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En medio de una crisis política rampante, acelerada por la profundización de la crisis económica y social abierta en 2008 que los capitalistas nunca pudieron solucionar, los representantes políticos de la  burguesía nos llaman a concurrir mansamente a las urnas. La seguidilla de elecciones municipales, provinciales y finalmente nacionales son parte de un plan de contención político e ideológico sostenido, en última instancia, por los millones del FMI para que el recambio del fracasado gobierno de Macri/Cambiemos sea lo menos conflictivo posible, mientras millones de trabajadores vivimos bajo la línea de la pobreza, arrecia el desempleo y las patronales pasan a la ofensiva para modificar las condiciones de trabajo a la baja y aumentar la productividad.
El plan de salida electoral lo sostienen desde el Papa Bergoglio en el Vaticano, pasando por todo el arco del PJ, hasta las huestes kirchneristas, que dicen explícitamente que es peligroso “que Macri no llegue a octubre” y apuestan todo a la trampa de la democracia para ricos.
Schiaretti, el hombre de la obra pública, es decir, el socio de los Obedrecht, Electroingeniería y Roggio, y el garante de las grandes ganancias de las multinacionales automotrices y del agronegocio, se encamina a un triunfo debido a la crisis de Cambiemos. Pero no es un problema para Macri, que en estas elecciones lleva 3 listas aliadas (si no más): la del PJ y sus aliados de la derecha y ahora los “progres” del PS y el GEN, la descolorida lista del cambiemos “oficial” de Mario Negri y Luis Juez, y la lista de la UCR que encabeza el gorila Mestre. El kirchnerismo, por su parte, bajó sus listas para sumar votos a Schiaretti en pos de la unidad del PJ y no mostrar debilidad en el “poroteo” de la política burguesa. Todos estos “hombres del presidente” garantizarán, gane quien gane las presidenciales, un apoyo al programa económico del FMI, que dirige desde Washington la Argentina capitalista.
El rol de la burocracia sindical, tanto del binomio que conduce la CGT como del Moyanismo, Palazzo y sus aliados de las CTAs, es evidente y escandaloso. El paro parcial del 30 de abril lo demostró, con los burócratas planteando desde los palcos que la única salida son las elecciones. En Córdoba, ambas CGTs y CTAs hacen los propio, tratando de llevar a los trabajadores a la cola del proyecto burgués de conciliación de clases del PJ, en alguna de sus variantes.


Debate de programas

Para los trabajadores, atarnos a un sector de la patronal tiene consecuencias mucho más inmediatas que sólo tachar la cruz en la boleta única y meterla en la urna. Tanto los candidatos del PJ como los burócratas sindicales vienen bombardeándonos con un discurso que implica salir a defender a las patronales de las medidas del macrismo. Por ejemplo, defender a las pymes por las caídas de ventas provocadas por las altas tasas de interés y por las importaciones. Ofrecen un programa de supuesto “crecimiento nacional” basado en la intervención del Estado a favor de este sector del empresariado, mientras dejan pasar los preventivos de crisis y las reformas laborales a cuentagotas que son las modificaciones de convenios como sucedió en petroleros (Vaca Muerta), o en el SMATA Córdoba, para permitir las inversiones. Y estamos hablando de las petroleras y Renault… empresas no tan medianas ni pequeñas! Frente a los despidos y suspensiones, nos dicen que tenemos que poner el hombro y ayudar a la patronal a pedir planes de protección de la industria, baja de impuestos y “compre nacional”. Mientras todos estos políticos burgueses juran que honraran la deuda externa, ya sea firmando los 10 puntos de Macri o haciendo declaraciones a la revista Forbes como es el caso del kirchnerista Kicillof.
Las corrientes de la izquierda agrupadas en el FIT (PTS, IS, PO), así como el Nuevo MAS, sí denuncian el acuerdo con el FMI e impulsan las luchas de los trabajadores, es cierto. Pero se han metido de cabeza en el aparato político de la democracia patronal, sin denunciar la trampa en curso para normalizar el recambio burgués a través de las elecciones. Ideológicamente, la democracia burguesa es propagandizada como el último límite de la acción política, y esto quizás sea así… para la burguesía. Pero no para la clase obrera, que está llamada a subvertir a través de la acción revolucionaria el verdadero límite que estos chupasangre no quieren que se quebrante: la propiedad privada de los medios de producción. Nuestro programa no se centra, como plantea el FIT, en expresar la independencia política de los trabajadores… en las papeletas de voto. El FIT tiene por eso un programa estatista, que pone en el centro medidas que tomaría un gobierno de los trabajadores sin destruir las instituciones de la democracia patronal. ¿Con qué instrumentos? ¿Con decretos y leyes que deberá garantizar un aparato burocrático militar construido para defender la propiedad privada?
Y como los marxistas somos materialistas, no nos basamos sólo en las declaraciones y en las plataformas: todas estas corrientes, agitando el espantajo de un gobierno “fascista” o “bonapartista de derecha” de la mano de Bolsonaro en Brasil, llamaron a votar a Haddad y al PT, es decir, a la corriente política continental que hizo teoría del respeto a las sacrosantas instituciones de la democracia burguesa para coartar todo accionar revolucionario de nuestra clase. Resultado: armó un partido reformista basado en los sindicatos y gobernó con Lula para EEUU y el FMI. En Argentina, no cabe duda, esto implicaría postrarse al kirchnerismo en una eventual segunda vuelta, cosa que no sabremos si harán pero ya se están acercando bastante al centrar su campaña en Córdoba en dialogar con los votantes del kirchnerista Pablo Carro.


Votá nulo o en blanco

Por todos los elementos expresados, creemos que el voto al FIT o al Nuevo MAS (que además nunca hizo un balance serio del experimento de la Izquierda al Frente con el MST) no es un voto de independencia de clase. Mucho menos al MST, la izquierda sojera que supo juntar votos para el hoy macrista Luis Juez y fue aliada del hoy kirchnerista Pino Solanas. Llamamos a votar nulo o en blanco en estas elecciones del 12 de mayo, desde una posición de independencia de clase.
Para hacer realidad la consigna ¡Abajo el Macrismo, fuera el FMI! debemos recuperar nuestros sindicatos de manos de la burocracia sindical traidora y garante del ajuste y del plan de transición del imperialismo. Por la independencia de la clase obrera, rechazamos los pactos de “unidad nacional” con nuestros verdugos que proponen el peronismo y el resto de la oposición patronal. Contra los despidos, suspensiones y la destrucción del salario, impongamos las escalas móviles de salario y horas de trabajo. Contra la estafa de los preventivos de crisis, abramos los libros de contabilidad de las empresas para desnudar la mentira de las supuestas crisis o en su defecto declarar la bancarrota de un sistema social basado en la explotación. Contra los tarifazos, ampliemos las funciones de los sindicatos de los grandes servicios para garantizar el gas, la electricidad y la salud a las familias obreras. Que las patronales se hagan cargo del costo del boleto de transporte. Que abran las escuelas y las universidades a la clase obrera. Por el control obrero de la producción por rama industrial a través de los sindicatos.
A 50 años del Cordobazo, pongamos en pie en Córdoba un plenario de delegados para discutir las medidas, métodos y programa para recuperar los sindicatos y unificar al movimiento obrero en una Central Única de Trabajadores. Necesitamos agrupar a la vanguardia en oposiciones sindicales revolucionarias por rama y pelear un por un Congreso de Delegados de base con mandato, para poner en pie la fuerzas de nuestra clase y derribar el plan del imperialismo para toda la región. Y así desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario de la clase obrera.

COR Regional Córdoba, 6 de mayo de 2019

En función del brutal ajuste del FMI y las patronales, el gobierno de Macri profundiza la represión sobre los luchadores. Es en este cuadro que se inscriben el encarcelamiento de Daniel Ruiz y los 4 choferes de la Línea Este de La Palta, así como el juicio que se lleva adelante contra los petroleros de Las Heras en Santa Cruz.

Daniel Ruiz, militante del PSTU, está detenido en el penal de Macros Paz desde hace 8 meses. El juez Torres, al servicio de la ministra Bullrich, lo metió preso por su participación en la masiva movilización del 18 de diciembre de 2017 contra el saqueo a las jubilaciones y donde hubo enfrentamientos con la policía federal frente al Congreso Nacional. Por la misma causa también es perseguido Sebastián Romero (pstu) y están procesados Dimas Ponce y Cesar Arakaki del Partido Obrero.

