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Brasil: de la crisis a la descomposición

Domingo, 06 Octubre 2019 20:42

Aún atrapado en el entramado de la institucionalidad burguesa, dictando medidas provisorias (decretos transitorios con fuerza de ley) que luego caen total o parcialmente, ora por la propia ineptitud del gobierno, ora por los roces internos de las camarillas militares y de fanáticos reaccionarios en el seno del Planalto, el gobierno de Jair Bolsonaro no consigue avanzar decididamente en su plan de gobierno ni menos hacer repuntar la economía.

Ya los pronósticos del propio gobierno apuntan a un crecimiento menor al 1 % mientras preparan su plan de privatizaciones a la espera de inversionistas internacionales.

Las mismas cifras oficiales dan un repunte del empleo formal para el mes de agosto ( el primer repunte desde el 2014) de 121 mil puestos de trabajo. La mayoría de este aumento se dá en áreas del comercio minorista, actividades de temporada y trabajadores por cuenta propia. El rasgo distintivo del incremento del la ocupación es la utilización creciente el contrato de trabajo “intermitente”, aquel que fué aprobado con la reforma laboral impuesta por Temer, que estipula como único derecho laboral el pago de la hora de trabajo equivalente al salario mínimo. Estas cifras que pretenden ser presentadas por el gobierno como un síntoma de reactivación económica no son más que una gota en el océano de precariedad y desocupación en el que se encuentra la clase obrera brasilera. De 93,6 millones de ocupados, mas de 33,6 millones son trabajadores informales. El 41.4 % se encuentra subocupado. El desempleo se ubica en 11,8% lo que significa una friolera de 12,6 millones de desocupados, de los cuales casi el 30 % son desempleado crónicos estructurales, que llevan más de 2 años sin encontrar trabajo. Los empleos creados han sido en su gran mayoría con el salario mínimo. En lo que va del 2019 el salario promedio aumentó 1 real! situándose en 2298 reales (unos 520 U$) para aquellos con contrato formal y jornada completa [una vez más según cifras oficiales, dataFolha].

Las disputas abiertas entre las distintas facciones burguesas han ralentizado los planes del gobierno para hacer pasar rápidamente la reforma previsional, la impositiva, así como el ajuste de los gastos estatales para reducir el déficit.. Las constantes negociaciones con los estados federales llegan a puntos muertos. Ya los prefectos de varios Estados completamente desbordados por la crisis, y sin poder cumplir con el techo de gastos, ensayan fórmulas para plantear una reducción de jornadas y salarios para los empleados públicos, descargando la crisis sobre este sector de trabajadores.

El pesimismo de la burguesía brasilera se hace sentir. Ya ha perdido la euforia inicial y no espera que el plan, impuesto por el imperialismo y el FMI, de ajuste y reformas estructurales vaya a surtir efecto alguno. Y es que las perspectivas de profundización de la crisis internacional y una potencial entrada en recesión de la economía norteamericana, vuelven obsoletos los planes del gobierno de Bolsonaro de alineamiento incondicional al amo del norte. Y es que sus desvarios diplomáticos enfrentándose a la burguesía “ecologista” del imperialismo europeo, respaldándose en la administración trumpista, apoyado en los sectores financiero, agropecuario y minero, tiene como base el intento de la reactivación de la mano del capital financiero que ve como riesgosas las operaciones de inversión pese a los ofertones privatizadores en marcha (como el plan de licitaciones del presal para la explotación de hidrocarburos en el litoral). Baste como ejemplo el congelamiento en el reparto de dividiendos a los accionistas de la empresa Vale, quien a principios de año provocó en una de sus explotaciones en Mina Gerais la ruptura de un dique de contención de relaves ocasionando, según registro creciente, 249 muertos y 21 desaparecidos, además de los daños generados en las poblaciones colindantes. Situaciones como ésta, sumadas a la deteriorada infraestructura productiva, llevan al gigante sudamericano a un espiral de crisis sin salida.

Esta situación de estancamiento está reavivando las disputas interburguesas que ya comienzan a deslizarse al interior de las instituciones burguesas mostrando toda la descomposición del semi-estado brasilero como es la justicia, donde el el STF (supremo tribunal federal) sigue siendo un protagonista de las componendas interburguesas; hoy se encuentra revisando irregularidades en los procesos del Lava Jato no sólo apuntando al actual ministro de justicia (Moro) sino evidenciando la podredumbre de las instituciones semicoloniales.

