Imprimir esta página

Una elección colonizada

Lunes, 27 Octubre 2025 20:14
Nacionales | elecciones legislativas
compartir en facebook compartir en facebook compartir en facebook compartir en Google + compartir en twitter compartir en pinterest

El 26 de octubre, en las elecciones legislativas nacionales, el gobierno de Milei obtuvo un triunfo al ganar en las principales provincias del país, especialmente en provincia de Buenos Aires, obteniendo un 41% a nivel nacional. Lo más significativo de esta elección fue el nivel de abstención, que resultó ser el más alto desde 1983. Se calcula que unos 12 millones de personas no fueron a votar. Esto demuestra una crisis muy profunda del régimen político en su relación con las masas, ya que un pilar de la democracia burguesa es la legitimación a través de las elecciones.

El triunfo de Milei expresa que un amplio sector votó al gobierno por el temor a que se acelerara la crisis y por no ver en el peronismo una alternativa ante un escenario catastrófico. Y también muestra, de forma distorsionada, un disciplinamiento por parte de EE. UU., que condicionó su ayuda económica a los resultados electorales. Pero estas elecciones y su resultado sólo han hecho al gobierno ganar algo de tiempo ante una crisis que tarde o temprano retornará de forma más explosiva.

Lo que también se expresó en las urnas ha sido la despedida de los K y que el peronismo intenta despejar el panorama, aunque sigue inmerso en su crisis crónica.

El FITU viene retrocediendo en las últimas elecciones y en esta perdió una representación en la cámara de diputados. Aunque intenten disfrazar de triunfo sus números electorales para consumo interno, es evidente que su política electoral está en crisis y ahora se preparan para intentar confluir con las viudas de los K, con argumentos como “la unidad en la diversidad” o que “con la izquierda sola no alcanza”. El “luche y vote” no funcionó.

Se está configurando otro escenario político dentro del régimen con una mayor injerencia de EE. UU., para sostener algo que está muy inestable. Se podría decir que vamos a una nueva configuración, en la necesidad sostener la gobernabilidad, emulando el sistema de negociación parlamentaria que hay en Brasil, con un sector que se denomina centrão, donde tienen peso los diputados que representan a los gobernadores estaduales (en nuestro caso serían las provincias) y no a los partidos. Pero en el caso de Argentina el que negocia con los gobernadores no es el presidente, sino el representante de EE. UU.

Hay que analizar con más profundidad el proceso post electoral, ya que hay distintos escenarios posibles, y plantear las tareas de los revolucionarios. Si nos impresionamos con el resultado electoral, tomando el voto en general como la voluntad de las masas, parece que el régimen se está regenerando con ayuda del imperialismo y cooperando por la vía institucional, pero no debemos olvidar jamás que en las elecciones se expresan de forma distorsionadas las relaciones de fuerza. En cambio, si nos paramos desde la vanguardia que viene luchando y oponiendo resistencia a Milei, el balance que sacamos es que hay que profundizar la lucha política y la radicalización, es decir, organizar al sector que se fogueó contra Milei desde una perspectiva revolucionaria, batallando contra las tendencias estatistas y legalistas para que rompan de forma programática con los vestigios de confianza en tendencias pequeñoburguesas. Recuperar los sindicatos y echar a la burocracia sindical es una tarea fundamental y urgente para quebrar toda posibilidad de que se reorganice el peronismo como dirección contrarrevolucionaria.

Las oscilaciones electorales de las masas son la expresión de una crisis que un bonapartismo sui generis decadente no puede resolver sin la intervención directa del imperialismo. Por eso hay que reforzar la propaganda revolucionaria y desplegar ofensiva mente un programa de enfrentamiento al gobierno para forjar una nueva vanguardia que comience a sacar lecciones sobre la situación mundial y su expresión en Argentina. Debemos forjar una vanguardia organizada en un partido revolucionario que se prepare para dirigir los próximos combates, que van a ser feroces, ya no sólo contra el gobierno, sino contra el imperialismo y sus aliados.

Ahora el gobierno, como agente directo del imperialismo, va a utilizar a su base electoral (que aún no logra hacer base social) para ir por su verdadero enemigo, la clase obrera. Se viene la reforma laboral y previsional en un escenario recesivo.

Nosotros no luchamos para que después “se vote bien”, luchamos porque queremos destruir al Estado burgués por medio de la revolución obrera y socialista. Somos parte de las luchas que hoy están dando los trabajadores en todo el mundo contra el sistema capitalista. Por eso, ante el grito de los trabajadores europeos llamando a “bloquear todo”, nosotros decimos: ocupar todo para destruir a la burguesía desde su base, la producción.

 

 

 

 

Artículos Relacionados en elecciones legislativas