Los 4 ex choferes de la línea Este (autobuses de La Plata) son Sebastián Mac Dougall, Emanuel Lazzaro, Pablo Varriano y Luciano Fiocchi y fueron detenidos el pasado 3 abril en forma completamente irregular y son acusados de “coacción agravada” por participar en la huelga que duró un mes con ocupación del establecimiento, que llevaron adelante en defensa de sus puestos de trabajo y la organización sindical en 2017.  Desde el 29 de abril, fueron liberados de sus lugares de detención, pero siguen bajo prisión domiciliaria.

En la provincia kirchnerista de Santa Cruz en estos días se estuvo realizando el juicio contra los petroleros Martín Oñate, Néstor Vivares, ex integrantes del sindicato petrolero de la provincia, y Jorge Armoa, ex delegado gremial, por el bloqueo frente al portón de acceso de la empresa contratista Bacsa en una lucha por despidos en 2014. El 7 mayo se conocerá la sentencia y la fiscalía pidió dos años de prisión en suspenso por “coacción simple” y “entorpecimiento de la actividad económica”.

Por su puesto, el objetivo de fondo de la judicialización de la lucha, del encarcelamiento de dirigentes y activistas obreros, es el de disciplinar a nuestra clase y sus sectores de vanguardia. Gobierno, jueces, empresarios y los distintos partidos patronales, junto a la burocracia sindical, coinciden en defender la “legalidad” de los explotadores para privarnos a los trabajadores de los métodos de lucha con que mejor podemos enfrentarlos.

Desde la COR llamamos a rechazar la persecución del estado y sus instituciones y a profundizar la campaña desde cada organización de lucha, sindicato, centro de estudiante, federación, por la inmediata libertad de Daniel Ruiz y los cuatro choferes de la Línea a Este; por la absolución de los petroleros Oñate, Armoa y Vivares; por el desprocesamiento de todos los luchadores y la defensa de nuestros métodos obreros de lucha.

¡Libertad a los presos por luchar! ¡Absolución a los petroleros! ¡Por una salida obrera a la crisis capitalista! 

Jueves, 02 Mayo 2019 23:03

Conflicto en Danica

Por el triunfo de los trabajadores aceiteros de Dánica!

Los trabajadores de Dánica Villa Mercedes y Dánica Lavallol se encuentran en pie de lucha contra la ofensiva patronal que quiere imponer una rebaja salarial y ha despedido a 63 trabajadores.
La nueva patronal que tienen los trabajadores es el Grupo Beltrán, que compro estas fábricas al grupo brasileño BRF el año pasado.
Desde ese momento comenzó a presionar a los trabajadores para que acepten la rebaja de salario argumentando estar en crisis.
Los compañeros desde un principio se mostraron dispuestos a negociar los puntos salariales que tienen por sobre el convenio colectivo de la Federación Aceitera -beneficios ganados en pasadas Luchas- pese a que la empresa no puede sostener con números la mentira de su crisis.
Es por esto, y como siempre ocurre que al ver la predisposición de los trabajadores a resignar sus derechos sin dar pelea, -en un primer momento- el Grupo Beltrán no se conformó con esto y redobló su ofensiva, ya no solo era esa rebaja sino que ademas quería cambiarlos de categoría y fue por los 63 despidos.

La supuesta crisis de la empresa

Lejos de existir, la realidad es que no solo no bajó la producción y las ventas con el cambio de patronal, sino que se incrementaron.
En un escenario donde la tendencia de consumo se volcó a las segundas marcas, los productos de Dánica se consumen más en el actual mercado, y esto se refleja en que antes de los despidos se expedían diez o mas camiones por cada día de trabajo, ademas de tener los depósitos de materia prima al tope de sus reservas.
Esto demuestra que la patronal quiso engañar a los trabajadores con la mentira de su crisis, amenazando con presentar el procedimiento preventivo de crisis -PPC- tratando de extorsionar a los representantes gremiales a que firmaran avalándolo, cosa que finamente no sucedió. Y estuvo bien que así sea.

El conflicto

Ante la negativa a aceptar la extorsión, a partir de ese momento la patronal avanzó con los 63 despidos pero no contaba con la firme desición de los compañeros de defender sus derechos.
Se decretó el paro por tiempo indeterminado hasta lograr lograr la reincorporación de todos los despedidos en las fábricas de Villa Mercedes y Lavallol.
La ofensiva patronal hacia los trabajadores responde a un envalentonamiento de las patronales aceiteras a partir de la derrota de los conflictos de Cargill y Cofco -ex Nidera- entre otros, en un escenario nacional donde patronales como Carrefour, Fate y hasta Coca Cola han presentado preventivos de crisis para extorsionar a los trabajadores con despidos y retiros voluntarios, la rebaja salarial y también a los gobiernos Nacional y provinciales para lograr beneficios impositivos.
Es tan burda la maniobra que inclusive el Grupo Beltrán ni siquiera ha presentado hasta el momento oficialmente el PPC.
El pasado Lunes 29, el Ministerio de Trabajo Nacional dictó la conciliación obligatoria a las partes, la patronal argumentó que la acataría pero que no tenia tareas para los trabajadores por lo cual los enviaria a reaizar cursos de capacitación.
Es decir la patronal no acepta el ingreso de ningún trabajador a su puesto de trabajo.
Afortunadamente y luego de una fuerte asamblea deliberativa los trabajadores se dieron cuenta de la nueva trampa que les queria poner la empresa. Esta consistia en que dejaran la guardia en los portones de la empresa y se desmovilizaran yendo cada uno a su casa y permitiendo que el persona jerárquico cubriera sus puestos de trabajo para poder sacar camiones con producto terminado y cumplir con algunos compromisos con sus clientes.
Al dia de hoy se mantienen los piquetes y la huelga en las puertas de la fabrica.

Perspectivas

En esta lucha no solo se define parte del futuro de los trabajadores de Dánica y los aceiteros. Este es un conflicto testigo cuyo resultado influirá en el futuro próximo de los trabajadores de San Luis y del país. Porque es un enfrentamiento concreto a la avanzada patronal en curso tratando de descargar sus crisis y sus problemas de competitividad sobre las espaldas de los trabajadores.
Si los compañeros de Dánica son derrotados, sera una nueva derrota de todo el movimiento obrero, pero si triunfan se demostrará que es posible enfrentar los planes de las patronales, en el caso de Danica un verdadero triunfo significa la reincorporación de todos los compañeros en sus respectivos puestos de trabajo, solamente asi se lograria frenar la intencion del grupo Beltran de rebajar salarios.

Para ganar esta lucha Humildemente creemos que:
-

Los compañeros deben confiar en sus propias fuerzas. Ninguna confianza en las promesas de los representantes patronales que hoy se encuentran en campaña electoral y no hacen nada concreto por su triunfo.

 

  • La Federación Aceitera debe llamar a un paro nacional contra los despidos en Dánica y los que hay en todas las plantas aceiteras para frenar la ofensiva de las patronales
    Hay que seguir atacando a la patronal con la huelga y los piquetes golpeándolos en el único lugar que les duele, que es en la producción.

    -Hay que reagrupar a los trabajadores del parque industrial informándolos de porque se esta luchando, se tiene que generar solidaridad activa de los compañeros que también estan sufriendo el ataque en sus lugares de trabajo.

    -La CGT San Luis manifestó su apoyo a la lucha. Hay que exigirle un paro general de los trabajadores de San Luis por el triunfo de los compañeros, para ponerle un freno a todas las patronales!

  • Los compañeros de Dánica pueden llamar a un plenario de delegados de base del parque Industrial, de los servicios y estatales.

  • -Hay que poner en pie un gran comité de apoyo a la huelga para que participen y se reagrupen los trabajadores del parque industrial, del mismo podrian participar los familiares de los compañeros en lucha , que tenga como objetivo brindar apoyo en las medidas de fuerza y llegado el caso de ser necesario fortalecer el fondo de huelga.