La ofensiva reaccionaria

La presencia de las camarillas militares en el Planalto y la presión imperialista han desatado una fuerte ofensiva reaccionaria. Al ensayo de intervención del ejército en Rio de Janerio, algo sugerido directamente por el departamento de Estado norteamericano para varios países de la región, hay que sumarle el incremento de los asesinatos tipo “gatillo fácil” de la Policía Militar, además de milicias civiles que gozan de impunidad para actuar. La muerte por ráfagas policiales de Ágatha, una pequeña de 8 años, se suma a los 16 niños masacrados por la PM. En sólo lo que va del año se han registrado la friolera de 1250 muertes a manos de agentes represivos del Estado. Recordemos también a la consejal del PSOL Marielle Franco y Anderson Gomes asesinados por grupos paramilitares cercanos a la familia presidencial en marzo del año pasado.

Luego de la muerte de Ágatha el gobernador de RJ, Wilson Wizel retiró el incentivo monetario a los efectivos de la PM por “disminución de muertes de civiles en procedimientos”, dando con esto carta blanca para profundizar esta línea. En este contexto el ministro de justicia Sergio Moro se encuentra tramitando en el congreso un “paquete anticrimen” que contempla la reducción a la mitad de la pena carcelaria de los militares o PM que asesinen en servicio.

En momentos donde se profundiza la descomposición de la sociedad burguesa, la esencia del Estado burgués se manifiesta descarnadamente. La única política realista ante esta ofensiva represiva es luchar por la destrucción del Estado quebrando sus fuerzas de represión, la disolución de las fuerzas represivas como la PM y el fraccionamiento del ejército.

Esta orientación represiva viene acompañada de un ataque persistente hacia las organizaciones obreras y del movimiento de masas. Como ejemplo, el intento de desmantelamiento de movimiento sociales como el MST donde uno de sus principales asentamientos en Pernambuco, con 556 hectáreas, que posee viviendas, escuelas y hasta pequeñas unidades productiva está en vísperas de desalojo en un cambio de rumbo en la orientación del Estado burgués que regimentó dicho asentamiento en el pasado.

Además los ataque constantes al financiamiento de los sindicatos y las organizaciones estudiantiles, no sólo constituyen un ataque a las organizaciones sino que ponen en entredicho la relación de estas organizaciones con el Estado y la imperiosa necesidad de luchar por la independencia del mismo.

 

Recuperar los sindicatos, forjar un programa obrero

La crisis de dirección revolucionaria se pone de manifiesto con agudeza en las distintas luchas obreras que resisten los ataques a los convenios, a las privatizaciones, a los planes de precarización, quite de conquistas, despidos etc. Un ejemplo de ello fue la lucha de los trabajadores de Correos donde el proyecto de privatización dejará miles en la calle. La dirección de la FENTEC y la FINDECT, convocó a huelga por tiempo indeterminado el pasado 11 de septiembre, la que según la propia burocracia fue “la mayor huelga en la historia de la categoría”; la misma fue levantada el día 17 con las manos vacías aceptando el llamado a conciliación del TST (tribunal superior del trabajo). El 24 de septiembre los trabajadores de San José do Campos-SP de la empresa Embraer (en proceso de venta a Boeing) entraron en huelga por tiempo indeterminado por aumento salarial y defensa del convenio colectivo. El día 25 la dirección levantó la huelga por los enfrentamientos entre los huelguistas y la PM que disolvía el piquete en la entrada a la fábrica. Lo mismo sucedió en la metalúrgica Gerdau, también de SJC-SP, saliendo a huelga el pasado 27 y suspendiendo la misma el 30 por el accionar de la PM, la patronal y los sectores rompehuelgas.

Es necesario impulsar una política activa por la unificación de las filas obreras. Las luchas contra los despidos y por la defensa del salario y las condiciones de trabajo, se enfrentan a cada paso con la crisis y decadencia del capitalismo. Es necesario que la clase trabajadora adopte un programa transicional para dar una salida a la crisis capitalista, enfrentado a la burocracia sindical, recuperando las organizaciones obreras, luchando por imponer el control obrero en las principales ramas productivas, y dirigiendo sus fuerzas para enfrentar al Estado de los patrones, poniendo en pie piquetes de autodefensa en cada huelga.

Lamentablemente corrientes de la izquierda que se reclaman trotskistas centran su orientación en la pelea por las “libertades democráticas” pretendiendo diferenciarse de las corrientes burguesas que luchan por la defensa de la democracia burguesa, en una disputa de “regímenes políticos dentro del Estado”, algo así como una vestimenta mas o menos reaccionaria que asume el aparato estatal según la relación de fuerzas (PSTU-LIT) y otros para consolidar un movimiento democrático que corra por izquierda al PT ante la “crisis orgánica nacional e internacional” (MRT-FT).

Es necesario reagrupar a la vanguardia con un programa revolucionario e internacionalista, que se dirija a influenciar a los sectores concentrados de la producción para una lucha por la independencia de clases, rompiendo con toda concepción nacional de la crisis y la revolución, luchando por la dictadura del proletariado y su extensión internacional. Es preciso que ante los acontecimientos en curso impulsemos una Conferencia Latinoamericana para discutir este programa en la perspectiva de la reconstrucción de la IV Internacional.

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