lo tanto por su recuperación de manos de la burocracia sindical peronista. Nada se dice de estos objetivos y estas perspectivas en los balances de las corrientes del FIT y del Nuevo MAS. Tampoco se balancea la campaña centrada en el voto kirchnerista ante la bajada de listas y el apoyo de sus principales figurones a Schiaretti, resumida en ideas como “si votás un Schiaretti, te sale un Macri”, soslayando todas las medidas antiobreras y represivas del propio PJ cordobés. Todo esto no lo van a decir porque deben continuar su preparación para la intervención electoralista en las PASO y en Octubre. No vamos a hablar del MST, que sí está exultante por haber metido una legisladora, porque no consideramos que sea una corriente de izquierda luego de haber defendido a la Sociedad Rural, a la Gendarmería, llamado a votar al hoy macrista Luis Juez, y una larga lista de capitulaciones a nuestros enemigos de clase.
Para hacer realidad la consigna ¡Abajo el Macrismo, fuera el FMI! debemos recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia sindical traidora y garante del ajuste y del plan de transición del imperialismo. A 50 años del Cordobazo, pongamos en pie en Córdoba un plenario de delegados para discutir las medidas, métodos y programa para recuperar los sindicatos y unificar al movimiento obrero en una Central Única de Trabajadores. Esta es nuestra propuesta para la izquierda, que rompa con el electoralismo febril y avancemos en conjunto en agrupar a la vanguardia en oposiciones sindicales revolucionarias por rama y pelear por un Congreso de Delegados de base con mandato, para poner en pie la fuerzas de nuestra clase y derribar el plan del imperialismo para toda la región. Y así desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario de la clase obrera.

COR
Corriente Obrera Revolucionaria
Regional Córdoba

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