    Desde la Corriente Obrera Revolucionaria, hemos sido parte activa de muchas luchas de los compañeros aceiteros por ello nos ponemos nuevamente a su disposición para estas y demás tareas.

 

Marcos Reinoso

Corriente Obrera Revolucionaria.

Regional San Luis

 

Lunes, 29 Abril 2019 21:21

POR UN PARO ACTIVO EL 30 DE ABRIL

El paro que ha llamado un sector de la CGT ligada a Moyano y las dos CTA no puede considerarse un paro general ya que lo llama una fracción sindical expresando las internas en la CGT e impidiendo mostrar el poderío del movimiento obrero en una acción conjunta.
Es evidente que el objetivo del llamado al paro es contener la bronca por la situación que están pasando los trabajadores ante el descalabro de la economía y el fracaso del gobierno de Macri y darle a esa bronca un cauce electoral. Pero también es cierto que el paro es una acción obrera que más allá del objetivo que se plantea la burocracia debemos intervenir para que sea una verdadera acción proletaria que muestre la fuerza de nuestra clase.
Ante el ataque del conjunto de la burguesía nativa dirigida por el FMI a nuestras condiciones de vida, para tratar de que seamos nosotros los que paguemos la crisis debemos abrir una gran deliberación al interior de nuestra clase para preparar la resistencia y pasar a la ofensiva.
En este 30 de abril, un día antes de nuestro día, en aquellos sectores cuyas direcciones no adhirieron al paro debemos impulsar asambleas  en nuestros puestos de trabajo y discutir un programa de salida a la crisis que ponga como tarea de primer orden la derrota del gobierno de Macri y la ruptura con el FMI.
En este escenario de crisis, donde el gobierno de Macri ha fracasado y se ven signos de implosión de la coalición de cambiemos, sumado al descalabro de la economía en todas sus variantes, hace que entremos a un escenario electoral donde el macrismo que detenta el poder está muy debilitado y sostenido sólo por el FMI que es una mediación muy fuerte, pero puede soltarle la mano en un segundo.
Tenemos que atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores quienes podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que, ante el caos capitalista, podemos organizar la economía sobre otras bases. En este sentido la importancia del control obrero y la escala móvil de horas y salario.
Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía. Para organizar la economía sobre otras bases, debemos desorganizar a la burguesía en la producción, tarea central del movimiento obrero industrial; y los estatales deben desorganizar el aparato burocrático que es el estado. Peleamos por la destrucción del estado y no para mejorar su maquinaria.  Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del estado. Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri, los gobernadores y el FMI, y reabrir las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación. Con asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, ocupación de las fábricas ante despidos y ocupación de los ministerios. Por delegados paritarios mandatados y revocables para negociar con las empresas, y convenio único para terminar con la tercerización. Preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.
Debemos intervenir con todas las fuerzas en esta coyuntura, para abrir una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia. Para desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.
 
   

El capitalismo avanza hacia otro capítulo más de la crisis iniciada en el 2008. Los pronósticos de los principales representantes del capital financiero como el BM o el FMI, pronostican a la baja el crecimiento mundial con posibilidades de una situación recesiva a en EEUU que arrastrará o afectará en distinta grado, al igual que en el 2008 a todas las regiones del planeta. Y es que esa crisis, no fue una más del ciclo económico sino que expresa la profunda crisis estructural de la economía capitalista y que llevó a todos los gobiernos de la burguesía a impulsar distintas recetas para paliar la crisis o patearla para adelante. Dichas recetas tienen como principal ingrediente el descargar sobre los trabajadores y el pueblo los costos de esta. Así se han sucedido los recortes de presupuesto fiscal, los cierres de empresas, los ataques a la seguridad social, reformas laborales para precarizar el trabajo y aniquilar conquistas obreras, exenciones impositivas para mitigar la alicaída tasa de ganancia capitalista, etc. Como parte de esto el capitalismo ha tensado las disputas interimperialistas profundizando las guerras comerciales, la lucha de aranceles, ha incentivado el desarrollo de guerras regionales, la disputa por el control de mercados, recursos y el dominio sobre determinadas ramas económicas. Justamente por esto ha colocado en crisis el inestable equilibrio capitalista conseguido a la salida de la 2a Guerra Mundial profundizando los conflictos interestatales, la anarquía capitalista de la producción y la crisis de los regímenes políticos burgueses en cientos de países.

En latinoamérica recrudece la crisis el carácter semicolonial de los países de la región. Una mayoría de gobiernos se encuentran aplicando las recetas del Fondo Monetario, incrementando sideralmente las deudas nacionales y la dependencia imperialista, atacando la salud, la educación, el salario y las condiciones de trabajo. La crisis social es gigantesca llegando, según cifras de la CEPAL, a más de 184 millones de pobres en la zona a lo que hay que sumarle más de 62 millones en la extrema pobreza a fines del 2017, siendo las mujeres y la juventud su principal componente. Cifras que aún no dan cuenta de la profundidad de la crisis que ha seguido su curso, donde países como Venezuela, Argentina o Brasil, exponen un panorama sombrío que planta un futuro de miseria para las nuevas generaciones.

Es en este contexto de crisis capitalista que el imperialismo norteamericano de la mano del gobierno de Trump, ha redoblado la ofensiva sobre lo que considera su "patio trasero" presionando a gobiernos y fracciones burguesas a posicionarse ante el amo del norte. Y es que la misma crisis lleva a las débiles burguesías latinoamericanas a tomar posición para alinearse ante el capital financiero y maniobrar en medio de las contradicciones de la economía mundial como es la dependencia de las importaciones de Chinas, de las inversiones imperialistas, y los vaivenes de la guerra comercial desatada por los EEUU, o las oscilaciones en las medidas monetaristas del Tesoro yanqui, que aniquilan las capacidades de maniobra de los gobiernos dependientes. En este contexto es que las sub-burguesías latinoamericanas ensayan alineamientos políticos pro-imperialistas como es el grupo de Lima (encabezado por los gobiernos de Chile, Colombia, Perú y Argentina) con la expectativa de que, mostrándose serviles al amo del norte, los flujos de capital vengan a dinamizar los negocios capitalistas, mientras endurecen aún más el carácter represivo de sus regímenes burgueses, y hasta restringen las escasas "libertades" democráticas de la sociedad de clases. Del mismo modo, las fracciones burguesas armadas con programas políticos estatistas, como en México o Venezuela, o que se encuentran en la oposición en otros países (como las que representa el PT Brasilero o el Kirchnerismo argentino) pretenden negociar mejores condiciones con el imperialismo para el pago de las deudas externas o de la gradualidad del ajuste, aplicando una que otra dádiva para amortiguar la crisis social, pero se proyectan de todas maneras como los continuadores del saqueo generalizado de la rapiña imperialista a los trabajadores y el pueblo.

La clase trabajadora es la única clase con el potencial para derrotar al imperialismo, sus planes y sus gobiernos serviles. Justamente es la que mueve todo el aparato productivo que controla el mando capitalista y que es la base de la dominación social imperialista. La única clase que genera valor al poner en acción sus músculos, su inteligencia, su creatividad. Los recursos disputados por las potencias imperialistas, el anárquico debilitamiento o el desarrollo de fuerzas productivas, no son nada sin la fuerza social que pone en movimiento la creación diaria de riqueza que es expropiada y despilfarrada por la parasitaria clase capitalista. No han faltado demostraciones de importantes luchas de los trabajadores en diferentes países contra los planes del gobierno y el imperialismo. Sin embargo, estas han sido aisladas, contenidas o directamente derrotadas por la política de las direcciones oficiales del movimiento obrero. Direcciones burocráticas que llevan a los trabajadores a la vía muerta de la presión a las instituciones estatales como el parlamento o los ministerios, y de paso coquetean o directamente se alinean con diversas fracciones de capitalistas "nacionales". Como ejemplo podemos tomar a Venezuela y al chavismo del PSUV como el caso extremo en el que se mantiene maniatados a importantes sectores de trabajadores al aparato del Estado Burgués regenteado por la "boliburguesía" y su aparato militar. Y esta dirección dice llamarse socialista y antiimperialista, para mejor engañar a las masas obreras y coartarle cualquier salida independiente. Ante la extrema presión del imperialismo yanqui en la región, no es el antiimperialismo de corte nacional y burgués el que dará una salida a la crisis en la que está sumida la población. Ese falso "antiimperialismo" que pregona un desarrollo nacional de la mano del Estado capitalista y para el beneficio de la gran y pequeña burguesía autóctona. Esto sólo seguirá profundizando la dependencia nacional y la explotación obrera.

Es necesario que los trabajadores recuperen los sindicatos expulsando a la burocracia de los mismos. Es necesario que empecemos a trabajar arduamente por impulsar la unidad de las filas de nuestra clase al mismo tiempo que levantar un programa de acción y revolucionario que se dirija a enfrentar a los patrones, los gobiernos y los planes imperialistas. Hay que luchar a cada paso por la independencia política de la clase trabajadora de la influencia de la clase dominante. Esta lucha no empieza y acaba en una que otra declaración de principios, se trata de medidas políticas, organizativas y de acción de nuestra clase que se dirijan principalmente contra el principal instrumento de opresión de los explotadores que es el Estado. Parte de este programa deberá ser el imponer mediante el control obrero de las principales ramas económicas, la apertura de libros contables, la escala móvil de salarios y de horas de trabajo, para detener la degradación de las condiciones sociales de las masas obreras, y al mismo tiempo incorporar masivamente a los desocupados a la producción. Estos primeros pasos pueden educar a la vanguardia obrera en las tareas de la planificación de la economía preparando las bases para la expropiación de los expropiadores.

Los trabajadores en los países semicoloniales deben luchar por expulsar al imperialismo, hermanando sus luchas con los trabajadores de los países imperialistas. Es el carácter internacionalista inalterable de la clase trabajadora la que debe colocarse en primer plano. La lucha de los trabajadores latinoamericanos será por arrebatar el poder a la burguesía poniendo en pie una Federación de Estados Obreros Socialistas de Latinoamérica como la forma en extensión internacional de la dictadura del proletariado.

Esta perspectiva de lucha no puede sino estar ligada a la lucha de los trabajadores por el poder, por el derrocamiento de la burguesía y su régimen de explotación. Para esta perspectiva es que tenemos que levantar una organización internacional de la vanguardia obrera, que prepare paciente y persistentemente el triunfo sobre los capitalistas. Un partido mundial de la revolución socialista que no será otro que la IV Internacional reconstruida.

A fines del siglo XIX la clase trabajadora con sus luchas generalizadas contra la explotación y por la jornada de 8 horas, dejó instituido el primero de mayo como el día internacional de nuestra clase. No podemos menos que aprovechar esta conmemoración para retomar las lecciones de las luchas revolucionarias del proletariado y enarbolar la consigna que han recorrido las mismas:

"Trabajadores del mundo Uníos"

La brecha entre el salario real de bolsillo del cargo docente testigo, y la canasta familiar se agiganta desde 2008. La pérdida del poder adquisitivo del salario docente, se aceleró fuertemente desde la crisis cambiaria. La migaja lanzada por el Ministro Finocchiaro, adelantando a marzo el aumento automático del salario mínimo docente –que está atado a la evolución del SMVM-, deja en míseros 15000$ el salario inicial docente por cargo, para afrontar una canasta que ronda los 28000$ a marzo de 2019.

En estas condiciones, la aplicación de la cláusula gatillo, sin una recomposición real del valor relativo del salario docente respecto de la canasta familiar, es lo mismo que inflar una rueda pinchada. En discusiones paritarias, los gobernadores han propuesto la aplicación de un gatillo mensual de los salarios estatales, con o sin aumentos adicionales. Es el caso de Vidal en Buenos Airess. Y fue el caso de Cornejo en Mendoza, que convenció al FURS al frente del SUTE, de aceptar como único aumento para todo el 2019, la aplicación de una cláusula gatillo mensual, sin recomposición por la pérdida por inflación acumulada anterior. Hoy, el salario docente de Mendoza está entre los cuatro más bajos del país.

El PTS, integrante del FURS, se cargó al hombro la defensa de la propuesta salarial de Cornejo. El 20/12/18 comunicaba en LID: “(…) esta propuesta no es más que una de las conclusiones de las penurias y padecimientos ante la peor crisis capitalista de la historia, a las que llegaron León Trotsky y otros revolucionarios de la década del `30: escala móvil de salarios” (www.laizquierdadiario/Mendoza-Sute-consiguio-una-clausula-de-indexacion-mensual-de-los-salarios). No está claro si fue el PTS o Cornejo quien tomó al Trotsky de netflix. Lo que está claro, es que una tendencia con responsabilidad de dirección confunda el gatillo de Cornejo con la escala móvil de salarios es peligroso. Sobre todo para los trabajadores que padecen a esas direcciones y esos salarios.

Lo que el PTS consideró como medida transicional el 20/12/18, pasó a ser mínima el 4/3/19: “Mendoza es una de las seis provincias que firmó una paritaria, con la aceptación de una cláusula gatillo que ajusta mes a mes el salario. Una medida mínima para enfrentar la inflación que está descontrolada en la Argentina. Creemos que se trata de ir por más y conquistar la canasta familiar por un cargo, es posible trabajar un cargo de 6 horas, distribuidas en 4 horas frente a estudiantes y 2 horas para capacitarnos, planificar y corregir, todo esto por un salario inicial igual a la canasta familiar”. El gatillo transicional devino mínimo e insuficiente, y ahora se volvió necesario ir por una recomposición que equipare el valor relativo del salario docente respecto de la canasta familiar, y discuta incluso la jornada laboral. Con estos zigzags, el PTS le exige a sus socios en el FURS “superar los zigzags” que generan desconfianza en la base (LID, 13/3/19).

Las conclusiones de Trotsky sobre las lecciones de la transición económica iniciada por la dictadura del proletariado, lo llevan a plantear un “sistema de reivindicaciones transitorias, cuyo sentido es el de dirigirse cada vez más abierta y resueltamente contra las bases del régimen burgués” (Trotsky, El Programa de Transición), ligando las reivindicaciones actuales y la conciencia actual de los trabajadores con un programa de acción para la conquista del poder. Es un sistema de reivindicaciones transitorias, del cual la “escala móvil de salarios y escala móvil de horas de trabajo forma parte”, no sólo como medida para paliar los efectos de una crisis, sino que se trata de preparar a la clase obrera para organizar el “sistema de trabajo de una futura sociedad socialista”. Así puede entenderse por qué “escala” y no “reparto” de las horas. El planteo de escala móvil orienta a la clase trabajadora hacia la raíz de los problemas de la producción y distribución del capital, mientras que reparto es sólo una medida anticíclica.

El Programa de Transición propuesto por Trotsky no niega las reivindicaciones, sino que las contiene, mientras mantengan su fuerza vital. Lo importante no son las reivindicaciones en sí, como consignas aisladas, sino el carácter que puede y debe tomar la lucha por estas reivindicaciones en las condiciones de la crisis social actual. Esto implica que, para obligar a los capitalistas a hacer concesiones serias, es necesario quebrar su voluntad, es decir quebrar el mando capitalista.

Las tendencias que se reivindican trotskistas, y que han asumido lugares de dirección en el movimiento obrero, deben plantearse qué están aportando y que lecciones programáticas están sistematizando en la vanguardia. Dar respuesta a la crisis de dirección exige un debate programático profundo, que clarifique las tareas y forje una vanguardia. Instamos a poner en pie una oposición sindical revolucionaria como paso en esta perspectiva.

Sobre el filo del inicio del ciclo lectivo 2019, CTERA resolvió llamar a paro nacional docente el 6 y 7 de marzo, y la adhesión al paro de mujeres del 8. El acatamiento a la medida fue dispar en todo el país, pese a que sólo 6 provincias (Mendoza, Misiones, Tucumán, Santiago del Estero, Neuquén y Chubut) habían acordado en paritarias previamente. La movilización a Plaza de Mayo, y en las capitales provinciales tampoco tuvo la contundencia de otros años. Sin embargo, el malestar en las escuelas es evidente.

A nivel nacional, el sector educativo tuvo un 2018 de gran movilización contra el ajuste. La dura huelga universitaria catalizó el conflicto en las provincias, y confluyeron en las calles, docentes y estudiantes de todos los niveles, y se extendieron las tomas de escuelas y terciarios. La explosión en una escuela de Moreno (Bs.As.) causando la muerte de Sandra y Rubén, expuso la dimensión del deterioro edilicio del sistema educativo y levantó a la docencia del distrito, así como el repudio nacional ante estos asesinatos laborales. En CABA, la lucha contra el cierre de escuelas nocturnas no se tomó vacaciones, y lograron hacer retroceder a Rodríguez Larreta. En febrero, las secundarias mendocinas dieron vuelta las jornadas institucionales, rechazando la implementación de la reforma educativa Secundaria 2030 y concentraron en Casa de Gobierno.

Este repaso breve, da cuenta que desde las bases hubo disposición a la lucha. Tanto en la segunda mitad del 2018, como en el verano caliente de 2019. Lo que está pesando son los desaciertos y fracasos de la burocracia celeste nacional y provinciales, para encabezar la lucha contra el ajuste de Cambiemos y los gobernadores. No sólo fue la ausencia de cualquier preparación del conflicto. El congreso de CTERA del día 28/2, no tuvo debate previo alguno en la base. Ni siquiera de parte de las seccionales y sindicatos dirigidos por la oposición multicolor. Tampoco hubo una perspectiva clara de continuidad del plan de lucha, y mucho menos de un pliego de reivindicaciones que dé cuenta de las demandas más sentidas en las escuelas.

Las direcciones sindicales ya se embarcaron hacia octubre, apostando a que un frente burgués opositor derrote a Cambiemos en las urnas.

LAS MULTICOLORES SE DESTIÑEN 

La crisis de dirección que atraviesa a los sindicatos de base de CTERA, se agudiza al ritmo de la interna del peronismo, y la enorme presión que genera la lógica anti-macri en las direcciones multicolores. El debate nacional de la oposición antiburocrática está ausente. Cada seccional y sindicato recuperado, está replegado en su propia interna. Las agrupaciones ligadas al PCR, que gracias a los frentones multicolores tuvieron una sobrevida al frente de seccionales y sindicatos recuperados, volvieron a su vieja sociedad con la Celeste, expresando en los sindicatos, el acuerdo electoral del PTP con el peronismo y el kirchnerismo en varios distritos.

El PCR es consecuente con su concepción conciliadora. Lo inconsistente es el programa de las multicolores, carente de toda delimitación de clase. Tempraneros en su electoralismo, las tendencias del FIT vuelven a hablar de la importancia de la movilización independiente frente a las convocatorias contra el tarifazo. En la carrera electoral 2019, les preocupa que el kirchnerismo les dispute el voto docente descontento. Pero, hace pocos meses no tuvieron ningún problema en postular a la celeste como representante de los docentes en las juntas calificadores y de disciplina en Mendoza. Así vimos al FURS, frente multicolor que recuperó el SUTE, hacer un acuerdo con Maure y la celeste provincial para copar las juntas, públicamente militado por el PTS y el PO. Parece que para el FIT, en los sindicatos, la independencia de clase es un principio negociable.

El SUTE de Mendoza es el sindicato de base más grande dirigido por un frente multicolor cuyo único punto de acuerdo, era ser oposición a la celeste. Un año y medio después terminaron haciendo un acuerdo con la vieja burocracia, y militando la aceptación de la propuesta salarial miserable del gobierno del ítem aula. Se niegan a convencer en la base, y la suplantan con acuerdos de cúpula en el Frente de Unidad Estatal, un refrito de la fracasada intersindical.

UNA OPOSICIÓN A LA OFENSIVA

Creemos que la experiencia de las multicolores está agotada, y es necesario sacar lecciones urgentes para intervenir en la crisis de dirección de los estatales, con una perspectiva clara y superadora. Instamos a activistas, delegados y tendencias antiburocráticas que están al frente de seccionales y sindicatos recuperados, a debatir la necesidad de poner en pie una Oposición Sindical Revolucionaria, que dé lugar a la libertad de tendencias en base a un programa de independencia de clase y del Estado.

Una OSR puede reagrupar las fuerzas dispersas del activismo, y centralizarlas en una campaña que instale en las escuelas y reparticiones públicas la lucha por la reapertura inmediata de paritarias, y por salario igual a la canasta familiar indexado a la inflación. Que prepare la lucha contra el ítem aula y el presentismo, con métodos obreros de lucha. Que instale la necesidad de imponer una paritaria estatal única, con paritarios electos en plenario y revocables. Que rodee de solidaridad activa a los delegados y docentes sumariados por luchar. Una oposición sindical revolucionaria que de la pelea en la base de CTERA y las CTA por imponer un congreso de delegados de base mandatados, y la convocatoria a un paro nacional y un plan de lucha que derrote el ajuste y la reforma educativa y laboral.

Con la puesta en escena del cuádruple play las empresas de telecomunicaciones han avanzado sobre nuestras condiciones de trabajo. De esta manera, están imponiendo la reforma laboral rechazada por el conjunto de los trabajadores rama por rama. La conducción de nuestro gremio estuvo en las jornadas de diciembre de 2017 contra la reforma laboral, pero puertas adentro se están aplicando los planes de Macri tal como lo exigieron las patronales. Este ataque quedó habilitado luego de la firma de un acta acordada entre la burocracia Azul y Blanca de FOETRA y las patronales, a espaldas de los trabajadores. Un punto central del acuerdo imponer una sumatoria de tareas nuevas a cambio del otorgamiento de categorías que posee una categoría intermedia (D) deL convenio colectivo de trabajo como techo y, sumado a esto hay compañeros que aún no la han cobrado y no incluye a los compañeros de Nextel (empresa comprada por el grupo Clarín que fue fusionada al grupo Telecom y Cablevisión y que actualmente está en proceso de cierre). Y la reducción de 1 hora (30’ reales y 30’ “cedido” de nuestro almuerzo) de la jornada laboral. La moneda de cambio de estas “conquistas” resulta ser nuestra flexibilización, llegando a realizar la tarea de 4 empresas en manos de un solo empleado, ahorrándole a la patronales contratar personal ya que logró implementar la polifuncionalidad.

El acrecentamiento en la cantidad de tareas y sistemas nuevos que debemos manejar se ha dado de forma acelerada. Al igual que han aumentado las presiones de la empresa con sus objetivos inalcanzables que repercuten en nuestros salarios. Ni hablar de aquellos compañeros que desempeñan la función de cajero o logística que son los más rezagados y que han incorporado tareas nuevas sin ningún tipo de remuneración extra.  

A esta situación se le suma el intento de eliminación de las 7 horas, ya que la conducción de nuestro gremio firmó con las patronales, también de manera inconsulta, actas para Movistar y Telecom donde se eliminan las 7hs a cambio de un pago fijo en “horas extras” y en otros casos se estipula un régimen de 6 x 3 (6 días de trabajo x 3 de descanso y la extensión de la jornada a 8.30hs, otorgándole al trabajador un plus salarial previamente acordado lo que lleva a la pérdida de beneficios). Con esto la burocracia pretende despedirse para siempre de las 7hs., tal como lo exigen las empresas telefónicas con el grupo clarín a la cabeza. De esta manera, las patronales, con la complicidad de la burocracia, intentan deshacerse del CCT de las telecomunicaciones y nuevamente negociar convenios a la baja eliminando conquistas y acercando el histórico convenio de la fija al de la actividad móvil, con su jornada extendida y multiplicidad de tareas, flexibilizando aún más nuestras condiciones de trabajo.

Basta de aprietes. ¡Plan de lucha ya!

Recientemente, un gran número de trabajadores de Telecom hemos recibido desde hace 1 mes una serie de sanciones desmedidas a modo de apriete. Las patronales ya le notificaron a nuestro sindicato sus intenciones de despedir compañeros. Desgraciadamente, la conducción de nuestra organización sindical no ha querido votar ni desarrollar un plan de lucha para enfrentar las intenciones de la patronal, por el contrario, le han permitido a Capital Humano (RRHH) amedrantar y presionar compañeros con retiros voluntarios. La única respuesta ante esta situación fue un tibio comunicado, que no planteaba elementos para la organización en las oficinas, ni una perspectiva clara de cómo íbamos a enfrentar esta provocación de las patronales. Debido a esta tibieza es que la empresa ha conseguido en este año un centenar de retiros voluntarios mediante aprietes y amenazas. Hoy más que nunca se torna de principal importancia redoblar la organización en las oficinas e imponerle a la burocracia de la Azul y Blanca un plan de lucha para derrotar los planes del grupo Clarín.

Es fundamental que hagamos asambleas por edificio para frenar estos avances. Debemos retomar las peleas por las 7hs. y la unificación de los convenios tomando como base para esta discusión el mejor convenio del sector. Frente al aumento inflacionario y la aceleración de la crisis económica, necesitamos poner a discusión ¡salario básico igual a la canasta básica familiar y reapertura de paritarias ya!

Para esto es fundamental elaborar un plan de lucha de conjunto y una asamblea de todos los afiliados donde podamos discutir cuáles son las necesidades de los trabajadores telefónicos y se vote como mandato la elección de delegados paritarios por edificio que discutan nuestras condiciones de trabajo y salariales. No podemos dejar este debate en manos de la burocracia que firma convenios a la baja. Los telefónicos debemos tener un rol protagónico en las luchas contra la ofensiva de las patronales, organizándonos para romper la tregua de la burocracia sindical de la CGT y la CTA e impulsar un plan de lucha del conjunto del movimiento obrero contra la reforma laboral por sectores, contra los despidos abierto o encubiertos a través de retiros voluntarios y el quite de conquistas.

Pongamos en pie una Oposición Sindical Revolucionaria

Lamentablemente la oposición no está siendo referencia para los sectores que quieran organizarse para enfrentar la situación. Desde la COR les hemos planteado a los compañeros de la Granate-Blanca la necesidad de poner en pie una Oposición Sindical Revolucionaria basada en la independencia de clase, que levante un programa obrero de salida a la crisis y sea referencia para un activismo que quiera organizarse para enfrentar a las patronales. Sin embargo, dentro de esa lista hay sectores que no comparten este principio básico y fundamental, ya que entre sus miembros hay un sector que responde a la CTA Autónoma que levanta un programa de conciliación y cumple el rol de burocracia en donde tiene responsabilidad de dirección, particularmente ante sectores de tercerizados de las telecomunicaciones, que son los sectores más superexplotados de la rama y que organiza en sindicatos ad-hoc aislados de los telefónicos.

Esto no sólo da debilidad a la hora de dar una respuesta unificada y poder ser referente de los trabajadores que empiezan a cuestionar la tibieza de la burocracia sindical, también genera confusión programática a los sectores de vanguardia. Por su parte, la Naranja Telefónica (PO) plantea que el eje del cuestionamiento es rechazar la “fusión ilegal” entre Telecom y Cablevisión. Este argumento no da elementos de organización que nos permitan ir más allá de un problema legal en torno a la ley de defensa de la competencia capitalista contra la concentración monopólica que hoy tiene el grupo Clarín. Por otro lado, la Violeta (PTS), hace una discusión acerca de la importancia de ganarse al “usuario”, categoría que no hace distinción de clase y que sería una alianza con una masa indeterminada y que poseerían el mismo poder de manejo y decisión que los propios trabajadores. El control obrero se tiene que ejercer por sus trabajadores, los únicos capaces de garantizar las mejores condiciones de servicio.

Los telefónicos tenemos que meternos en esta discusión, pero para elaborar un programa que discuta cómo enfrentar a la patronal y pensar los elementos para desarrollar la necesidad del control obrero de las telecomunicaciones llevando adelante la escala móvil de horas de trabajo y salario. Para esto, debemos hacer una lucha política contra la burocracia sindical, que ha dado tregua en la lucha para garantizar que ellos diriman sus cuotas de poder en las elecciones. Por esto llamamos a las corrientes de izquierda a que pongamos en pie una oposición sindical revolucionaria con independencia de clase, que organice a la vanguardia en torno a un programa obrero. Que plantee como un punto de su programa la escala móvil de horas de trabajo y salario. Ante la amenaza patronal de despedir trabajadores aduciendo que Telecom estaría sobredimensionada, que abran los libros contables, ningún despido, basta de aprietes y suspensiones. No a los retiros voluntarios. Plan de lucha ya para enfrentar los planes de las patronales telefónicas. Reapertura de paritarias, delegados paritarios elegidos en asambleas por edificio. Convenio colectivo único, que tome como base el mejor convenio del sector. No a la polifuncionalidad. Impongamos junto al conjunto de la vanguardia obrera un plan de lucha nacional para enfrentar la reforma laboral, tirando abajo la tregua de la burocracia.

 

La situación en nuestro país muestra los efectos de la crisis de forma cada vez más descarnada con un patente aumento de la pobreza, una desocupación que rondaría el 10,5% (en el último mes se perdieron más de 200 mil puestos de trabajo), la capacidad instalada de las fábricas se redujo al 50%, hay miles de suspensiones y una carestía de la vida que sigue en aumento. Y para agravar aún más el panorama hay una dispersión de precios que estarían anticipando una crisis más aguda que el panorama ya descripto.

Con este escenario, al regreso de las vacaciones -con la tarea cumplida de haber contenido a los trabajadores ante el ajuste y descalabro del gobierno de Macri- las distintas alas de la burocracia sindical, salvo la de Barrionuevo, se reunieron en la UMET (universidad que conduce el dueño de Pagina 12 y burócrata del sindicato de porteros, Víctor Santamaría). Estaban presentes más de 50 sindicatos, entre ellos los que siguen al (ex) triunvirato de Héctor Daer, así como los alineados con el Frente Sindical de Moyano, Palazzo y Pignanelli. Allí las distintas fracciones de la CGT definieron, ante la ola de despidos, suspensiones, cierre de fábricas, mecanismos de preventivos de crisis para avanzar sobre las condiciones laborales, el aumento de la inflación y por lo tanto la caída del poder adquisitivo y la carestía de la vida, una “Gran marcha nacional” para el 4 de abril en defensa de las pymes y por la unidad del PJ (al cierre de esta edición Daer y Acuña están poniendo en duda la movilización por el miedo al “síndrome del atril” y que le exijan paro nacional). Según consigna el diario Página 12 la marcha fue “acordada por la totalidad de los gremios de la industria y las organizaciones de las pequeñas y medianas empresas industriales. Se transformará en un paso concreto en lo que denominan como la unidad en acción que está ligado al inicio de la campaña electoral”.

Esto demuestra una vez más el rol de la CGT y a dónde quiere llevar a los trabajadores. No puede haber ninguna salida progresiva a la crisis de parte de quienes la generaron, en este caso las pymes y empresas nacionales, que descargaron la crisis al conjunto de los trabajadores con despidos, quita de conquistas y cierres de fábricas; menos aún del PJ, partido burgués garante de la gobernabilidad del macrismo que le votó todas las leyes para ajustar, obviamente con la complicidad de las otras variantes opositoras pequeño burguesas como los K y el Massimo. Es un intento más de la CGT de huir de los métodos de la clase obrera y diluir el potencial de nuestra clase detrás de variantes burguesas, llevando todo al terreno electoral, donde cada burócrata tiene su posible candidato, que van desde Lavagna, pasando por Massa, hasta Cristina. Esto es una descripción de la política de la CGT, pero no debemos olvidar que los restos de la CTA siguen la siguen como simples subordinados ante la crisis de esas centrales.  

El gobierno de Macri está en un momento crítico como garante de los intereses de los negocios de la burguesía, de hecho, es el FMI quien dirige los principales resortes de la economía. Ese mismo FMI, que en su última visita hizo una especie de casting para elegir al próximo verdugo en las elecciones presidenciales y todos los posibles candidatos les rindieron pleitesía -a lo sumo, en un rapto de combatividad, dijeron que habrá que rediscutir el acuerdo y nada más. El FMI también se reunió con la cúpula de la CGT, mostrando quién dirige el país y a quién responde la burocracia sindical. Después de esa ronda, el FMI planteó que apoyará al futuro gobierno que salga elegido en las urnas, es decir, que gane quien gane, sería como “tal al gobierno, el FMI al poder”. Ante una nueva corrida del dólar en los últimos días, el FMI habilitó la posibilidad de liquidar dólares, que favorecen obviamente a los que fugan capitales para tratar de ir a un escenario electoral sin sobresaltos, cuestión que está por verse por el nivel de la crisis nacional.

En este escenario de crisis, donde el gobierno de Macri ha fracasado y se ven signos de implosión de la coalición de Cambiemos, como es el caso del adelantamiento de las elecciones en varias provincias aliadas al gobierno por miedo de quedar pegados al deterioro de la imagen del presidente y la ruptura de cambiemos en Córdoba, bastión que permitió el triunfo a Macri en las presidenciales del 2015, sumado al descalabro de la economía en todas sus variantes, hace que entremos a un escenario electoral donde el macrismo que detenta el poder está muy debilitado y sostenido sólo por el FMI -que es una mediación muy fuerte, pero puede soltarle la mano en un segundo.

La CGT, aliada a los sectores empresariales, a los partidos burgueses y con la venia del FMI y del Papa Francisco, ya no sólo se ubica en el terreno de contener a las masas en medio de una crisis que sigue avanzando, sino que es una pata importante en la necesidad de sostener el régimen burgués y el semi Estado, ante el nivel de descomposición que han llevado las distintas variantes burguesas su dominación de clase.

Los empresarios, ante el debilitamiento del poder gubernamental de Macri, que no logró imponer la reforma laboral, han comenzado el ataque a las condiciones laborales en alianza con la burocracia sindical, con las extorsiones de los despidos (como en Pilkington, para nombrar solo una de las tantas), suspensiones, como en las automotrices, rebajas de salario y con los mecanismos legales como el preventivo de crisis para conseguir su objetivo, que es descargar la crisis en los trabajadores y negociar con el gobierno nuevo subsidios o rebaja de impuestos. Otras empresas multinacionales directamente han cerrado las fábricas, como el caso de ex Nidera (Cofco), de capital chino, donde la Federación Aceitera y el sindicato de Capital cerraron el conflicto con la gran mayoría de los trabajadores despedidos, sin una lucha centralizada y ni una medida nacional del conjunto de la rama para parar esos despidos. Los trabajadores aceiteros que bancaron el acampe frente a la planta y que han dado muestra de lucha en varias ocasiones, están pagando la alianza de la Federación Aceitera con la burocracia sindical de los Moyano y Palazzo.

El preventivo de crisis se utilizó en la década de los ’90, en la época menemista, para permitir que las empresas despidan con el 50% de indemnización y puedan modificar las condiciones de trabajo para supuestamente paliar la crisis. Según datos de la Secretaría de Trabajo ya se han presentado más de 450 preventivos de crisis, el más reciente es el de la empresa Monsa, donde está el cuerpo de delegados de la 60 de la UTA.

Una de las empresas que ha solicitado el preventivo de crisis es FATE, de la rama del neumático, el holding de Madanes que además dirige la empresa Aluar y otras empresas importantes y que es obvio que no tiene crisis, sino que busca, por una parte, derrotar al sindicato recuperado del SUTNA e imponer sus condiciones en FATE y por otra además busca negociar con el gobierno de Macri nuevas condiciones de negocios ante el avance de la competencia internacional y el nivel de crisis de la economía argentina. No le basta con la devaluación fenomenal del peso que licuó gran parte de los salarios y benefició las exportaciones en dólares de sus empresas.

 

Por un programa obrero de salida a la crisis

 

La CGT ya definió sus objetivos y su programa para este periodo, es tarea de los revolucionarios contraponer nuestros objetivos y nuestro programa para no permitir que lleven al conjunto de los trabajadores detrás de los verdugos históricos de nuestra clase y foguear una vanguardia que imponga un programa de salida a la crisis, mostrando en las acciones y los métodos la potencia de los trabajadores en el enfrentamiento al macrismo, el FMI y sus aliados de la CGT y los partidos patronales.

Va a ser una lucha testigo la de FATE ya que la dirección del SUTNA está en manos de un ala antiburocrática y dirige el PO. Por eso es central lanzar una campaña nacional en contra de los preventivos de crisis y desenmascarar al conjunto de los trabajadores el rol del gobierno y los empresarios en la explotación de nuestra fuerza de trabajo. La apertura de los libros de contabilidad, la necesidad del control obrero de la rama, y mostrar a los trabajadores ante la amenaza de los despidos que en la rama del neumático pueden trabajar mucho mas trabajadores imponiendo la escala móvil de horas y de salario al conjunto de la rama no solo del neumático sino de la industria automotriz. Es decir, mediante la dirección del SUTNA desarrollar al interior de las otras fabricas como Firestone y Pirelli un debate de fondo para paralizar toda la rama e impedir el ataque a FATE e iniciar un proceso de discusión programática opuesto al programa de la burocracia sindical que solo busca la conciliación de clase con los patrones y el estado.

Es central que, ante los acontecimiento nacionales e internacionales (el proceso de crisis nacional es expresión de la situación internacional), los revolucionarios intervengamos con el objetivo de preparar la lucha por el poder, con un programa transicional que permita dialogar con un sector de los trabajadores sobre cómo enfrentar la crisis.

Tenemos que atacar la base de todo régimen burgués, es decir, la producción. Somos los trabajadores quienes podemos parar los tarifazos, los despidos y demostrar que, ante el caos capitalista, podemos organizar la economía sobre otras bases.

Debemos recuperar los sindicatos para ponerlos en función de la lucha y ampliar sus funciones en la necesidad de organizar la economía. Para organizar la economía sobre otras bases, debemos desorganizar a la burguesía en la producción, tarea central del movimiento obrero industrial; y los estatales deben desorganizar el aparato burocrático que es el estado. Peleamos por la destrucción del estado y no para mejorar su maquinaria. Es de vital importancia propagandizar al interior del movimiento obrero la naturaleza del estado que es burgués y que es un aparato burocrático militar para oprimir a nuestra clase.  Por eso es central pelear por la independencia de los sindicatos del estado. Hay que pelear para tirar abajo el pacto de Macri, los gobernadores y el FMI, y reabrir las paritarias en las ramas en las que ya se firmaron, ante la escalada de la inflación. Con asambleas en los lugares de trabajo para imponer un paro nacional activo, ocupación de las fábricas ante despidos y ocupación de los ministerios. Por delegados paritarios para negociar con las empresas, y convenio único para terminar con la tercerización. Preparar un Congreso de Delegados de Base con mandato para impulsar un programa de salida a la crisis. Plenarios de la Oposición en las distintas ramas para conformar una oposición sindical revolucionaria.

Ya todas las alas de la burguesía y la pequeña burguesía están en clave electoral, las elecciones son un escenario burgués donde estas alas se sienten a gusto. Pero aun la bronca de las amplias masas no se ha canalizado hacia las urnas, y se están desarrollando en las fábricas y lugares de trabajo luchas de distinto tenor contra los ataques de la patronal y el gobierno, es decir que predisposición a la lucha existe, debemos organizar y preparar en los lugares de trabajo la necesidad de un paro general que vaya en la perspectiva de derrotar a este gobierno y destruir esa envoltura democrática a la que pretenden llevarnos.

Debemos intervenir con todas las fuerzas en esta coyuntura, para abrir una deliberación en la clase obrera, para que podamos discutir un programa transicional que logre enfrentar a nuestros enemigos de clase y a nuestros enemigos en nuestras propias filas, la burocracia. Para desarrollar las condiciones para construir el partido revolucionario.

 

El salto del dólar de principios de marzo viene a ratificar la debacle económica en que está sumido el país. No es necesario repetir las cifras de la inflación que crece mes a mes, de la recesión, la devaluación y la crisis industrial. Las consecuencias sociales son también evidentes. El gobierno está francamente en crisis. A falta de una base social sólida, su único apoyo viene del FMI, que en los hechos dirige la política económica de la Argentina capitalista.

Es importante señalar que, con sus millones y su programa de “estabilización monetaria”, el FMI no sólo imparte órdenes al PRO y a la maltrecha coalición Cambiemos; también el conjunto de la oposición patronal ha sido disciplinada por el organismo imperialista. Desde el Peronismo Federal y sus nuevos aliados del “progresismo” del PS y el GEN, hasta los K con Kicillof como vocero, pregonan el respeto por el repago de la deuda externa. Eso sí, luego de una renegociación, que a las claras es inevitable hasta si retuviera la silla de Rivadavia el buitre amarillo Macri.

De hecho, las “renegociaciones” las viene haciendo el propio gobierno desde el fracaso del 1º plan propuesto el año pasado. La última la encabezó el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en su gira por EE. UU. la semana del 11 de marzo, donde fue a pedir más margen para el control del dólar tras la última corrida en busca de un guiño favorable en la carrera electoral. Obtuvo la autorización imperial para que el Tesoro venda U$S 9.600 millones con fines fiscales, no cambiarios, es decir, un artilugio para eludir la prohibición de intervención del Banco Central en el mercado cambiario cuando la cotización del dólar permanezca dentro de las bandas de flotación libre, entre un mínimo y un máximo (El Cronista, 14/3). El gobierno pretendía conseguir autorización para acotar el espacio entre las bandas, mientras los sectores más ortodoxos y técnicos del Fondo defienden la flotación libre pura, sin bandas. Finalmente, Dujovne consiguió el OK para buscar mantener bajo control el dólar a través de este acuerdo, que está por verse si será suficiente para maquillar hasta las elecciones la crisis estructural de la economía semicolonial que enfrenta el gobierno. La parada en Washington no fue trivial: además de una sede del FMI ahí está la Casa Blanca, sede del gobierno yanqui, los que inclinan la balanza dentro del Fondo para que éste continúe sosteniendo al macrismo. Es parte de la estrategia trumpista de recuperar posiciones en Latinoamérica.

 

El dólar y el garrote

El disciplinamiento a las fuerzas políticas burguesas que impone el imperialismo a través de los dólares del fondo es parte del plan burgués anclado en intentar meter todas las contradicciones generadas por la debacle económica y social en la trampa de las elecciones de la democracia para ricos. Para esto, han elaborado un extenso calendario de elecciones municipales y provinciales hasta llegar a las PASO, a las presidenciales de octubre y, eventualmente, al ballotage. El señor Cardarelli (FMI) vino a hablar con todos los personajes de la política patronal para intercambiar opiniones sobre el tema. También conversó con la burocracia sindical de la CGT, que está claramente disciplinada, como muestra su tregua y el plan de llevar todo a las urnas detrás de alguna variante peronista, como sistemáticamente declaran sus principales dirigentes. Hasta vacilan en el llamado a la inocua marcha del 4 de abril, por el temor de los sectores más dialoguistas de que una acción típica de descompresión de la burocracia pueda servir para que se exprese la bronca de las bases obreras o para la intervención independiente de la vanguardia.

Vemos entonces un rol más político del FMI, que se preocupa no sólo de los fríos números de la especulación financiera y de que le devuelvan los dólares de los préstamos, sino también de aportar a una salida política desde el punto de vista burgués. Así las cosas, el rol de Macri queda reducido al de mero administrador del ajuste, que se limita a enviar a sus emisarios como Dujovne a regatear medidas limitadas que apuntan a evitar que empeore su imagen en el año electoral para intentar retener su lugar en la Casa Rosada. Sin embargo, lo central no son este tipo de medidas sino lograr el avance del fortalecimiento del aparato de represión del Estado burgués, último resorte de la burguesía y el imperialismo para lograr hacer pasar la agenda de reformas que tienen pendientes: completar la reforma previsional, imponer la reforma laboral, avanzar en las reformas educativas y sanitarias, etc.

 

Danza de candidatos

La crisis económica y el acelerado deterioro del poder del presidente se replican en los cada vez más frecuentes cuestionamientos provenientes de los sectores patronales. Y esto también se refleja en el armado Cambiemos, con un ala de la UCR desafiando los designios electorales de Macri en diferentes provincias. Desde el desdoblamiento de las fechas electorales provinciales en Corrientes, Jujuy y Mendoza, hasta la derrota del “colorado” McCallister en La Pampa y la directa desaparición de Cambiemos en Córdoba por el desafío de los radicales alineados detrás del intendente de la capital, Mestre.

En el peronismo huelen sangre y también se aprestan a definir una candidatura capaz de ganar la presidencia. El kirchnerismo intenta consolidar una alianza con el PJ, unidad a la que se han sumado hijos pródigos, provenientes del viejo duhaldismo, como Alberto Fernández y Felipe Solá. Schiaretti, Pichetto y Urtubey, del peronismo federal, aparecen como el ala dura que pone a Kristina como límite, aunque ya hemos visto lo flexible que son los límites de los políticos patronales. Massa es un gris entre estas 2 líneas pejotistas.

El verano también hizo aparecer a la figura de Lavagna, ex ministro radical, duhaldista, K y luego nuevamente candidato de la UCR. Uno de los llamados “expertos” capaz de ponerse todos los trajes, además de ser uno de los arquitectos de las anteriores “renegociaciones” con el FMI bajo Néstor. Lavagna aparece como el candidato del establishment y con un discurso de unidad nacional, contando con el apoyo de parte de la burocracia sindical peronista (Barrionuevo), un sector de la UCR, un sector del PJ y el progresismo criollo. Para lograr armar su proyecto, debería buscar la forma de dirimir cargos con el sector por ahora más cercano a su espacio, es decir, el peronismo federal.

El contenido de estos reacomodamientos es, al tiempo que intentan meter a las masas en el escenario electoral, preparar al sector burgués encargado de cumplir con el FMI a partir del 2020, cuando hay que empezar a pagar los préstamos. Ninguno de estos personajes puede garantizar algo diferente al avance del ajuste y la ofensiva para descargar la enorme transferencia de plusvalía que la burguesía se ha comprometido a realizar a favor del imperialismo en el próximo período.

 

Perspectivas de la lucha de clases

Mientras se profundiza la recesión y las políticas exigidas por el Fondo afectan a sectores patronales aliados al gobierno (ejemplo, retenciones a las exportaciones), las patronales buscan negociar a través de medidas como los preventivos de crisis o el cierre de plantas específicas. Pretenden lograr concesiones de Macri y/o de la burocracia sindical, para que los trabajadores paguemos la cuenta de su bancarrota, que en muchos casos es un simulacro (Coca Cola, Cofco ex Nidera, automotrices). Al mismo tiempo, la caída del salario real de 2018 no piensan compensarla y las próximas paritarias estarán mediadas por la política electoral, por un lado, y el avance de la recesión con inflación por el otro. Están planteadas luchas duras, en medio de la tregua de las centrales sindicales.

En este escenario, el electoralismo de la izquierda es doblemente criticable, ya que no preparan a la vanguardia para las tareas que se le presentan. Volveremos a ver cómo el FIT y sus corrientes integrantes, así como el Nuevo MAS, convierten el programa de transición en una plataforma electoral, basada en medidas a ser tomadas por el Estado burgués. El primer paso es alertar contra la trampa, y poner foco en la necesidad de romper la tregua de la burocracia y armarnos con un programa de transición que de respuesta a los ataques de las patronales y los gobiernos.

Contra los preventivos de crisis, levantar la apertura de los libros de contabilidad y el control obrero de las ramas por los delegados y las internas combativas. Mostremos que las crisis que denuncian los empresarios no son tales, o si existen, de quién es la responsabilidad y declaremos la bancarrota de un sistema social en putrefacción. Contra los despidos y suspensiones, impongamos las escalas móviles de horas de trabajo y salarios y la reincorporación de todos los compañeros despedidos. Por la efectivización o pase a planta de todos los compañeros precarizados. Para enfrentar los tarifazos y la debacle de los servicios de transporte, energía, salud y educación, impongamos el control obrero de esas palancas fundamentales de la vida social.

Para imponer estas reivindicaciones a través de un plan de lucha que comience con un paro general de 36hs. es necesario recuperar los sindicatos de manos de la burocracia. Por un Congreso de Delegados de Base de la industria, los servicio y estatales, que nos permita unificar a la vanguardia en la deliberación de un programa de salida obrera a la crisis. A través de esta actividad de agitación y organización de una vanguardia proletaria dispuesta a enfrentar los designios del imperialismo en América Latina podremos avanzar en la construcción de un partido revolucionario, sección de la IV internacional, herramienta irremplazable en la lucha por el poder de la clase obrera.

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